El Batallon Uruguay IV, desplegado en Goma, Congo, está en medio de una de las peores epidemias de ébola de la historia, sin bajas y cumpliendo con su tarea. La base del batallón, en Goma, está a 242 kilómetros del centro de esta nueva epidemia, al norte, en la ciudad de Beni, y más cerca, a 201 kilómetros del lugar de la última oleada de esta fiebre hemorrágica para la que no hay vacuna probada, en Kalungata.
La epidemia en toda el área afectada de África es la peor de la historia desde la aparición de la enfermedad, en 1975 en Congo, con 8.000 infectados al 3 de octubre, de los cuales 3.500 murieron. Algunas áreas afectadas, entre ellas Kalungata, están controladas por los rebeldes mai-mai, una situación que dificulta notablemente la asistencia que puedan brindar las unidades sanitarias de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
La violencia va en aumento. El 15 de noviembre, un grupo de las autodenominadas Fuerzas Democráticas Aliadas asesinó a ocho integrantes del cuerpo de paz y, al día siguiente, tiroteó un hotel que aloja a trabajadores humanitarios. Estos se refugiaron bajo las mesas, relata The Economist, y no sufrieron lesiones.
“No tenemos infectados. El grueso del batallón está lejos del área de infección”, informó a la diaria el coronel José García, director del Servicio Sanitario del Ejército. Se emitieron partes al personal para extremar las medidas de prevención recomendadas por la ONU, que son básicamente no tener contacto con animales ni con la población local e ingerir alimentos sólo de la cocina del batallón. La dotación del batallón está completa, con unos 800 efectivos, y serán relevados, según los planes vigentes, en mayo. “Se puede dar la tranquilidad de que no hay personal afectado, y que volverá la gente que desplegamos”, recalcó García.
El ébola (que tomó su nombre del río junto al que fue descubierta la enfermedad) es una fiebre hemorrágica transmitida por fluidos de personas y animales, originaria de un murciélago al que no infecta, y para la que no hay vacunas. Luego de transcurridas tres semanas de incubación y pasadas 48 horas de la aparición de los síntomas, no hay cura posible. Para la República Democrática de Congo, con 245 muertos, esta es la tercera ola infecciosa más importante de su historia. La Organización Mundial de la Salud estima que, teniendo en cuenta las dificultades que plantea la lucha rebelde, se tardará al menos medio año en contenerla. Se emplean sueros salinos para paliar sus efectos, y hay una vacuna en etapa todavía de ensayo que por ahora ha resultado efectiva.
La guerrilla y las zonas infectadas se superponen, lo que dificulta enormemente la tarea médica. El Batallón Uruguay, al mando del coronel Carlos Frachelle, no tiene como tarea proveer elementos para tratar la enfermedad, pero sí proteger al personal de la ONU que lo hace.