Dejo la dirección periodística de la diaria, que asumirá desde la próxima edición Lucas Silva.

Han pasado casi ocho años desde que salió nuestro número 1, y casi diez desde que me invitaron a participar en este proyecto, el 19 de febrero de 2004. Necesitaría varias páginas para honrar todas las deudas contraídas en este período de mi vida profesional, sin duda el más satisfactorio, pero no hace falta porque no me despido de nadie: sólo de algunas tareas, para seguir con otras aquí y en Giro, el nuevo canal de televisión digital que estamos preparando y que gestionaremos junto con la cooperativa Demos.

En la diaria voy a escribir, como siempre (si es posible un poco más), y a desempeñarme como editor del conjunto de las notas de opinión, colaborando con la dirección y con el resto de los editores; en Giro habrá mucho que hacer hasta que comencemos a emitir en primavera, y a esa altura está previsto que me dedique sobre todo a la supervisión de contenidos periodísticos.

En estos años estuve lejos de ser el responsable de todo lo logrado por este grupo de trabajadores; corresponde, sí, que queden a mi nombre las facturas por las macanas cometidas en 2.024 ediciones. Hice mi trabajo lo mejor que pude, pero lamento de veras cada ocasión en que no fue suficiente.

Es lindo pasar la posta cuando queda en buenas manos. Los lectores saben cuánto vale Lucas como periodista, y les aseguro que vale aun más como compañero de trabajo. Habrá cambios, por supuesto, y es bueno que los haya.

En Uruguay los procesos de recambio generacional suelen postergarse bastante más allá del momento apropiado, y a veces personas de mi generación recién asoman como posibles relevos, aunque ya estamos más cerca de la jubilación que de la juventud, debido a que otras no cambiaron de lugar a tiempo. Pienso que ésta es buena hora para la renovación en la diaria, con el proyecto inicial consolidado en muchos aspectos y perspectivas claras de expansión.

Gracias y la seguimos.