Mieres se basa para su propuesta en un libro denominado El fin de la inocencia, publicado a fines de 2013 y escrito por Guillermo García Costa, ex ministro de Salud Pública del gobierno de Luis Alberto Lacalle, y Rodolfo González Risotto, quien también ocupó cargos en el gobierno de Lacalle y fue ministro de la Corte Electoral durante 14 años en representación del Partido Nacional (PN). Según reseñó el propio Mieres en una columna difundida a mediados de enero, García Costa y González Risotto interpretan que la aplicación del método D’Hondt para la asignación de cargos por representación proporcional ha impedido la consagración del concepto constitucional de “representación proporcional integral”. Los políticos nacionalistas consideran que este método favorece a los partidos mayoritarios a la hora de distribuir las bancas, ya que pueden obtener la mayoría de las bancas sin tener la mayoría de los votos.

“De hecho, un partido puede alcanzar la mayoría absoluta en el Parlamento obteniendo alrededor del 48,5% de los votos; es decir, la asignación final de cargos sobrerrepresenta un poco el respaldo electoral efectivo alcanzado por ese partido”, apunta Mieres en su columna. Pone el ejemplo de la votación del FA en 2009, cuando la coalición de izquierda obtuvo la mayoría parlamentaria pero de todos modos debió ir a balotaje. “Una segunda vuelta presidencial cuando uno de los dos candidatos ya posee mayoría absoluta propia en el Parlamento es una circunstancia poco coherente y genera un escenario en el que la única posibilidad razonable para que el país pueda funcionar es que el candidato del partido mayoritario gane la segunda vuelta”, indicó Mieres.

El dirigente del PI considera que “sería más lógico y políticamente más adecuado que el límite del triunfo en primera vuelta coincidiera con la existencia de mayorías parlamentarias”. Para ello, propone sustituir el método D’Hondt por el método Hare, “que asegura una proporcionalidad más perfecta en relación a los votos obtenidos”. El partido mayoritario “obtendría mayoría parlamentaria si y sólo si obtiene el 50% de los votos válidos (sin tomar en cuenta los votos en blanco y anulados), coincidiendo esta mayoría con el triunfo presidencial en primera vuelta”.

Mieres concluye su columna señalando que “no parece razonable” discutir un cambio de este tipo para estas elecciones, pero sostiene que, una vez transcurridos los comicios de este año, debería buscarse un “gran acuerdo político electoral que haga que las reglas de juego sean más adecuadas para reflejar las realidades políticas”.

El senador nacionalista Luis Alberto Lacalle, consultado por La República, se mostró de acuerdo con la propuesta de Mieres. El debate se da en un contexto en el que la oposición adoptó como estrategia discursiva cuestionar la legitimidad de las mayorías parlamentarias, bajo la acusación de que éstas se utilizan como una “aplanadora” que anula a la oposición.

Xavier informó a la diaria que ayer conversó sobre este tema con los ministros del FA en la Corte. La presidenta opinó que se busca perjudicar a la coalición de izquierda. Recordó que el actual sistema de asignación de bancas se utiliza desde 1925, pero “recién es cuestionado cuando se asignó la mayoría parlamentaria al FA”. “Es un exceso que se estén planteando estas cosas. Sería un escándalo que se pretendiera cambiar ahora el sistema, cuando todas las mayorías existentes fueron asignadas mediante este sistema”, cuestionó.

La presidenta, acompañada del secretario político Gerardo Rey, conversó también con los ministros sobre la decisión adoptada por la Corte -con el voto favorable de los ministros de la oposición- de habilitar el lema de la Concertación y sobre la doble pertenencia de dirigentes blancos y colorados a su partido y al nuevo lema. El FA entiende que aquellos dirigentes que sean candidatos por el PN o el Partido Colorado (PC) en las internas o en las nacionales no podrán presentarse como candidatos del Partido de la Concertación en las elecciones departamentales de 2015. De lo contrario, deberán presentar una renuncia expresa al PN o al PC. Xavier admitió que si bien en términos legales se dejan “resquicios”, “la voluntad del legislador era no repetir las candidaturas dentro de un mismo ciclo”, para que eso no impactara “negativamente en la unidad de los partidos”.

Aunando criterios

Los temas electorales también formaron parte ayer de la discusión en el Secretariado Ejecutivo del FA. En este caso se intercambiaron “opiniones sobre la campaña” y sobre la necesidad de una mayor coordinación para “potenciar la llegada a los diferentes rincones del país”, apuntó Xavier.

Durante el encuentro, la presidenta del FA volvió a explicar -ya lo había hecho en la cuenta oficial de la coalición en Twitter- por qué no asistió al acto de la precandidata Constanza Moreira en el Chuy. Xavier recordó que existe una resolución de la Mesa Política de la coalición de izquierda que establece que la presidenta sólo asistirá a los actos a los que sea “expresamente invitada”. “Es mejor tener las reglas de antemano. No es por burocracia; cuando la campaña electoral se intensifique, va a ser más difícil la participación”, argumentó.

Por otra parte, indicó que se procura “formular bien” la campaña contra la baja de la edad de imputabilidad, y llegar sobre todo a los jóvenes. Respecto del lugar que ocupará esta campaña en el discurso de los precandidatos, Xavier aclaró que la estrategia “todavía no está definida”, pero remarcó que “hay una definición del FA y cada uno la va a aplicar, con su estilo”.

Se definió que “la tónica característica” de la campaña institucional del FA en esta etapa, rumbo a las internas, no serán los actos masivos sino las “actividades cercanas a la ciudadanía”, como las barriadas y las conversaciones en plazas o ferias, informó Xavier. Algunas líneas estratégicas terminarán de definirse en el próximo plenario del FA, fijado para el 22 de febrero, que también abordará las cuestiones programáticas que quedaron pendientes del último Congreso.