El Operativo 370 -así denominó la Policía al que concluyó con 12 jóvenes detenidos el 24 de agosto, antes de la marcha del Filtro- parece haber terminado en un rotundo fracaso. A las tres mujeres y nueve hombres se les explicó que el motivo de la detención y los posteriores apremios físicos y psicológicos que sufrieron era que se estaba investigando a los que habían originado disturbios en la marcha del 14 de agosto.

Pero la mitad de los detenidos el sábado no había participado en esa movilización. No tenían conexiones con la Plenaria Memoria y Justicia, algo en lo que la Policía insistió, y tampoco están todos vinculados con organizaciones anarquistas. Lo único que tenían en común era que se habían juntado un rato antes de la marcha en La Solidaria, una casa que funciona como espacio social y cultural abierto, en Daniel Fernández Crespo y Cerro Largo.

“Siempre hacemos eso antes de ir a una movilización”, contó a la diaria Juan, uno de los jóvenes detenidos, quien aclaró además que entre ellos hay diferentes grados de compromiso con las actividades del espacio.

Cuando se dirigían desde La Solidaria hacia el Obelisco, punto de partida de la marcha, fueron interceptados por lo menos en cuatro grupos, en distintos puntos del trayecto y en diferentes momentos. “Yo y dos compañeros más fuimos los primeros. Nos agarra en Paysandú y República una camioneta que no tenía ninguna identificación, con personas vestidas de particular que nos apuntan con pistolas y nos ponen contra la pared”, expresó. Después del infaltable cacheo fueron esposados y subidos, dos a la camioneta y uno a otro auto que apareció después. “En la revisación no nos encontraron nada, ni piedras, ni drogas, nada. Lo único que les llamó la atención fue el palo de la bandera que llevábamos. A mí cuando se bajan me dijeron que yo era el que tocaba el bombo en la marcha del 14 de agosto. Y es cierto. Estuve durante toda la marcha tocando el bombo y cantando a cara descubierta”, mencionó.

Los jóvenes fueron trasladados a la Jefatura de Policía de Montevideo en San José y Yí. En el viaje uno de ellos recibió la primera cachetada de la tarde. Uno de los policías comenzó la tortura psicológica y amenazó con “una violación” si esa noche no podía irse a dormir a la casa “con su culito”. Uno de los jóvenes se rio del comentario y de inmediato le descargaron un manotazo en la cara.

En Jefatura una docena de policías los recibieron “refregándose las manos” y los insultaron en forma permanente. “Había uno que estaba vestido como con ropa militar, que era el que más hostigaba. Me dijo que el palo de la bandera me lo iba a meter en el culo, y después cuando nos liberaron nos dijo que camináramos hacia [la avenida] 18 de Julio porque si no, nos metía un balazo en la espalda”, agregó Juan.

“Al principio, mientras nos insultaban, nos preguntaron si habíamos estado en los festejos de Peñarol y uno me preguntó si era manya. Yo le dije que no, que era de River, y el tipo me dijo que no, que yo era de Peñarol, y me dio terrible cachetazo”.

Plantón desnudos

Posteriormente fueron fotografiados. “Cuando a uno lo llevaban a sacarle la foto a otro se lo llevaban a un calabozo, nunca nos veíamos entre nosotros, nos iban rotando. Después nos hicieron desnudar. Me llevaron a un pasillo bien oscuro y un policía me ordenó que me sacara la ropa. Luego me dijo que me pusiera agachado, que levantara los brazos y que si me movía, me iba a romper todo, y me apoyó el caño de la pistola en la cabeza”, recordó Juan. Así estuvo como por 20 minutos, hasta que se acalambró. El policía le dijo que no llevara más palos a las manifestaciones y que de ahora en más llevara un chaleco antibalas porque él lo iba a matar. El palo de la bandera fue un objeto recurrente. A otro joven, mientras le hacían el plantón, se lo “reventaron en las costillas”.

Después vino el interrogatorio, realizado por los mismos policías que los detuvieron en la calle. Las amenazas continuaron, pero ahora eran más formales: una mentira es falso testimonio para la Justicia, está todo filmado y fotografiado. Las preguntas se centraron en la marcha del 14 de agosto y en los incidentes que se dieron sobre su final. Después siguieron preguntas “de corte ideológico: Si participamos en algún grupo, qué frecuentamos, si íbamos a La Solidaria muy seguido; y dijeron que sabían de todas las actividades que se hacían ahí”, expresó Juan.

Les preguntaron con insistencia si conocían a los dos procesados por daños después de la marcha, si pertenecían a Plenaria Memoria y Justicia y si eran anarquistas. Las declaraciones en los interrogatorios fueron escritas por los policías y firmadas por los detenidos. Si bien se los amenazó con ser derivados a un juez, eso nunca pasó. Tampoco tuvieron posibilidad de hacer llamadas por teléfono. Después del interrogatorio, los dejaron en libertad sin mayores explicaciones.

Juan quiere aclarar que en La Solidaria hay muchos que se dicen anarquistas, pero hay muchos otros que no, que “comparten la casa, las actividades sociales y el principio de autogestión” de ésta. Tampoco tienen vinculación con Plenaria Memoria y Justicia, aunque reconocen que coordinan, a veces, actividades con esa organización. Juan explica que en la marcha del 14 de agosto se limitó a tocar el bombo y cantar, y que algunos llevaban las caras tapadas para protegerse de los infiltrados que “filman y sacan fotos”. Ayer el ministro del Interior, Eduardo Bonomi, reconoció en la Cámara de Diputados que la Policía se infiltró en la marcha del 14 de agosto porque recibió información de que se realizarían ataques por parte de grupos ajenos a la movilización contra el Ministerio de Economía y Finanzas y el Centro Militar. Pero Juan informó que la marcha del 24 de agosto también estaba infiltrada, porque “siempre están”.