Es la hora fijada para el acto. Dos hombres terminan de pintar un muro en Fray Manuel de Ubeda y Camino Corrales. Los nombres van, de izquierda a derecha, en orden decreciente de visibilidad pública: Jorge Larrañaga, Verónica Alonso, Gavo Silveyra, Hugo Castro. El primero, el precandidato blanco; la segunda, la diputada; el tercero, el candidato a diputado y pastor de Misión Vida para las Naciones, la iglesia de Jorge Márquez. El cuarto, Hugo Castro, es un vecino de la zona que ofreció su casa para la sede del espacio Los Gauchos de Aparicio, que se inauguró anoche en la Curva de Maroñas.

Castro quiere ser edil por Montevideo y ve a Verónica Alonso en la presidencia de la República. Su vínculo con Misión Vida es reciente. “Yo andaba mal y Gavo me dijo: ‘¿por qué no vas a la iglesia?’”, cuenta. Allí, en la iglesia, se siente cómodo. Recuerda cómo se erizó la primera vez que el pastor Márquez le tocó la cabeza. “Me dio como un poder, salí bendecido”, asegura. Días después, consiguió trabajo. “Gavo me dijo: ‘te va a salir un trabajo’, y a la semana me llamaron de Multiahorro”, dice con gesto serio.

A las 19.30 hay cinco personas frente a la sede. Entre ellos, un hombre joven, de camisa, pantalón y sonrisa casi constante. “Es de la iglesia”, explica Castro. Misión Vida tiene instalados en los barrios espacios de encuentro de fieles que denomina “células”. Una de ellas está a pocas cuadras del local de Los Gauchos de Saravia. Silveyra, candidato a diputado, es yerno del pastor Márquez. No todos los asistentes al acto tienen vínculos con Misión Vida, pero Castro está convencido de que “la gente que va a la iglesia va a apoyar al partido, porque la gente está muy nerviosa, hay muchos robos, mucha delincuencia”.

Verónica Alonso tiene una militancia activa en los hogares Beraca de Misión Vida, ubicados en asentamientos de Piedras Blancas, Cerro Norte y Punta de Rieles. El objetivo de esos hogares es combatir la drogadicción y el alcoholismo. Silveyra conformó dentro del Partido Nacional (PN) la agrupación Cristianos por Uruguay, que tiene el objetivo de “defender la familia como base y fundamento de la sociedad”. Integra la Mesa Coordinadora por la Vida y considera “injusta y atroz” la ley que despenalizó el aborto.

Suena la banda Creed. Sobre las 21.00, la platea de 50 sillas está completa y Alonso conversa con la gente. Castro presenta a los oradores e invita a arrimarse a la sede. “Pueden hacer consultas por temas de la credencial, por trámites que precisen. Somos del PN, pero si aparece algún amigo del Frente Amplio o del Partido Colorado le vamos a dar una mano”, promete.

Silveyra hace un ofrecimiento similar. “Sabemos que hay muchas problemáticas en esta zona, sobre todo con el tema de la seguridad. Esperamos poder dar una mano”, dice. También hace referencia a la lluvia y a las casas inundadas. Habla de “defender la vida y la familia”, y de guiarse por “los ideales de Aparicio y de Wilson, que intentaron llevar esta nación por los valores que una vez tuvo y que hoy se están pisoteando”.

Alonso reitera en su discurso que está para “escuchar”. Explica que su retraso se debió a que tuvo que ayudar a una vecina de 82 años, Raquel, porque dos jóvenes en moto la tiraron, le robaron el dinero del monedero y le golpearon la cabeza. “Raquel me decía que no iba a ir a la comisaría a hacer la denuncia, porque si iba, seguramente quedara en nada. Y me decía: ‘Esto es lo que vivimos hoy. Vivimos con miedo’”, relata. Luego especula que los jóvenes que robaron a la vecina “seguramente perdieron la batalla contra las drogas”, y de allí salta a que no está “dispuesta” a “entregarle el país a un hombre que desde su condición de médico dice que aprueba la ley de marihuana y que está a favor de legalizar otras drogas como la cocaína”, en referencia al precandidato frenteamplista Tabaré Vázquez. “Este gobierno se adjudicó la ética y la moral, y metieron la pata, la mano en la lata y mucho más”, continúa.

Los vecinos la escuchan, sin aplausos pero con atención. Terminan los discursos. Ya se siente el olor de las hamburguesas en el medio tanque, pero la gente opta por aguardar su turno y comprobar si Alonso, que no muestra apuro por retirarse, va a cumplir con su promesa de escucharlos.