Una especie de platea con todo el equipo de dirigentes de Alianza Nacional (AN) la esperaba a ella, en el escenario montado ayer en la sede del sector, en la esquina de Colonia y Julio Herrera y Obes, donde se oficializó su incorporación a la agrupación.

La diputada Ana Lía Piñeyrúa, sin dudas la estrella de la noche, se hizo esperar bastante, mientras los dirigentes aliancistas se acomodaban en las sillas y otros militantes llegaban al lugar. Finalmente llegó el momento: Piñeyrúa salió de un pequeño cuarto ubicado al costado del escenario, tal como un jugador de fútbol que sale del vestuario a la cancha, recibida por los aplausos del público.

Piñeyrúa respondió el gesto con besos a casi todos los integrantes de la platea, que a esa altura ya incluía a los dirigentes más conocidos de su agrupación, Concordia Nacional, como el diputado suplente Hernán Bonilla y el edil capitalino Felipe Paullier. Al último que saludó con un beso fue al líder aliancista, Jorge Larrañaga. Ambos posaron durante algunos minutos para las fotos.

El primero en hablar fue Larrañaga. Destacó, entre otras cosas, que la ex ministra de Trabajo y Seguridad Social es una “prestigiosa compañera” y subrayó que además se incorpora “a su grupo”. El senador recordó la “altísima votación” que la diputada obtuvo como candidata a la Intendencia de Montevideo en los comicios de 2010, más allá “de las dificultades que nuestra colectividad política ha tenido” en la capital del país.

También recordó la importante votación que obtuvo el año pasado la juventud de Concordia Nacional, bajo la lista 2012, y culminó haciendo referencia a su nacimiento político bajo “el ala wilsonista”, un origen compartido con muchos referentes del aliancismo.

Después de eso le tocó hablar a Piñeyrúa, cuyo discurso fue bastante más extenso que el de Larrañaga. En primer lugar, resaltó que en la sede de AN se reencontraba con “compañeros” con los que había “compartido militancia juvenil en épocas tempranas”, momentos que fueron, según dijo, “de más dolores que alegrías”. “Me siento parte de todos ustedes, porque tenemos un pasado en común”, resumió.

En otro pasaje de su intervención, Piñeyrúa recordó a su padre, que “nunca dejó de votar a Jorge” Larrañaga, y agregó que todavía conserva una foto suya de las elecciones de 2004, en la que llevaba un gorro que decía “Larrañaga”. Por otra parte, ratificó que apoyará la candidatura del diputado Jorge Gandini a la Intendencia de Montevideo en mayo de 2015. Después intentó desmentir las versiones que vinculaban su alejamiento de Unidad Nacional con la falta de respaldo a su eventual candidatura a la intendencia capitalina por ese sector. “La actividad política no es una simple competencia por cargos y posiciones, y quienes así la conciben quieren poco a la democracia”, afirmó.

Después de eso, recordó que Larrañaga obtuvo la mejor votación del Partido Nacional después del triunfo electoral de 1989 y aseguró que el senador oriundo de Paysandú “conoce el país, sus problemas, y tiene capacidad de diálogo con sus compañeros y con los que no piensan como él”.

Palo y palo

Las críticas al gobierno no podían faltar en boca de una legisladora que siempre se ha caracterizado por ser frontal a la hora de cuestionar las gestiones del Frente Amplio. Ayer le dedicó unos cuantos minutos al tema y arrancó por la política económica.

Piñeyrúa reconoció que se ha completado un ciclo de diez años de bonanza económica, pero se quejó porque la inflación es “el peor impuesto a los sueldos”, y está “alta”. También habló del déficit fiscal (que “no deja de crecer”), del aumento del gasto público, de la educación y de la seguridad (“¿Se imaginan poder hacer los mandados tranquilos, sin mirar para el costado?”). Llamó a recuperar la “dignidad nacional” y enfatizó que los nacionalistas deben denunciar que “se está perdiendo la calidad democrática del Uruguay”.

La diputada enumeró, en este punto, el “desconocimiento de los pronunciamientos populares”, la aprobación “reiterada de leyes que se sabe que son inconstitucionales”, los “cuestionamientos a la Suprema Corte de Justicia”, el “copamiento de su sede”, la “amenaza del juicio político a sus ministros porque sus sentencias no son del gusto” del Poder Ejecutivo, y la indiferencia ante la presencia de representantes de organismos internacionales.

Además, criticó las “amenazas” a los “medios de comunicación”, los “juicios negativos” permanentes hacia éstos y el proyecto de ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. “Son síntomas de un deterioro del principio de separación de poderes, de las libertades y de las bases de la democracia”, resumió. Luego enfatizó que es necesario denunciar esas situaciones: “Hay que decir desde acá que no vamos a permitir más avances sobre la democracia y vamos a trabajar para fortalecer las instituciones que hacen a la vida democrática y a nuestra República”.

Al final del acto, Larrañaga y Piñeyrúa fueron abordados por los medios de prensa. Se le preguntó a la diputada si continuará apoyando la iniciativa de reforma constitucional que pretende bajar la edad de imputabilidad penal, que Larrañaga no apoya. Piñeyrúa contestó que si bien es “público y conocido” que ella en su momento apoyó el plebiscito, debe reconocer que “es un tema que no hemos conversado”. Segundos después, mientras los micrófonos se alejaban, Larrañaga se le acercó y le dio a entender que ella era libre de tomar la postura que entendiera conveniente en ese tema.