La Agrupación Ir del Frente Amplio (FA) organizó ayer un panel sobre la reforma de la salud que se comenzó a implementar en 2007. Participaron la presidenta del FA, Mónica Xavier, el ex presidente del Sindicato Médico del Uruguay Martín Rebella y el presidente de la Federación Uruguaya de la Salud (FUS), Jorge Bermúdez.

Xavier expresó que la reforma de la salud es “la más importante que ha hecho la izquierda”, que conjugó el derecho de las personas “a tener salud”, una serie de transformaciones que “tocan intereses económicos, financieros y corporativos muy importantes”, en un país con “bastante desigualdad entre capital e interior y entre lo público y lo privado”. Explicó que la reforma tiene “tres patas”: una es “cambiar el modelo, que siempre estuvo basado en lo curativo, para que pase a ser preventivo”. La segunda es “la financiación”, por lo que se complementó “el sector público con el privado” mediante el Fondo Nacional de Salud (Fonasa), algo que cambió la situación económica de los prestadores, y la tercera es la gestión, que conjuga “competencia y complementariedad” entre el sector público y el privado.

“Lo que logramos no es suficiente, es sólo el comienzo. La salud no es un negocio, es un derecho”, dijo. Por su parte, Bermúdez destacó “tres virtudes” de la reforma, que son “la política social integradora, la equidad y la mejora de las condiciones de vida de los uruguayos”, pero dijo que se avanzó “mucho en el primer período de gobierno, pero no tanto en el segundo”. Añadió que lo criticaron cuando dijo que “era equivocado que el segundo gobierno diera como por hecha la reforma y sólo se dedicara a administrarla”. “Había que seguir profundizándola, porque hoy la reforma está en zona de peligro. En algunas zonas está estancada y en otras está retrocediendo”, agregó. Para Bermúdez, un “elemento clave” para que el proceso “no retroceda” es “seguir avanzando con participación social”, algo que se intenta hacer desde el PIT-CNT con el lanzamiento del Movimiento en Defensa de la Salud de los Uruguayos, constituido el pasado 30 de mayo. Se trata de “un gran frente social que acompañe el proceso de avance de la reforma, y apurar el tranco en lo que queda por hacer”, explicó. Luego señaló “como autocrítica” que “las pugnas internas” del FA en “el interior del Ministerio de Salud Pública han debilitado ese organismo, la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE), la Junta Nacional de Salud y la visualización de la reforma hacia afuera”. Agregó que “tres ministros en el mismo período sólo había pasado en la época de Jorge Batlle”. “Es algo que es culpa de todos, jugar al clientelismo político y después no saber qué hacer con quienes se le dieron algunos cargos. Algunos se tienen que hacer cargo, empezando por las principales autoridades de gobierno”, expresó. Finalmente, dijo que la reforma “acumula para el tercer gobierno del FA, pero si no comenzamos a desarmar los problemas que hay ahora, se puede trasformar en un búmeran”.

Para finalizar, Rebella, que integra la agrupación Ir, dijo que la reforma debe estar siempre en evaluación y “sujeta a críticas y modificaciones permanentes”. Agregó que un elemento a discutir es el de la financiación y dijo que “aún faltan algunos colectivos” que no aportan al Fonasa y que deberían hacerlo, como militares, policías y municipales. Para Rebella “no deberían existir efectores de salud en los ministerios de Defensa e Interior, sino que militares y policías tienen que entrar al Fonasa y poder elegir los hospitales Militar, Policial u otro efector de salud”. Rebella recordó que ASSE es “la principal mutualista del país” y atiende a 320.000 personas por el Fonasa y a 800.000 “pobres e indigentes”, y que por éstos no recibe “cápitas”. “El monto que recibe es menor a las cápitas de esa población, y eso no es razonable si uno quiere que compita”, agregó, y propuso “capitemos a todos por edad y sexo y recalculemos las capitas” para que ASSE reciba “ingresos por todos los que atiende”.