Dirigentes de todos los partidos con representación parlamentaria comentaron ayer la decisión del Supremo Tribunal Federal (STF) brasileño que rechazó el recurso de hábeas corpus presentado por el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, y la orden de detención contra él del juez Sérgio Moro.
El senador frenteamplista y ex presidente José Mujica dijo que esperaba ese fallo y “lo presentía”, se solidarizó con Lula y dijo que le preocupa “el cuadro político” brasileño, porque “el verdadero tema de fondo son las repercusiones para la región”. Mujica sostuvo que el proceso es una “zancadilla” para impedir que Lula gane las próximas elecciones. “La democracia puede ser una apariencia, puede ser una aparente legalidad tortuosa, que en el fondo deja de ser democracia. Una cosa es la formalidad, y otra cosa es el contenido real”. Con relación al futuro auguró que “va a venir algo [alguien] que corte el tocino más gordo [para] la gente más poderosa”, aunque aseguró que “siempre que llovió, paró”.
Su esposa, la vicepresidenta Lucía Topolansky, expresó que el juicio a Lula dejó interrogantes, porque fue “todo una presunción” y “no apareció la prueba”, además de que antes “sacaron” a Dilma Rousseff de la presidencia sin un cargo jurídico, y “al día de hoy no hay ningún juez, ni de Lava Jato ni de ‘Lava Mongo’, que haya dicho algo contra Rousseff”. Destacó que le preocupan las afirmaciones del general retirado Luiz Gonzaga Schroeder Lessa, que dijo que si el ex presidente no era detenido sería un “deber de las Fuerzas Armadas” intervenir para “restablecer el orden”. Consultada sobre el futuro del país vecino, Topolansky evaluó que “la situación brasileña es compleja” y manifestó su deseo de que se salga de ella por vías democráticas “y no por otras”.
El senador nacionalista Luis Lacalle Pou dijo que lo que pasa en Brasil “es horrible”, porque da la sensación de que “no se salva nadie”. También dijo que ese país atraviesa una crisis política, social y económica, pero que espera que eso se resuelva rápido y “venga una dirigencia política que tenga la posibilidad y la capacidad de manejarse de forma transparente”, porque de lo contrario no augura buenos tiempos para los brasileños. En cuanto al impacto regional, comentó que Brasil es “hiperproteccionista” e “hipernacionalista” incluso “cuando está bien”, y agregó: “Imagínese cuando está mal...”.
El también senador, pero colorado, José Amorín Batlle dijo a la diaria que vio como algo positivo la independencia de la Justicia brasileña, y que “es algo para aplaudir a Brasil” que la ley esté “por encima de todo”. En su opinión, se “está terminando con una corriente de corrupción que afecta a Lula pero también a muchos políticos más, incluso de otros partidos”. Amorín consideró “triste” que una persona como Lula, “un obrero metalúrgico que tiene una campaña política extraordinaria, un hombre carismático y el principal líder de la izquierda latinoamericana”, termine su trayectoria de esta forma, y aseguró que espera que en las elecciones brasileñas de octubre se legitime un nuevo gobierno, aunque la política en el país vecino “tiene una inestabilidad muy compleja”. De todos modos, sostuvo que él no cree que haya “un riesgo de dictadura”.
“Por suerte, siempre hay militares que enfrentan a los golpistas y le dan dignidad tanto al uniforme como a la tradición de la carrera de las armas”, escribió. El diputado Fernando Amado, también colorado, resaltó mediante un tuit la actitud del comandante de la Fuerza Aérea Brasileña, Nivaldo Luiz Rossato, quien reafirmó que los militares deben ser fieles a la Constitución.
Por su parte, el ex presidente Julio María Sangunetti afirmó que es “espantosa” la corrupción que afecta a “un gran líder y a un gran partido”, en referencia a Lula y su Partido de los Trabajadores (PT). Sobre el juicio, dijo que está más que demostrada la responsabilidad del ex presidente, y descartó que exista una “conspiración” por parte de la Justicia, porque también se procesó a “todo el empresariado brasileño” y a “grandes millonarios”.
El diputado de Asamblea Popular (AP), Eduardo Rubio, comentó a este medio que, más allá de las “intencionalidades políticas”, le parece muy difícil que Lula no supiera nada de los hechos por los cuales “hay tesoreros” del PT procesados por corrupción. En su opinión, el daño más grande lo sufre la izquierda, y él vive esta situación con “dolor en el alma”, porque tuvo “muchas expectativas en el proceso brasileño”.
El senador del Partido Independiente (PI), Pablo Mieres, dijo a la diaria que lamenta “la conclusión política de una figura de origen popular que generó tantas esperanzas”, y que esto demuestra que la corrupción “no tiene signo ideológico”. Mieres destacó que “del lado del platillo de las cosas negativas están la conducta de Lula y la salida militar con una advertencia que suena muy mal, y del lado positivo está la independencia del Poder Judicial”.