El novel Movimiento Unidos Podemos –formado a fines de 2017–, integrado principalmente por militares retirados, sigue haciendo actos en diversos puntos del interior del país para hacerse conocer. El general (r) Hebert Fígoli, líder de la agrupación, señaló a la diaria que han tenido una buena acogida y que incluso en algunos lugares los actos han “superado las 100 personas”, como, por ejemplo, en San José. Además, dijo que vio con sorpresa cómo algunos ciudadanos que “tradicionalmente” votaron al Frente Amplio están “interesados” en lo que está haciendo el movimiento y mostraron “su adhesión real o potencial” ante la posibilidad de que logre representación parlamentaria en el lema de un partido de la oposición.

Fígoli explicó que Unidos Podemos no es un partido político, sino un movimiento, ya que, “por tiempos electorales y recursos disponibles”, y para no “atomizar más la oferta político-partidaria”, no se daban las condiciones para conformar un partido. Así las cosas, el militar retirado señaló que han mantenido conversaciones –por ahora, “informales”– con representantes de partidos de la oposición para poder alinearse a alguno. Pero esos contactos no fueron con todos los partidos de la oposición, sino “con aquellos con los que tradicionalmente hemos tenido un natural relacionamiento o amistad cívica, y con otros más nuevos”. Los contactos fueron con el Partido Nacional, el Partido Colorado y el Partido de la Gente. De todos modos, señaló que fueron “conversaciones sociales” más que “búsqueda de coincidencias”, y que no se van a definir en tanto no se tenga un panorama más claro de dónde están ubicados, con un diagnóstico del nivel de presencia tanto en el interior como en Montevideo, y hasta “no conformar una masa crítica que permita determinar un ámbito de discusión y eventuales negociaciones”.

Fígoli contó que están tratando de conformar equipos técnicos sobre los “grandes problemas” del país, para que empiecen a formar “conceptos a la hora de buscar coincidencias”. Por ejemplo, indicó que el tema de la seguridad no es sólo pensar en las fuerzas policiales y militares, sino que “es un problema que hay que tomar de manera más holística”. El líder de Unidos Podemos señaló que la seguridad tiene varios aspectos, no se trata sólo de discutir el incremento de las penas o hacer más patrullaje. “Es imposible rehabilitar cuando dentro de los propios establecimientos carcelarios no hay seguridad. Si no se restablece el concepto de mando y autoridad, y de acción del propio Estado dentro de los establecimientos carcelarios, es imposible que haya rehabilitación. Mezclando, como se están mezclando, delincuentes de diferente riesgo, como se hace en Punta de Rieles, las cárceles se transforman en escuelas del delito”, sostuvo.

El militar retirado dijo también que coincide con todas las propuestas de seguridad que quiere plebiscitar el senador blanco Jorge Larrañaga, menos con la de crear una guardia nacional con efectivos militares, por varios motivos. El primero es que requeriría “distraer elementos militares que han sido preparados para la guerra”, que no es el “rol” ni la “misión” de la Policía nacional. Además, “el soldado está entrenado para el empleo letal del arma”, es decir, “para eliminar a su enemigo”, y no para “funciones disuasivas o para reprimir”, por tanto, esto último “debería ser legislado”. “El tercer aspecto, que no es menor, es la dependencia de un comando único militar. Eso de depender en parte de un ministerio o de otro... Los militares actuamos por facciones constituidas, estrictas, cadena de mando y rigurosidad en cuanto a las ordenes que recibimos”, explicó. No obstante, agregó que “si mañana la situación fuera tal que en determinados barrios se vieran sobrepasadas las fuerzas policiales y la Guardia Republicana” y “no hubiera otra opción”, el movimiento no se niega a “que intervengan las Fuerzas Armadas para restablecer la presencia del Estado, pero tiene que ser cuidadosamente reglamentado”.

Tras las declaraciones del director nacional de Policía, Mario Layera –que pronosticó un escenario “como El Salvador o Guatemala” para Uruguay–, Fígoli piensa que “para situaciones tremendamente concretas que no se pueden resolver” la solución está en el artículo 168, numeral 17 de la Constitución de la República: “Medidas prontas de seguridad”. Aseguró que su propuesta “no tiene nada que ver con el período de facto”, ya que las medidas prontas de seguridad “se empezaron a aplicar en 1904” y se siguieron aplicando ante situaciones “de inseguridad, pero también en problemas económicos y sanitarios”. “Si están en la Constitución de la República, ¿por qué no aplicarlas si es que realmente se configura ese panorama dicho por Layera?”, se preguntó. Dijo que comprende que “ser la Suiza de América podrá ser una utopía”, pero tampoco quiere que Uruguay sea “la Venezuela del Río de la Plata”.