Según coincidieron en señalar a la diaria funcionarios de los ministerios de Relaciones Exteriores y de Defensa, existen varios obstáculos para que las negociaciones para la concreción de un acuerdo marco de Defensa que sustituya al de 1953 puedan llegar a buen puerto. Para empezar, los modelos propuestos en primera instancia por ambos países son muy distintos.

Distintas lógicas

El 18 de abril, la comisión de Asuntos Internacionales del Senado aprobó el acuerdo logístico con Estados Unidos. Posteriormente, la bancada del FA resolvió no discutirlo en cámara, y el acuerdo quedó en suspenso. El texto sigue figurando como si estuviera a estudio de la comisión. Reynoso advirtió que si el acuerdo no se aprueba cesará la cooperación logística de su país con Uruguay. Consultado al respecto por la diaria, el subsecretario de Defensa, Jorge Menéndez, aseguró que Uruguay es “un país soberano” y que “no nos manejamos en esos términos”. “Nos basamos en los principios de soberanía e independencia, y ése es nuestro camino”, remarcó.

El de Estados Unidos es similar a los acuerdos tipo que ese país ha firmado con otros de la región. Por ejemplo, con Colombia, firmó un acuerdo que preveía la instalación de bases estadounidenses en ese país, que generó críticas por parte de varios países de la Unión de Naciones Suramericanas y que finalmente fue declarado inconstitucional por la Corte Suprema colombiana. El propio acuerdo logístico en Defensa entre Uruguay y Estados Unidos, que está a estudio del Parlamento y que la bancada del Frente Amplio (FA) decidió dejar en suspenso, prevé el apoyo a la construcción y las operaciones en bases como parte de la cooperación. En una entrevista con la diaria el 22 de mayo, la embajadora de Estados Unidos, Julissa Reynoso, afirmó en respuesta a este punto que su país no tiene “ningún plan, ninguna intención y ninguna idea secreta de poner ninguna base militar en Uruguay”, y que si el gobierno de José Mujica se sentía “incómodo” con ese “término”, que lo “quitara”.

El acuerdo de Estados Unidos con Colombia, denominado “Acuerdo Complementario para la Cooperación y Asistencia Técnica en Defensa y Seguridad” y firmado en 2009, durante el gobierno de Barack Obama, establecía que Colombia permitiría a Estados Unidos el acceso y uso de sus bases aéreas y navales. Disponía además que las aeronaves de Estados Unidos serían autorizadas a entrar al territorio colombiano y que Estados Unidos podría instalar “estaciones receptoras por satélite para la difusión de radio y televisión”. En el marco de las negociaciones por el acuerdo marco, Uruguay le hizo una contrapropuesta en la que proponía un modelo de acuerdo similar al que firmó ese país en 2010 con Brasil. Éste dispone la cooperación entre las partes en asuntos relativos a la investigación y el desarrollo en temas de Defensa, apoyo logístico y adquisición de productos y servicios de Defensa, intercambio de experiencias sobre misiones, y participación en entrenamiento y ejercicios militares conjuntos. Dispone expresamente que las partes se comprometerán a respetar los principios de igualdad soberana de los Estados, integridad e inviolabilidad territorial en la intervención en los asuntos internos de otros Estados. No menciona la palabra “bases”. Brasil dejó sin efecto en 1977 el acuerdo de Defensa que tenía con Estados Unidos, que databa de 1952. El acuerdo de Estados Unidos con Uruguay -aún vigente- también es de esa época.

Estados Unidos hizo una contrapropuesta, aclarando al mismo tiempo que el acuerdo con Brasil fue particular, por tratarse de un país con relevancia mundial. Según las fuentes consultadas, subsisten diferencias importantes para alcanzar un consenso. Estados Unidos insiste en presentar el acuerdo como una continuidad del suscrito en 1953, algo que Uruguay rechaza.

El lunes, en una conferencia en la Fundación Vivian Trías, el diputado del Partido de la Victoria del Pueblo Carlos Coitiño afirmó que el FA tiene en estos temas una “pasividad política que no tiene explicación”. Recordó que “uno de los principios fundamentales del FA es el antiimperialismo”. “¿Por qué el FA, con una definición antiimperialista, sigue comprometiéndose con EEUU? ¿Estamos planteando otro programa? Que lo digan, porque es mejor eso que discutir con el silencio”, manifestó.