En 1994 Daisy Tourné fue la primera mujer del Partido Scialista (PS) electa como diputada titular. En 2007, tras la renuncia de José Díaz, Tabaré Vázquez la designó ministra del Interior: en aquel momento la actual senadora se convirtió en la primera mujer a la cabeza de esa cartera. Tourné estuvo dos años al frente del Ministerio; su gestión llegó a su fin después de que se conociera un video en el que criticaba a varios dirigentes políticos en una reunión con jóvenes del PS. De ese discurso lo que más llamó la atención fueron los términos peyorativos con que se refirió al entonces precandidato Luis Alberto Lacalle y a otros dirigentes de la oposición, aunque también sostuvo: “No debatimos en serio porque el Parlamento da vergüenza con los niveles de discusión. Que me perdonen mis compañeros, pero da vergüenza con los niveles de discusión ramplones”. Casi diez años después, Tourné sigue pensando lo mismo: “Deberíamos transitar en los mejores debates. Los integrantes del sistema político somos los encargados de levantar el nivel para que nuevamente se confíe, y a veces pasa exactamente lo contrario”.

¿Qué lectura hace de la inhabilitación de Raúl Sendic y Leonardo De León por parte del Plenario del Frente Amplio (FA)?

Creo que el FA dio un paso duro pero necesario. Lo coloca en mejor condición para transitar una etapa que va a ser de alta competencia, como lo es la contienda electoral. Primero dirimiremos quién será nuestro o nuestra candidata. Me preocupa la segunda etapa de la campaña, porque siento que la oposición está transitando por un camino de agresión que nunca había transitado. Hay hechos puntuales que parecen provocaciones.

¿Como cuáles?

Lo que pasó con [Víctor] Rossi.(*) Insultar a un ministro se había visto ni en las peores épocas. Eso es una manija que se está dando que no es buena. No habla bien del espíritu democrático que siempre ha reinado en Uruguay.

¿Los líderes políticos fomentan estas agresiones?

Una vez que se sobrepasan los límites se habilitan. Yo no digo que lo provoquen, pero una vez que en las discusiones en sala se rompen determinados límites, se habilita a que eso suceda en la ciudadanía.

Pero los debates parlamentarios siempre han sido duros.

Sí, pero eso no es el problema. La dureza en el debate ideológico a mí me gusta mucho. Confrontar ideas es parte de la democracia, pero cuando se cambian los códigos y en lugar del debate de ideas se empieza a descalificar, no es bueno para la política. Estamos en un momento en el que todos los sistemas políticos sufrimos una desconfianza de la ciudadanía.

¿Cree que la campaña nacional se va a endurecer?

Se va a usar cualquier cosa. Ese es mi temor. Conservo la esperanza de que algún resorte de los buenos códigos democráticos todavía perduren y se pongan en juego. Nos debería llamar a la reflexión los hechos que estamos estimulando. No quiero decir que los estemos provocando, ni que les demos rienda suelta, o que seamos los políticos los que planifiquemos esto, pero abandonar determinados códigos hace que se habilite la falta de respeto.

¿Cómo ve el ingreso de nuevos actores a la política que antes estaban ajenos, como los de Edgardo Novick, del Partido de la Gente, o de Juan Sartori dentro del Partido Nacional (PN)?

Los uruguayos, hasta hace un tiempo por lo menos, éramos todos directores técnicos de fútbol y políticos. En una sociedad altamente politizada como era la nuestra, no corren tanto esos personajes outsiders, pero sí lo hacen en las sociedades menos involucradas con la política.

¿Le parece que Uruguay pueda tener en el futuro a un presidente como Jair Bolsonaro?

No, no lo veo, por más que algunos trasnochados así lo deseen. También se relaciona con lo que decía antes: si nosotros seguimos en picada con la calidad del debate político y del ejercicio de política, puede ser que suceda. La responsabilidad es de los que integramos el sistema político. Tenemos que decidir si vamos a transitar por los carriles honrosos del ejercicio de la política o vamos a caer en el ejercicio mediocre, que es lo que habilita el surgimiento de estos personajes.

¿Le preocupa que en la próxima legislatura no haya mayorías parlamentarias, o le parece que sería algo bueno?

Todo tiene un pro y un contra. La mayoría parlamentaria facilita aprobar leyes que de otra forma serían bastante más difíciles de aprobar. Yo fui oposición muchos años y puedo decir que aprendí a negociar. Me parece que los compañeros más nuevos [del FA], que entraron con mayoría, no conocen esa regla maravillosa de la política, y no nos vendría mal trabajar un poco la soberbia.

Daisy Tourné.

Daisy Tourné.

Foto: Federico Gutiérrez

¿Le parece que hay soberbia dentro del FA?

Creo que sí. A veces tenemos esos gestos, capaz que involuntarios. Como tenemos la mayoría y marchamos para adelante, quienes están en la oposición lo leen como que avasallamos. A veces nos falta paciencia, y otras no hay más remedio porque se discutió todo lo que había que discutir y hay que votar.

Durante los gobiernos del FA se aprobaron varias leyes denominadas de la nueva agenda de derechos. ¿Cómo le parece que posiciona esto al país?

Hemos avanzado montones en Uruguay, algo que también tiene que ver con la cultura política uruguaya, con la famosa laicidad que nos legó don [José] Batlle [y Ordóñez], al que le estoy profundamente agradecida. Pero todo avance y acción tiene una reacción, y por eso aparecen con tanta fuerza discursos contrarios y muy conservadores que antes no se atrevían a emerger.

De todas formas, hubo reticencias para la aprobación de algunas leyes, incluso en el FA...

Sin duda. El FA no está integrado por marcianos, sino por gente de Uruguay; por lo tanto, emergen las contradicciones propias de la sociedad. Como fuerza política nos hacemos menos cargo de lo conservador, porque eso existe también y no lo podemos negar. A veces las cosas cuestan y el FA es discutidor –todo es discutido–, pero eso habla bien de la democracia interna.

La ley de violencia hacia las mujeres basada en género no se está pudiendo implementar del todo por la falta de presupuesto, ¿que evaluación hace de eso?

Es una ley muy ambiciosa que cumple con requisitos muy importantes. Las leyes en Uruguay han tendido a ser generales, de enormes conceptos. En este período hemos votado leyes que transitan más por la particularidad y las especificidades; en la generalidad las leyes se vuelven inocuas. Hacer una ley tan compleja, integral y precisa [como la de violencia basada en género] es un enorme avance, pero tiene la contra de que su implementación cuesta muchísimo; algo se ha conseguido pero falta mucho.

El ministro del Interior, Eduardo Bonomi, es de los más cuestionados. ¿Cree que las críticas son infundadas?

A la oposición le viene bien cualquier cosa para criticar, porque sabe que la seguridad es un tema candente en la ciudadanía. En estos años, el Ministerio del Interior ha cambiado completamente la cara. Primero se humanizó a los policías: se les paga una salario como la gente y tienen un uniforme y zapatos decentes. Eso brillaba por su ausencia, y no es poca cosa. Avanzamos mucho en tecnología. La delincuencia ha cambiado sus matrices. Estar en ese ministerio es como estar sentado arriba de un volcán que en cualquier momento salta. Tenemos cárceles en una situación difícil; por más que hemos construido plazas, como la onda es meter presos se van acabando. Lo que me parece, como vecina, es que tenemos que dar un salto en calidad en lo que es la comunicación con la ciudadanía. Es necesario volver al policía comunitario. Es algo que se puede agregar a la estrategia actual, porque me parece que a la gente no se le borró de la cabeza el comisario y la seccional. Hay que buscar un acercamiento ciudadano menos en la onda represiva, que es necesaria, pero hay que ir más a la onda comunicacional. Ese sería un lindo salto en calidad. Lo que dice la oposición, a veces, me tiene sin cuidado.

¿Le parece que fue cuestionada como ministra más por ser mujer que por su gestión?

Lo diferente siempre es combatido. De mi gestión no pueden decir una palabra. Lo que no les gustó fue que repitiera lo que algunas legisladoras decían en el Parlamento, que fue lo que hice [hace referencia al video difundido en 2009, en el que Tourné hacía referencia a una discusión, a los insultos, entre dos diputadas, una del PN y otra del FA]. No fueron mis palabras, repetí lo que dos señoras parlamentarias dijeron en sala, pero ya está, eso pasó hace diez años. Lo que nunca escuché fue una critica a mi gestión, a mis números.

Forma parte de la bancada femenina y fue compañera de Beatriz Argimón, ¿qué le parece como presidenta del PN?

Quiero mucho a Beatriz y me parece que es capaz de dar una impronta diferente a aquel Honorable Directorio tan circunspecto. Creo que puede aportar un plus.

(*) Esta entrevista se realizó antes que se diera a conocer un video que se hizo viral en las redes sociales en el que el ministro de Economía y Finanzas, Danilo Astori, y la diputada frenteamplista Claudia Hugo son insultados por dos personas que se encontraban en un auto mientras salían de un supermercado junto a su familia.