Pérez y Doreen Ibarra (Frente Izquierda de Liberación, Fidel) argumentaron por la negativa pero votaron a favor, como el resto del Frente Amplio (FA). Los nacionalistas José Carlos Cardoso, Ricardo Berois y Luis Lacalle Pou, con matices, se manifestaron a favor de puntos del proyecto y acompañaron propuestas como el autocultivo, aunque no lo votaron en general. El colorado Aníbal Gloodt-
dofsky (Vamos Uruguay, VU) también argumentó a favor, pero votó en contra por “disciplina partidaria”. Además, Daniel Radío, del Partido Independiente, votó en contra pero hizo una fuerte defensa de la necesidad de acabar con la “lucha contra las drogas” y adelantó su voto por varios artículos, incluido el autocultivo.

Cuando le tocó hablar a Pérez no volaba una mosca. Sin embargo, en sus primeras palabras quedó claro que iba a acompañar con su voto al proyecto, al que, de todos modos, criticó. El texto legaliza el comercio, la producción y el cultivo doméstico de cannabis, dispone las mismas limitaciones en su publicidad y consumo que el tabaco y crea una institución pública no estatal para controlar y regular su aplicación, así como para “reducir los riesgos y daños” del “consumo problemático” de esta sustancia.

Cuestionó que hay “muchos ex” que apoyan este proyecto pero que “cuando estuvieron en sus países nunca aplicaron las medidas”, haciendo referencia, entre otros, al ex presidente brasileño Fernando Henrique Cardoso. Repitió que “la marihuana es una bosta” y agregó que es “enemiga del estudiante, del trabajador y de la vida”, aunque sostuvo que esto será así “con o sin ley”. No obstante, destacó que la bancada del FA incluyó buena parte de sus agregados, que implicaron un refuerzo del proyecto en los aspectos sanitarios: “De 100 que estábamos pidiendo con Doreen Ibarra [el diputado del Fidel que también estaba en contra del proyecto], conseguimos 85. Nuestra hipótesis máxima era conseguir sólo el autocultivo y los clubes de membresía”, admitió. Luego se quejó porque el texto salió del Poder Ejecutivo sin discutirse “ni en un comité de base ni en la fuerza política”.

Tras enumerar efectos negativos de la marihuana, sostuvo que 63% de la población no está de acuerdo con la regulación y recordó que José Mujica había dicho que desistiría de sacar adelante la norma si 60% de la población no la apoyaba. “Es un típico tema que debería ser zanjado por el pueblo oriental”, culminaba su alocución, para agregar que “todavía hay tiempo para generar un diálogo nacional, porque creo que el consenso va a ser una efectiva arma para combatir el narcotráfico”.

Debate abierto

El miembro informante del proyecto fue el diputado del Movimiento de Participación Popular Sebastián Sabini, uno de los redactores del proyecto. Comenzó destacando que hubo legisladores de todos los partidos que presentaron proyectos para regularizar el autocultivo, lo que refleja que la preocupación es de “todo el espectro político”.

Según dijo, la regulación “no es promover el consumo, que ya existe, sino dar garantías a los usuarios, estableciendo mecanismos seguros”, ya que, de lo contrario, deben recurrir a las “bocas”. El mercado del cannabis, que calculó que mueve entre 30 y 40 millones de dólares anuales, “involucra a más de 180.000 usuarios”. También puntualizó que en 2010 hubo 1.600 procedimientos de incautación de cannabis, de los cuales “más de 1.000 fueron por cantidades menores a 50 gramos”. “Un enorme esfuerzo del Estado, totalmente inútil”, concluyó.

“Al narcotráfico hay que combatirlo en aspectos sustanciales y no en usuarios que tienen 40 gramos”, opinó. Por último, arremetió contra la teoría de la “escalada” del consumo de drogas, por la que se comenzaría consumiendo marihuana para luego pasar a otras drogas más duras. “Los que consumen marihuana no terminan en la pasta base. Hay 200.000 usuarios que consumen cannabis una vez al año, pero no hay 200.000 consumidores de pasta base”, graficó. “Esto no quiere decir que el consumo de marihuana sea inocuo; no hay que confundir las palabras”, finalizó.

Mentiras y videos

Los informantes por la oposición fueron Gerardo Amarilla (Partido Nacional) y Richard Sander (Partido Colorado), ambos de Rivera y con argumentos parecidos. El nacionalista lamentó que no se hubiera logrado “consenso” y dijo que “frente a un gran problema de la sociedad y desde el Parlamento, se va a responder con una mala respuesta, parcial y acotada”, con resultados que, según vaticinó, “pueden ser negativos e irreversibles en una generación entera”. Según argumentó, 98% de quienes están “destruidos por la pasta base alguna vez consumieron marihuana”. Además, cuestionó que el proyecto se estuviera votando “sectorialmente, contra la mayoría de la opinión pública y con una mayoría parlamentaria muy acotada”, en clara referencia al por entonces dudoso voto de Darío Pérez.

En tanto, el diputado Sander advirtió que no habrá dinero para fiscalizar lo dispuesto en la nueva normativa ni para enfrentar los problemas de las adicciones. “En esta Rendición de Cuentas hay apenas nueve millones de pesos más. Queremos combatir la adicción con unos escarbadientes”, ironizó. Luego aseguró que una planta femenina de marihuana “puede dar hasta 1,5 kilos de marihuana” y se preguntó “cómo va a hacer el gobierno para controlar que quienes cultiven no consuman más de 40 gramos mensuales y encima tengan un kilo y medio de marihuana”. Sobre el final de su intervención reiteró que juntará firmas para derogar la ley en caso de que se apruebe. “Para los jóvenes de mi país quiero otra cosa, que todos puedan estudiar, todos puedan trabajar y todos puedan tener una familia. No se necesita consumir ningún tipo de droga para ser feliz”, terminó el representante de Rivera.

En medio de su intervención, Sander incursionó en el género audiovisual con un pequeño video en el que ex adictos de Rivera daban su testimonio respecto de la marihuana. “Éstas son las cosas que vamos viendo, en este caso de la Iglesia Evangélica, por las cuales hemos venido peleando para que tengan fondos, porque ésa es la gente que trabaja con la gente sin pedirle plata al Estado, y es una cosa que queremos hacer”, adelantó. El primer testimonio era de un joven llamado Rafael Silva, quien planteó que el consumo de marihuana lo llevó a la perdición: “Perdí a mi familia y a mis parientes. Gracias a Dios conocí a Dios y fue el que me salvó; le entregué todo mi corazón y fue el que me salvó. Tengo mi familia y me estoy recuperando de a poco. Estoy internado en el hogar Gosen [iglesia de Rivera que atiende a personas con problemas con drogas]. Me entregué totalmente a Dios y a Jesucristo. Estoy totalmente en contra de la marihuana; empecé con eso y después de ahí te vas a la perdición con otras drogas”, declaraba en el video.

Curiosidades

Los otros siete testimonios tenían un mismo rasgo: habían empezado consumiendo marihuana y luego llegaron a otras drogas como la cocaína o la pasta base. En un par de casos los entrevistados llegaron a decir que practicaron la prostitución para poder financiar el consumo. “Salía con homosexuales para conseguir el dinero. Terminé consumiendo pasta base y esto me arruinó mi vida”, afirmó otro joven, llamado Jorge Díaz. Más tarde, el oficialismo utilizaría estos testimonios para demostrar que el modelo prohibicionista fracasó.

Parte de la respuesta a esta teoría la esbozó el independiente Radío. “Se dice que todos los pibes que consumen pasta base también consumieron marihuana, pero antes tomaron cocacola y también la teta de la mamá”, ironizó. Luego hizo una de las más fuertes intervenciones favorables al cambio de paradigma frente a estas sustancias, aunque finalmente no votó el proyecto. Criticó la creación del Instituto de Regulación y Control del Cannabis, la generación de un registro de usuarios y, respecto de los tratados internacionales que suscribe Uruguay, que exista una “lógica que desprecie lo jurídico por encima de los intereses circunstanciales cortoplacistas”.

Divague abierto

El colorado Dante Dini (VU), suplente de Martha Montaner (Tacuarembó), arrancó su intervención: “En 1973 estábamos de vacaciones en el hotel Las Maravillas de La Coronilla y se dio una particularidad, porque allí siempre convergían las mismas familias del interior. Una amiga de Montevideo, hoy arquitecta, Claudia Fernández, me preguntó: ‘¿No fumás, Dante?’. Le respondí que no. Y me dijo, replicándome: ‘¿Ni siquiera para hacer pinta?’. Yo tengo miedo del contagio con este tema de la marihuana. Cuando se ha hablado del cannabis de la marihuana, en temas de quienes somos neófitos en esta materia, poco sabíamos, pero ahí comenzamos a ilustrarnos”. Otro colorado, Juan Ángel Vázquez (también de VU), vaticinó en su discurso que con la legalización del cannabis “habrá más hombres estériles”, ya que éste sería un efecto del consumo de la sustancia.

El herrerista Gustavo Borsari se mostró indignado porque el país “deponga las armas y se venza” ante las drogas, en tanto que su compañero de bancada, el rochense José Carlos Cardoso decidió encarar el tema con otro enfoque: contó que estacionó su auto a media cuadra de una “boca” a la “una de la mañana” y describió la situación como un “shopping”. También habló de narcotraficantes el frenteamplista Jorge Orrico (Asamblea Uruguay): dijo que el colombiano Pablo Escobar “sería un bebé de pecho al lado de los narcos de ahora, que tienen más plata y mucho más poder que el que tenían los de antes”.