Ayer, tras la asunción de Alberto Graña como presidente del Banco Central, el ministro de Economía y Finanzas, Danilo Astori, sostuvo en una conferencia de prensa que se debe “asegurar” que las empresas del Estado no sean utilizadas como “vehículo de ventajas política partidarias y mucho menos electorales”. Agregó que se debe “profesionalizar” la gestión de estos organismos porque el “gasto público en el Uruguay de hoy depende de la gestión de las empresas públicas”.

Sobre este punto, el ministro dijo que observó mejoras en la gestión de algunas de estas empresas. Por ejemplo, en la “coordinación entre las inversiones”, en “gastos operativos” y “gastos de funcionamiento”. Además, comentó que hay “más cautela, prudencia y cuidado” en el uso de los recursos financieros, pero que “todavía falta camino por recorrer”.

En relación al ajuste fiscal, el titular de Economía manifestó que en el próximo gobierno Uruguay no tendrá que aplicar “aumentos importantes de impuestos” y enfatizó que “no los debería hacer” porque el país ha llegado a una “frontera impositiva” que no conviene trascender por la situación del empleo. Añadió que tampoco se tendrán que hacer recortes en gastos en servicios y programas sociales. En ese sentido, planteó que el próximo gobierno, sin distinción de quién resulte electo, deberá ocuparse rápidamente de la reforma de la seguridad social, que es la “reforma estructural” más importante. “Cuidado fiscal manteniendo –ojalá– una inversión en crecimiento y un nivel de actividad importante que nos permita aumentar los ingresos sin aumentar impuestos y preservar los aspectos sociales más importantes de Uruguay”, resumió.