El grupo Nueva Agenda Progresista, creado recientemente por militantes frenteamplistas afines a la candidatura de Tabaré Vázquez y que cuenta entre otras figuras con la del ex ministro de Economía Álvaro García, realizó ayer de noche una actividad sobre la agenda nacional en materia de derechos humanos. En la mesa estaban el integrante de Ovejas Negras Diego Sempol, la coordinadora de Cotidiano Mujer, Lilián Celiberti, y el director nacional de Derechos Humanos, Javier Miranda. Entre el público había figuras de diversos ámbitos, como el ministro del Tribunal de Cuentas León Lev, el ex defensor del vecino Fernando Rodríguez, el periodista Gerardo Bleier y el escritor Milton Fornaro.

La primera en hablar fue Celiberti, quien planteó, entre otras cosas, que “el pacifismo con el que conviven el pensamiento conservador y el pensamiento de cambio progresista es un problema, no porque esté en contra de la convivencia pacífica sino por el hecho de que eso genera un silencio político que impide el debate público”.

La activista expresó que acepta la posición del ex presidente Vázquez sobre el aborto, pero que le resulta inaceptable que “hiciera acción política con su postura personal, ignorando lo construido por toda su fuerza política”. Celiberti también se mostró indignada porque “no hubo un rechazo enérgico de la clase política por lo acontecido en Paysandú, donde en un local de la Intendencia se violaron derechos de menores”, en referencia a los episodios que culminaron con el procesamiento del ex secretario general de la comuna sanducera Horacio de los Santos.

Sempol arrancó su intervención reconociendo el rol de los movimientos sociales en las últimas conquistas en materia de derechos humanos. “Lograron instalar el tema de estos derechos en la agenda política nacional”, comentó. Sobre el proceso de la aprobación de la Ley de Matrimonio Igualitario admitió que la relación con el Frente Amplio (FA) no estuvo “exenta de conflictos” pero igualmente destacó como mérito de los impulsores de la ley la capacidad de encontrar en esa fuerza política “aliados estratégicos”. Sempol agregó que “cuando la norma ya era un hecho, mucha gente que se oponía dentro de los partidos tradicionales se subió al carro porque iba a salir en la foto, en un buen lugar para la historia”. Más adelante, afirmó que los avances legislativos son “el piso mínimo, pero no alcanza” y que los avances de pensamiento de los movimientos sociales “lamentablemente no se han visto reflejados en las reformas programáticas del FA”.

El militante de Ovejas Negras se refirió a la baja expectativa de vida de la población trans (50 años, según estudios académicos), cuestionó que no se avance en leyes laborales para esa población (dijo que era un “tema gravísimo”) y criticó las propuestas de crear centros de salud para la población LGBT, una idea a la que calificó de “estigmatizadora”.

Finalmente, Miranda afirmó que los derechos humanos se establecen como “discurso público y valioso políticamente” cuando atacan a la clase media, que tiene poder y capacidad de incursionar en la política. “Siempre hubo violaciones, pero las violaciones son violaciones cuando se ataca a un determinado sector que tiene capacidades de movilización política”, reflexionó. Planteó que cuando se habla de derechos humanos hay que tomar en cuenta tres aspectos: la reacción ante la violación, la prevención y la promoción, pero lamentó que esta última “lamentablemente es dejada siempre de lado”. Miranda expresó también que “el término primitivo de la política son los derechos, no las obligaciones” y añadió que “la obligación la tiene cada ciudadano como sujeto social que adhiere a un pacto de convivencia, eso podría explicar incluso los impuestos, que no son una tasa frente a la prestación de un servicio; el impuesto deriva del pacto de solidaridad”.

Luego de una ronda de preguntas, Celiberti afirmó que “el tema productivo con la soja y los agrotóxicos de hoy en nuestro país está hipotecando los derechos futuros por beneficios inmediatos actuales”. Sempol, por su parte, afirmó que “es difícil establecer una agenda de derechos humanos en una fuerza política como el FA, que tiene graves contradicciones internas”. Finalmente Miranda afirmó que “no somos ni mejores ni peores administradores que la derecha, a lo sumo un poco menos corruptos”, y agregó que basarse “en la eficiencia de la gestión a la hora de gobernar es la forma de hacer política de la derecha, nosotros tenemos que enamorar, poniendo nuevas ideas sobre la mesa, y volver a la utopía”. El abogado terminó afirmando que “no todo interés es políticamente legítimo para ser un derecho humano, y ese error lo aprovechan las corporaciones para beneficio propio, disfrazando de derecho fundamental sus reivindicaciones”.