La historia de Calvinor, en Bella Unión, tiene muchas idas y vueltas. Surgió en 1984, apoyada por el Banco Interamericano de Desarrollo para producir uvas para el consumo, lo cual fue rápidamente descartado por el enorme desarrollo de la uva comestible en Brasil, lo que dificultaba la competitividad.

Por eso, en 1989, surgió Vibobusa (Viñedos y Bodegas de Bella Unión SA), cuyas acciones pertenecían a la Corporación Nacional para el Desarrollo (CND) y la azucarera Calnu. De ese modo, y con plantas traídas de Mendoza, comenzó a elaborar vinos finos en las variedades blanco y rosado, pero el mercado se volcó al tinto, preferencia que determinó que empezaran los problemas económicos para Calvinor.

En 2006 la CND le vendió las acciones a Parma, que controló la bodega sólo por tres años. Luego adquirió las acciones Feracor, compuesta mayoritariamente por Bruzzone y Sciutto, asociada con los productores Líber Burgos y Pablo Cat. A partir de ese momento, según los trabajadores, pese a que las condiciones de la bodega eran inmejorables, comenzaron los problemas de salarios atrasados, licencias impagas y pérdida de derechos laborales. Cuatro años después, Feracor vendió 60% de sus acciones a los productores rurales de Canelones Washington y Richard Charamelo, quienes no pudieron mejorar la situación.

En diciembre de 2012 la planta dejó de fraccionar y los trabajadores de cobrar. Hubo reuniones con el PIT-CNT y el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS), y finalmente, en mayo, los trabajadores ocuparon la planta. Feracor presentó un recurso de Concurso Voluntario en la Justicia, demostrando que sus activos eran mayores que los pasivos y que se contaba con un patrimonio de dos millones de pesos. El objetivo era pedir otra oportunidad y seguir a cargo de la empresa. La Justicia concedió el recurso a Feracor y designó a la Asociación de Peritos del Uruguay como interventor de la empresa junto a Feracor. Pero la jugada no le salió bien a esta última: el interventor Gabriel Ferreira y el Instituto Nacional de Vitivinicultura (Inavi) demostraron ante la Justicia que los datos de la presentación de Feracor no eran correctos y que su pasivo era mayor que el activo.

La Justicia le negó el control de la empresa y designó a Ferreira como síndico. Los trabajadores, con la ayuda del Inacoop, en diez días conformaron la Cooperativa de Trabajadores de Vitivinicultura del Norte (Cooptravinor) y comenzaron las negociaciones para revitalizar Calvinor, con el objetivo de que la cooperativa asumiera la gestión. El 20 de junio en la Dirección Nacional del Trabajo (Dinatra) se reunieron todas las partes involucradas (MTSS, CND, Inavi, la Federación de Obreros y Empleados de la Bebida [FOEB], el PIT-CNT, la Intendencia de Artigas, la Federación de Cooperativas de Producción, el Banco de la República Oriental del Uruguay [BROU] y Cooptravinor) para intentar destrabar el conflicto. El 10 de octubre se realizará una reunión fundamental para el futuro de Calvinor y para los intereses de la cooperativa de trabajadores de explotar la viña: en Montevideo se juntarán Cooptravinor y representantes de la Dinatra con todos los acreedores de Calvinor, para poder negociar las deudas y decidir el destino de la bodega y las viñas.

La experiencia cooperativa

Enrique Machado es el presidente de Cooptravinor. Asegura que el trámite para vender las reservas de vino está encaminado: la cooperativa tiene 550.000 litros, de los cuales están retirando 154.000 litros que son de una negociación anterior al concurso. Ese vino había quedado “preso” debido al concurso, pero ahora se hicieron los trámites y la Justicia consideró que debían retirarlos porque ya se habían pagado.

“De lo que quedaría, nosotros, la cooperativa, podemos, según el juez, procesar 200.000 litros. Los restantes serían de la CND, que estaría afín, una vez solucionadas las cosas, de negociar con nosotros. Para tener mayor valor agregado podríamos sacarlo fraccionado como producto terminado, por lo que ya estamos en condiciones de salir al mercado con 200.000 litros”, manifestó.

Las tareas que quedan por delante son la coordinación de las ventas, la impresión de las etiquetas y el corcho, y la producción de envases, que se concretará con Envidrio, un emprendimiento también gestionado por sus trabajadores. “Esa gestión lleva tiempo, y nosotros estamos distanciados de los lugares donde se producen los movimientos. Tenemos que ir a Montevideo una y otra vez, no hay otra alternativa. El síndico acompaña la gestión con su autorización y con su firma, pero los que tenemos que hacer la gestión somos nosotros”, agregó.

Factores climáticos

El año pasado dos granizadas arruinaron la viña de Calvinor. A raíz de eso, de las 54 hectáreas plantadas con vid apenas fue posible sacar 5.000 kilos de tannat. Hoy hay muy poca uva y de mala calidad. “Hay viñedos muy viejos que había que haber abandonado antes también. La estructura de postes y alambres es muy vieja, hay que cambiarla, pero no tenemos plata ni para remedios. Por eso lo que hicimos fue agarrar las que tenían más potencial y recuperarlas. Ahí nos quedaremos con 25 de las 54 hectáreas. A eso apostamos”, explicó Machado.

La cooperativa ya está constituida y tiene personería jurídica, pero todavía no es dueña de la empresa: está en carácter de custodia de la unidad productiva. Lo central para el futuro, según Machado, es demostrar que se trata de un emprendimiento viable y que la unidad se encuentra en condiciones. “Si abandonáramos y nos cruzáramos de brazos esto sería una tapera desmantelada. Que las autoridades y quienes entiendan vean que la unidad está en condiciones, acompañada por un proyecto marco del Inacoop”, continuó.

El Inacoop nombró un equipo técnico que comenzará a trabajar esta semana, integrado por ingenieros, psicólogos y abogados, que han estado vinculados a este tipo de emprendimientos. Una referencia para este trabajo es el proyecto de Paylana y su proceso posterior con la Cooperativa de Trabajadores de Paylana.

Machado subrayó que en la 
reunión del 20 de junio participaron, por primera vez, todas las entidades involucradas en el tema, y que actualmente hay tres personas designadas en el MTSS, con quienes los cooperativistas canalizan sus problemáticas. Según Machado, también resultó vital el respaldo de la FOEB, que brindó un “empuje importantísimo” en materia de recursos, logística y otros aspectos organizativos.

“Hoy nuestra causa sigue siendo por Feracor, nos seguimos identificando como Feracor. Esto se va a resolver el 10 de octubre, en una reunión de acreedores en Montevideo, porque ahí se va a negociar la deuda, se presentarán mociones y se buscará llegar a un acuerdo. Para nosotros tiene que ser el punto final, ahí se va a decidir qué va a pasar con la unidad”, pronosticó. Machado comentó que la estrategia de los ex trabajadores de Calvinor de constituirse como cooperativa responde a que con el actual marco normativo “no alcanza con ser sindicato, porque la ley no te ampara”. “Lo otro es el proyecto marco; en eso está el Inacoop. Con eso presentaríamos nuestras credenciales, con el objetivo de la autogestión. Nosotros vamos y ahí surgirá, no como propietarios sino como explotadores de la unidad productiva cedida por el BROU”, planteó.

Se arrienda

Por otra parte, la cooperativa está negociando con los directores de Alcoholes del Uruguay (Alur) para arrendar una parte del predio, iniciativa que cuenta con el aval del síndico. El compromiso de Alur es plantar unas 40 hectáreas de sorgo en un año, lo que “daría un oxígeno” a la cooperativa para seguir invirtiendo en la unidad productiva y comprando los productos.

También tuvieron una primera entrevista con el director del BROU Danilo Vázquez. “Descubrimos que no tenían claro el problema porque miraban la deuda con Calvinor y no encontraban nada, pero cuando les dijimos que no era Calvinor sino Feracor y después Charamelo, le arrimaron un expediente enorme y casi se desmaya”, recordó. En enero de este año los trabajadores dejaron de cobrar. Fueron cuatro meses de amargura y viajes a Montevideo, hasta que la FOEB “tomó las riendas y vimos que no quedaba otra que ocupar”. “Nos daban un plato de comida y el gasoil de la camioneta. Había una inactividad absoluta, la última vez que fraccionamos fue en diciembre. No hemos agarrado un peso. FOEB nos dio 50.000 pesos que repartimos 2.000 pesos para cada uno, después conseguimos 1.000 para cada uno, algo del seguro y una canasta. Después hemos sobrevivido a base de productores que nos dan gasoil y de los vecinos que nos dan un cordero para la semana. Le debemos muchísimos favores a la gente”, explicó.