Ayer de noche se llevó a cabo un debate programático organizado por el Comité Funcional de Derecho del Frente Amplio (FA) en un local ubicado en Cufré y Ferrer Serra. El evento tuvo como eje el “desafío de la democracia”, uno de los cinco desafíos que guiaron la construcción del Programa del FA para 2020-2025. La diputada y ex subsecretaria de Salud Pública Cristina Lustemberg abrió la jornada destacando el proyecto de ley de garantías para el desarrollo, atención, educación y protección integral de la primera infancia, que por iniciativa suya ingresó al Parlamento en setiembre. Subrayó que en la actualidad hay 137.000 niños y adolescentes que viven por debajo de la línea de pobreza y que 59% habita en el área metropolitana de Montevideo. “Es un desafío para una fuerza política de izquierda que en el programa prioricemos las políticas que impacten en los hogares donde hay niños y adolescentes. Históricamente, tuvimos un gasto social pro adulto”, señaló la diputada, y agregó que en el primer lustro de la década de 1990 se destinaba 3,1% del Producto Interno Bruto a políticas de apoyo a niños y adolescentes, y en la actualidad creció a 5,1%.

Lustemberg indicó que el proyecto de ley le da prioridad a la etapa de la infancia comprendida entre el nacimiento y los seis años, y “fortalece el marco institucional para que las políticas lleguen en el tiempo real que la familia y los niños requieren en esa etapa de la vida”. Agregó que en el proyecto de ley se anticipan al presupuesto de 2020-2025, y, por lo tanto, es necesario desagregarlo para analizar cómo se invierte en salud, en el Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay, en el Ministerio de Desarrollo Social y demás organismos que abarcan el apoyo a la infancia, para ver “dónde está el bache” al que no se llega, y además “hay una cantidad de programas que se superponen”.

Por otro lado, la abogada Lorena Placencia, que fue asesora del Ministerio del Interior, señaló que la consecuencia de la infancia excluida y castigada se ve “en las miles de personas dentro del sistema penitenciario”. “Hay personas muy jóvenes y con un nivel de deterioro que es muy difícil de explicar. Yo entraba en los módulos del [ex] Comcar, intentaba dialogar con esas personas y no podíamos, porque manejamos un lenguaje diferente”, sostuvo. Además, dijo que si bien se ha hecho un esfuerzo, todavía “falta mucho por hacer”, ya que hay módulos que se parecen a los que se ven en la serie argentina El marginal. Agregó que muchos de los reclusos son jóvenes de entre 18 y 20 años que no saben “qué van a hacer con su vida y que quieren una oportunidad”. “Muchos tienen un problema de drogodependencia, y esa es otra cuestión que falta trabajar muchísimo desde el sistema penitenciario. Todavía no se ha logrado la gestión necesaria apara solucionar estos temas, y el camino sigue siendo la psiquiatría: problemas de pasta base, pastillitas, y por ahí no va la solución”, sentenció Placencia.