Varios argumentos se presentaron anoche en contra de la baja de la edad de imputabilidad penal, en una mesa redonda organizada por Proderechos. El presentador Ricardo Sueco Leiva ilustró, basado en los sondeos de opinión pública sobre el tema, que las perspectivas de quienes se oponen a la iniciativa son similares a las chances de un “penal en contra”.

El público, compuesto casi totalmente por jóvenes, primero escuchó a los expositores y luego les hizo algunas preguntas.

Comenzó el historiador Carlos Demasi, que hizo referencia a que en este debate se suele construir una suerte de “edad de oro” en la que “estos temas [de inseguridad] no pasaban”, en referencia a un momento de la historia en el que “las puertas no se cerraban con llave” y “uno podía salir a la calle de noche sin problemas”.

Sin embargo, “nunca existió esa época”, aseguró Demasi, quien planteó que “todas las sociedades tienen un espacio de violencia que es irreductible y si uno mira al pasado, tiende a pensar que ese espacio era mayor”. El historiador explicó que los dos momentos históricos “de oro” que los uruguayos suelen recordar en cuanto a seguridad son el Uruguay neobatllista de la década del 50 y la última dictadura. “En aquella época no pasaban esas cosas”, ironizó.

Según recordó, a fines de los 40 y comienzos de los 50, Montevideo sufrió varios cambios, ya que mientras el sector agropecuario estaba estancado, la industrialización basada en la sustitución de importaciones avanzaba. En ese marco, la inmigración del medio rural al urbano aumentó y en la periferia de Montevideo se formaron los denominados “cantegriles”.

En esa época, recordó, comienza a aparecer en la prensa la delincuencia de menores bajo el nombre poco feliz de “infanto-juveniles”. Ya en esos años se hablaba de endurecer las penas y hasta aparecieron “voces que pidieron la restauración de la pena de muerte”. “La sociedad uruguaya de aquella época reaccionó mejor y no le abrió las puertas” a esos reclamos, valoró Demasi.

Luego, a principios de los 60, el protagonismo de las crónicas policiales lo tuvieron las bandas de delincuentes de los argentinos, que después serían sustituidas por las acciones de los tupamaros, hasta que llegó la dictadura. “Allí era difícil informar sobre hechos delictivos si no se tenía autorización especial; la información estaba acotada”, aclaró Demasi, y dijo que en ese momento “más allá de que no había garantías para ningún ciudadano, la delincuencia siguió siendo la misma de siempre”.

Tanto en los 50 como a fines de los 80 -cuando los medios registraron otra oleada de delincuencia-, la represión era muy fuerte y la prensa registraba que en aquellos momentos las cosas no mejoraban.

Demasi concluyó que “cada época forma a sus delincuentes” ideales, “no por medio de la actividad social, sino de la prensa”. “Este problema siempre tiene la misma interpelación, siempre genera un tipo de respuesta similar, que siempre ha fallado”, fundamentó.

Cosas del cerebro

El segundo orador fue Luis Barbeito, director ejecutivo del Instituto Pasteur de Montevideo. Su exposición estuvo centrada en el desarrollo del ser humano para mostrar, tal como expresó, que “el cerebro de un hombre madura luego de los 20 años”. Explicó que las hormonas sexuales, que tienen un rol importante en el desarrollo sexual del feto, pierden su actividad durante la niñez hasta la pubertad, en la que en el cerebro se realiza una “poda masiva” y “sináptica” de neuronas, que significa una remodelación importante, una suerte de mapa de su “cableado” que luego se desarrollará con los años.

Ese “cableado” no está desarrollado en la juventud del individuo, y el lóbulo frontal, que es el sector del cerebro en el que se miden las consecuencias de los actos, no está desarrollado en los adolescentes. “Por eso el número de accidentes en los jóvenes es alto”, expresó. En ese marco, también resaltó que el cerebro adolescente tiene “predilección donde hay caos, problemas y adicciones” y “es fácil de reclutar por los adultos para hacer cosas ilegales”. Barbeito concluyó que el cerebro adolescente está “en construcción” y, en ese marco, “llevarlos a los jóvenes a ambientes complicados es asegurar que ese cerebro se vaya a cablear con las reglas de ese lugar. Hay que buscar lo contrario”.

La charla la cerró el publicista Gonzalo Ehyerabide. Admitió que la campaña del sí a la baja “se viene realizando bien y con una gran cobertura de prensa”. Dijo que la recolección de firmas implicó una iniciativa con un “nudo melodramático” en el que, por el contrario, ningún político contrario podía hacer campaña contra la recolección de firmas porque es algo antidemocrático. En ese marco, interpretó que el senador Pedro Bordaberry, principal impulsor de la reforma, “tenía mucho para ganar y poco para perder” en un momento de crisis del Partido Colorado, e incluso destacó que la instancia tuvo el atractivo novedoso de presenciar “qué tan efectiva era la derecha juntando firmas”.

El tema de la seguridad, según entendió, “es el preferido de la derecha en el mundo, y en el que la izquierda nunca sabe qué decir”. “Fue una jugada lúcida de Bordaberry”, expresó, para luego señalar que en la vereda de enfrente, la campaña de quienes no quieren bajar la edad de imputabildiad ni siquiera ha comenzado. Ehyerabide entendió que si bien los medios “amplifican todo” (en gran parte por busca de “rating”), el problema de la seguridad “está” y no debe ser el objetivo de la campaña.

Planteó, en cambio, que ésta debería apuntar contra la asociación “inseguridad-minoridad infractora”, que ha sido el “relato construido” por quienes impulsan la reforma. Al final de su exposición, opinó que el problema social de fondo es una inseguridad con la “estabilidad” en los vínculos que se conforman a la hora de “construir lazos” entre las personas. “Nadie se compromete con algo y eso nos da inseguridad en nuestro futuro”, graficó.

Ehyerabide agregó que muchos de los principales líderes del oficialismo están en cargos de gobierno y no pueden hacer campaña. Además, vaticinó, en las próximas elecciones si la izquierda está complicada para ganar un tercer período, “estos temas no los va a tocar”.

Luego hubo preguntas del público. Demasi expresó que no había que ser pesimista con la situación, porque quienes están en contra de la baja todavía no habían comenzado su campaña, aunque propuso empezar a tomar acciones para revertir la situación de la opinión pública. En ese marco, tanto el profesor de historia como Ehyerabide plantearon reflotar la figura de la ex ministra colorada de Educación y Cultura Adela Reta, quien mientras ejercía ese cargo, a fines de los 80, se opuso firmemente a la baja de la edad de imputabilidad, algo que ya se discutía por aquellos años.