A diferencia de lo que ocurrió en 2014, cuando las campañas electorales de Uruguay y Brasil se dieron de forma simultánea –y candidatos como el colorado Pedro Bordaberry salieron públicamente a respaldar al finalmente derrotado Aecio Neves–, la oposición uruguaya esta vez no ha planteado muchos paralelismos con lo que ocurrió en el país norteño.

Uno de los pocos que salieron del silencio fue el senador del Partido Independiente, Pablo Mieres, quien expresó en Twitter su “rechazo” al “candidato fascista” Jair Bolsonaro: “Es una grave señal de tiempos oscuros de la política, no sólo en la región sino en el mundo. También es consecuencia de la corrupción y falta de respuesta de partidos democráticos”.

Por la misma vía, también hizo referencia a Bolsonaro el diputado Pablo Amado, escindido del Partido Colorado y que estudia aliarse con Mieres: “Me cuesta entender tanta timidez (o justificaciones) para condenar a un fascista, homofóbico, misógino, nostálgico de la dictadura como Bolsonaro. Es simple, estás del lado de la democracia o no. Vale para Venezuela, Nicaragua o Brasil”.

En cambio, el diputado nacionalista Pablo Abdala dijo en la misma red social que la victoria de Bolsonaro es una “culpa histórica de [Luiz Inácio] Lula [da Silva] y el PT [Partido de los Trabajadores]”, ya que “la ciudadanía los condenó, pero suya también es la responsabilidad del vuelco a la ultraderecha”. “Brasil está a punto de tener un presidente antidemocrático y golpista. Muy preocupante”, comentó.

El diputado riverense Tabaré Viera dijo a la diaria que Bolsonaro es un “outsider” que llega a la política sin estar sustentado por ningún partido y tiene éxito debido a “situaciones de descreimiento”. “Es toda una incógnita, pero ha tenido expresiones que no podemos compartir y nos llena de preocupación”, remató.

En la misma línea, el también legislador colorado Ope Pasquet sostuvo en Twitter que lo que hubo en Brasil no fue un viraje ideológico, sino “hartazgo e indignación con la corrupción”. “Lo de que Lula no cometió delito alguno lo creen algunos, acá; la mayoría de los brasileños, evidentemente, piensa otra cosa”, expresó.

Que se equivoquen

La contienda brasileña empezó a tener repercusiones locales el sábado. Ese día, el canciller Rodolfo Nin Novoa vaticinó tras el plenario de su sector político, Alianza Progresista, que las elecciones que se iban a realizar al día siguiente en Brasil iban a ser complicadas. El jerarca confesó en una nota hecha por Canal 4 que deseaba que las encuestadoras se equivocaran, “como le han venido errando en los últimos tiempos”. Agregó que también esperaba que las elecciones se resolvieran pacíficamente y resaltó que Brasil es el país “más importante de la región y del continente”. “Lo que pasa en Brasil nos afecta siempre”, concluyó.

Las declaraciones del canciller le valieron críticas de la oposición. Tabaré Viera dijo a la diaria que los dichos de Nin Novoa son parte del “doble discurso” del Frente Amplio. “Manifiestan el principio de la no intervención en Venezuela, pero luego opinan, apoyan comités, viaja Mujica a Brasil y respaldan al Partido de los Trabajadores. Se trata de un doble discurso que evidencia una concepción hemipléjica”, dijo.

En una misma línea, el senador nacionalista Javier García expresó que, con independencia de que “en Brasil gane quien tenga que ganar”, el canciller debe defender los intereses de los uruguayos. “El comité es una cosa y la política internacional de Estado tiene que ser otra”, afirmó.