“Me siento mal porque recuerdo nombres y compañeros que dejaron la vida en Nicaragua, peleando por un sueño. Siento que algo que fue un sueño se desvía y cae en la autocracia, y entiendo que quienes ayer fueron revolucionarios perdieron el sentido de la vida”, lamentó ayer el senador y ex presidente José Mujica en la sesión del Senado que aprobó por unanimidad una declaración de condena a la violencia estatal en Nicaragua. El pronunciamiento señala la “reiterada violación a los derechos humanos y libertades fundamentales” en ese país y manifiesta una “enérgica condena” a los “actos de violencia y de violación a los derechos humanos”. Exige la identificación de los responsables por las vías legales correspondientes y reclama al gobierno de Daniel Ortega “el cese inmediato de la violencia contra el pueblo nicaragüense”, así como la “celebración de elecciones libres, justas y oportunas”, “en un ambiente libre de miedo”, como “la mejor garantía de estabilidad democrática”.

La oposición, con la firma de legisladores del Partido Nacional, el Partido Colorado y el Partido Independiente, había presentado antes una moción que salió negativa, que además exigía la renuncia inmediata de Ortega y la convocatoria a elecciones anticipadas. Y utilizaba otros calificativos; se refería a “una ola feroz de represión contra todo aquel que manifiesta oposición a [la] gestión” de Ortega y condenaba el “terrorismo de Estado” en ese país.

La senadora frenteamplista Daniela Payssé explicó que su partido no votaría esta moción ya que, por respeto al derecho a la autodeterminación de los pueblos, no les parecía “buena cosa exigir la renuncia de Ortega ni decir cuándo se tienen que llevar a cabo las elecciones” en Nicaragua.