Aunque la lluvia no dio tregua, varias personas se concentraron ayer frente a la Embajada de Nicaragua, ubicada en la peatonal Sarandí, para repudiar la violencia de Estado y la represión del gobierno contra la ciudadanía.

La movilización fue organizada en conjunto con grupos feministas de otros países de América Latina para conmemorar la fecha de la revolución sandinista y poner en cuestión la violencia que ejerce el gobierno de Daniel Ortega contra la población, explicó a la diaria Lilián Celiberti, de Cotidiano Mujer. Según dijo, también es una forma de expresar su solidaridad con otras feministas: “La persecución y el enfrentamiento con las feministas es de larga data, desde que Ortega, en sus múltiples pactos y acuerdos con la derecha y el conservadurismo, prohibió el aborto terapéutico, convirtiéndose en el único país de América Latina en negar totalmente la posibilidad de abortar”.

La coordinadora de Cotidiano Mujer calificó de “vergonzosa” la declaración del Foro de San Pablo, en la que se defiende al gobierno nicaragüense ante “el imperialismo norteamericano” y “la acción desestabilizadora de los grupos terroristas de la derecha golpista, que boicotean la búsqueda del diálogo, el cual constituye el mejor camino para superar la actual crisis y alcanzar la paz”. En particular, señaló que el apoyo del Frente Amplio (FA) a esa declaración (del que se distanció su presidente, Javier Miranda) es “lamentable” porque es “muy fácil echarle la culpa al imperialismo”. “Suponete que quienes reclaman sean de derecha, ¿por eso vas a matar a 300 personas? Los estudiantes que se manifiestan en las universidades, ¿tienen que ser asesinados porque piensan distinto o por ser de derecha? ¿Qué gobierno democrático es ese?”, cuestionó.

Para Celiberti, la declaración de condena a la violencia estatal en Nicaragua por parte del Parlamento uruguayo, apoyada por todos los senadores del oficialismo, “muestra las contradicciones que hay en la izquierda uruguaya”. “La declaración del Foro de San Pablo es un planteo que divide a las izquierdas latinoamericanas de manera impresionante, porque parece que terminamos defendiendo los derechos humanos siempre y cuando ataquen a unos y no a otros”, sentenció. Otra militante social, Valeria Conteris, agregó que la actitud del FA frente a Nicaragua es “esquizofrénica” porque, por un lado, la bancada del FA condenó el accionar del gobierno y la represión, pero, por otro, hay dirigentes que participaron en el Foro de San Pablo y están “embanderados con lo que se estableció allí, y eso es muy triste”.

Conteris relató que cuando era estudiante de secundaria Ortega vino a Uruguay y muchas personas lo fueron a recibir. “Para nosotros la revolución de Nicaragua era muy simpática y nos daba una mirada esperanzadora. Me acuerdo que Ernesto Cardenal, ministro de Cultura de Nicaragua, daba entrevistas sentado en la vereda. Era una cosa muy rupturista y un modelo diferente al cubano, con las brigadas de alfabetización y la juventud sandinista”. Pero hace mucho tiempo que “la izquierda sabe en lo que se ha transformado el gobierno de Ortega. ¿Qué hace la izquierda defendiendo todo eso?”, se preguntó.