Ayer el PIT-CNT hizo un paro parcial, de 9.00 a 13.00, en apoyo al conflicto de los trabajadores del gas y Montevideogas, propiedad de la brasileña Petrobras, por el que tres trabajadores ya llevan 16 días de huelga de hambre sin que se registren avances ni la empresa matriz se avenga a una conciliación. En el acto, que tuvo lugar en la plaza Independencia, Alejandro Acosta, integrante de la dirección de la Unión Autónoma de Obreros y Empleados del Gas (Uaoegas), señaló que el paro expresaba “la voluntad de la clase trabajadora de enfrentar a una empresa que se ha convertido en la embajadora de las peores políticas neoliberales”, y que quiere “ser la punta de lanza para que en Uruguay también perdamos nuestros derechos laborales, nuestro derecho a la vida y al trabajo, y que se privatice y se termine entregando el servicio público a las multinacionales”. Acosta afirmó que hay una legítima preocupación por el estado de salud de los trabajadores que están en huelga de hambre, sostuvo que “una cosa es perder panza y otra cosa es perder la capacidad de lucha y la dignidad”, y agradeció la solidaridad de otros sindicatos con la Uaoegas, afirmando que es muy importante para que la medida de lucha continúe, “porque la cabeza está clara”.
“Hoy nos despertamos con carne podrida, porque se decía que veníamos a levantar la huelga en el acto o que la habíamos levantado. Ahí está la medida. Esta huelga se va a levantar cuando tengamos una solución, y si no hay solución, que se lo saquen con un peine fino: no es la última medida”, subrayó Acosta. Además, señaló que se incumplieron “todos los convenios colectivos”, incluyendo el que establece que “ante cualquier cambio de tecnología, de mercado o reestructura”, los trabajadores afectados deben ser “capacitados y relocalizados en otro lugar” de trabajo, porque al día siguiente mandaron a 21 trabajadores a seguro de paro. “Esa es la realidad. Petrobras no quiso negociar”, agregó el sindicalista.
Acosta sostuvo asimismo que “desde la destitución ilegítima” de la presidenta brasileña Dilma Rousseff, en agosto de 2016, “Petrobras se convirtió en una empresa puramente colonialista”, que se quiere “llevar con el poncho cientos de puestos de trabajo”, y recordó que en una ocasión un gerente de la firma dijo: “Con 50 laburantes la empresa funciona. No necesitamos mas”. “Pero se equivocaron, porque acá hay un pueblo que no se va a dejar pasar por arriba, y los trabajadores del gas vamos a intentar estar todo el tiempo a la altura de las circunstancias, porque si logran derrotarnos, nos van a pasar por arriba, y está en juego un servicio público que hoy les brinda gas a 40.000 usuarios”, señaló Acosta.
Palo y palo
El presidente del PIT-CNT, Fernando Pereira, aseguró que “vale la pena parar por solidaridad”, y señaló que eso viene de lo principal de la cultura obrera, que es “parte esencial de nuestras vidas” y de la construcción de la unidad sindical en los años 50 y 60 del siglo XX. “Acá hay un movimiento sindical parado atrás de las reivindicaciones de los compañeros del gas, y no está porque sí, sino por convicción, por razones y argumentos, y vaya si habrá dado argumentos Alejandro”, dijo Pereira. Subrayó que hay que construir “poder internacional para parar el poder de las transnacionales, que van por todo”: por los trabajadores del gas y también “por el Estado uruguayo a través de juicios multimillonarios, que los vamos a pagar los que estamos acá y los que no entienden un carajo de la solidaridad; todos los vamos a pagar”.
Pereira también se refirió al líder del Partido de la Gente, Edgardo Novick: “Cómo va a entender la solidaridad alguien que no permite formar un sindicato en su empresa. En un medio de comunicación le dije ‘abombado’, ¡qué corto que me quedé! En el momento en que lo dije me arrepentí, pero ahora me arrepiento de haberme quedado tan corto”, afirmó el sindicalista, y agregó que hay dos lados del mostrador: el democrático, donde están quienes aceptan “todas las divergencias políticas y todos los partidos políticos”, y el de “los que apoyan dictaduras y los que apoyan a los que apoyaron dictaduras que costaron decenas de miles de muertos, desaparecidos, torturados y exiliados” (en referencia al entusiasmo de Novick por el triunfo electoral en Brasil de Jair Bolsonaro, quien a su vez reivindicó a la dictadura que estuvo en el poder en ese país desde 1964 hasta 1985). Por lo tanto, Pereira subrayó que Novick “tiene que decidir de qué lado del mostrador está”, ya que “lo que está diciendo” lo coloca del otro lado: “Del lado de la antidemocracia, del antirrepublicanismo y de la falta de conciencia social”. El presidente del PIT-CNT sostuvo que lo ocurrido en Brasil “no nos puede dar lo mismo” y que tendrá que ser motivo de “fuerte autocrítica” de las organizaciones brasileñas “que componen el progresismo social”.También dijo que hay que debatir por qué “alguien que defiende esas concepciones” (refiriéndose a Bolsonaro) logró 55% de los votos. De todos modos, “los que nos consideramos demócratas no podemos equivocarnos: una cosa es aceptar los resultados electorales y otra cosa es aceptar las ideas de un fascista. Las ideas de un fascista no se aceptan, se combaten”, sentenció Pereira.