-¿A qué atribuye el descenso electoral que ha tenido la VA en estos años?

-Tuvimos un problema que sabíamos que se iba a producir, que fue cuando el FA se polarizó entre la candidatura de Danilo [Astori] y el Pepe [José Mujica]. Razonamos que eso podía generar un nivel de enfrentamiento que dañaría al FA, y optamos por la candidatura de Marcos [Carámbula]. Éramos conscientes de que el lanzamiento de la candidatura de Marcos era buena para el FA pero nos iba a producir a nosotros un problema electoral, porque teníamos una base electoral que se inclinaba por uno de los candidatos y otra que se inclinaba por el otro, y eso podía producir un alejamiento. Y efectivamente se produjo. Pero no nos arrepentimos, cualquiera de las otras dos opciones también nos iba a producir un costo electoral y no iba a contribuir al FA. Después, en el nuevo escenario, el de este gobierno, dijimos: "Vamos a hacer un replanteo de la situación de la VA". Hay una sensibilidad o vertientes de sensibilidad no expresadas por ninguno de los grandes agrupamientos electorales.

-En cuanto a las características propias de la VA, da la sensación de que es una corriente de cuadros políticos, de cierta formación teórica más dura que otros. En épocas en que la política tiende a personalizarse, ¿eso paga menos?

-Es posible. En la historia del FA en las últimas décadas el tema de los liderazgos es clave desde el punto de vista electoral. Es posible que eso pueda afectar a la VA, porque esta lista se construyó mucho en torno al eje de Mariano [Arana], que como dijo un publicista que trabajaba con nosotros, es un ícono, y una figura adoptada por el FA. Todas las grandes figuras, salvo una, fueron creadas por el FA: Tabaré, Danilo, Mariano. Mujica es el único autogenerado. En determinado momento los medios lo descubrieron, y su forma de vida y su estilo lo convirtieron en un personaje a nivel nacional y hoy a nivel mundial. En el caso de la VA Mariano es insustituible desde ese punto de vista.

-¿Qué rol puede jugar el Frente Unido en un eventual tercer gobierno del FA? ¿Es, como se planteó al principio, una tercera vía que supera la polarización?

-La realidad se ha ido modificando. Hicimos el planteo de la tercera opción cuando veíamos un panorama de gran polarización. Pero a nosotros nos parece que desde hace un tiempo la fase de la polarización pasó y se desdibuja cada vez más.

-Y la cercanía de Vázquez contribuye.

-Ayuda, sí, contribuye a un panorama mucho más complejo. Hoy hay varios actores y mucha atomización. En este nuevo mapa, si queremos desarrollar el proyecto frenteamplista, vamos a apelar a este espacio [el Frente Unido], que enfatiza determinadas cuestiones, está abierto a las inclusiones y a las convergencias. ¿En dónde ponemos el énfasis? En la unidad del FA, en el respaldo a los gobiernos del FA, en no dar el gobierno por ganado. Nos provoca una reacción adversa ver la tentación por el reparto del poder, aquello de la piel del oso antes de cazarla. Nos parece que ésa es una forma de desarmar la militancia, porque aunque ése [la victoria] sea el resultado más probable, primero, no es seguro. Segundo, depende de si hay capacidad para canalizar el disgusto. Si no se canaliza el disgusto de gran parte del primer círculo de frenteamplistas, el resultado no es una certidumbre. La tentación del reparto es objetable por esto, pero también por principios. Nos parece que el FA se está tradicionalizando de una manera fuerte que es rechazada y provoca disgusto en una enorme cantidad de frenteamplistas; hay muchísima gente que está enojada, no tanto porque no le hayan llegado beneficios sino por el simbolismo de la estatización del FA, por ver que es un partido político que corre el riesgo de ser coptado por el Estado, que es lo que pasó con el Partido Colorado. Cuando se hace el razonamiento de qué tantos votos tenés, tantos cargos tenés, y cuando se aplicó eso al principio del gobierno, estuve radicalmente en contra, porque rompe con un intangible que viene desde la fundación del FA: el más idóneo tiene que ocupar determinados lugares.

-¿Ya se está haciendo reparto de cara a un tercer gobierno?

-Por lo menos, por algunas informaciones que se hacen públicas y otras no tanto, hay mucho intercambio entre sectores en torno a que yo te apoyo acá, tú me apoyás allá. El frenteamplista del primer círculo es muy celoso de su diferencia frente a los partidos tradicionales. Si ve comportamientos o razonamientos o líos que se parecen a eso, es refractario. Entonces, un punto de énfasis tiene que ser la tradición frenteamplista, en el sentido de una ética. Nosotros vamos a insistir mucho en la construcción cultural, que nos parece un déficit terrible de la izquierda gobernando, no generar un pensamiento alternativo y una comunicación alternativa de ese pensamiento que haga la cabeza y la sensibilidad de las grandes mayorías. El resultado es la coexistencia de dos cosas que son como el agua y el aceite: un pensamiento solidarista en su construcción económico-social y un pensamiento dominante de individualismo fenomenal, que se expresa en el hiperconsumismo. Entonces, el pensamiento y la sensibilidad de la gente se la hacen otros, el poder dominante.

-¿Desde 2005 hasta acá se avanzó poco en la construcción de hegemonía?

-Avanzamos poquísimo, y es el déficit más importante de la izquierda. La construcción de hegemonía pasa por muchos lugares, por la construcción de cultura. Por eso, cómo termina todo esto de los medios de comunicación [se refiere a la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual y al llamado de televisión digital comercial] es muy importante desde el punto de vista de la construcción de hegemonía. Pasa también por el sistema educativo y por la capacidad de movilización social que tiene como actor político al FA. Y si la fuerza política ha sido débil -aunque ahora se le ha insuflado un poco de aire a partir de lo que Mónica [Xavier] ha hecho, pero sigue siendo débil-, como actor político el FA no construye hegemonía.

-¿El nivel y el tipo de conflictividad sindical actual tienen que ver con esto?

-Claro que tienen que ver. Hemos tenido un enorme retroceso. La mayoría de los líderes sindicales son herederos de esta tradición de las soluciones nacionales, de los problemas del país, y en ese contexto, ver la chacra propia. Pero las nuevas generaciones no han sido educadas en este pensamiento. Entonces, la tendencia a caer en el corporativismo de corto plazo es fuerte. Lo hemos visto en la salud y la educación, que son las cosas que más llegan a la gente, que tienen un corte transversal. Hemos visto corrientes que estimulan ese comportamiento corporativo que afecta la vida cotidiana, y destiñen los grandes logros de la izquierda a nivel global.

-¿Cómo tomó las denuncias de abuso policial y de infiltraciones de marchas por parte del Ministerio del Interior (MI)?

-Puede pasar en algunos casos que se escapa al control político del MI. La izquierda ha logrado construir un sistema de conducción cuando el punto de partida era casi feudal, con grupos de poder y fuertes roscas en el MI de la más diversa naturaleza. Hubo un esfuerzo por depurar, pero tal vez no se abarcó todo.En estos temas hemos incorporado una veta liberal deseable y otra veta liberal no tan compartible. La deseable es la que acentúa la defensa de los derechos y las libertades, y la no compartible es que considera que cualquier elemento que ponga límites es represivo.

-Uno de los precandidatos blancos, Luis Lacalle Pou, ha dicho que focalizará su campaña en la gestión y no en la lucha ideológica. ¿Dónde piensa colocar el FA su énfasis?

-Hay que hacerlo en los dos campos. Hay que mejorar la gestión y tener en cuenta los temas pendientes, pero también hay que hacer el señalamiento de los dos proyectos de país. El riesgo mayor, no para esta elección sino para 2019, es el gatopardismo de la derecha. En el siguiente período la derecha va a incorporar muchas de las temáticas que maneja la izquierda y se va a metamorfosear. Tiene la experiencia de los errores que cometió en este período, que llevó a que nuestro principal aliado sea la debilidad de la derecha. Porque no tuvo capacidad de renovarse, entonces lo que ahora están intentando, con picardía, es incorporar temáticas que son de la izquierda.

-¿Ve a la derecha avanzando hacia modelos del estilo Piñera o Macri?

-Es exactamente eso. En Europa también hubo varios que hicieron esto. De repente les entró un ambientalismo furibundo y se pintaron todos de verde, y a eso le agregaron los derechos de las minorías, las libertades sexuales, los temas de género. Y a todo eso lo mezclaron con un pensamiento económico liberal y quedó todo adentro de un conjunto novedoso y pintoresco, que fue exitoso en algunos países. Eso en Uruguay no lo han logrado hasta ahora, pero creo que lo van a hacer en el próximo período.