En octubre de 2016, el presidente de China, Xi Jinping, y el de Uruguay, Tabaré Vázquez, sellaron un acuerdo de asociación estratégica entre los dos países. Desde entonces, muchos han sido los avances y los acercamientos en distintas áreas a nivel bilateral. La cooperación en ganadería y agricultura es intensa, y lo mismo sucede con la investigación. Dos ejemplos de un proceso que ha sido exitoso, a juicio del gobierno, son la firma de un convenio para formar un grupo de trabajo que evaluará la posibilidad de instalar un laboratorio de certificación de carnes de China en Uruguay, con alcance regional, y el convenio entre el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) y la Academia de Ciencias de China para la investigación conjunta de la soja. Pero los avances en esos niveles no se replican en el terreno de las negociaciones para un acuerdo comercial.

Ayer, el canciller Rodofo Nin Novoa se reunió en Beijing con su par de China, Wang Yi. Fuentes del gobierno dijeron a la diaria que es toda una señal que Nin haya viajado sin la compañía de los funcionarios que participan en las negociaciones comerciales. El objetivo de la visita del canciller, contaron las fuentes, fue invitar al ministro chino a la próxima cumbre del Mercosur. Uruguay puso el diálogo con China al tope de las prioridades en su agenda de la presidencia pro témpore del Mercosur, que desempeña este semestre. Sin embargo, Brasil sigue reticente a conversar siquiera sobre el tema, más aun en el contexto de incertidumbre que se vive en ese país, a pocas semanas de las elecciones. “Incluso no les gusta hablar de ‘diálogo con China’”, contó una fuente del gobierno. El sector industrial brasileño se resiste a la apertura con China porque estima que acarrearía muchos más costos incluso que la negociación con la Unión Europea. “No quieren poner la palabra ‘comercio’ en ninguna acepción, ni ‘acuerdo de libre comercio’, ni ‘acuerdo menos profundo’, ni nada”, graficó la fuente.

La intención de la cancillería uruguaya es lograr que se concrete la visita de Wang Yi para poner el tema en la agenda del Mercosur. “Si los chinos vienen, es muy difícil que los demás no quieran tratar el tema”, explicó un jerarca.

Al término de la reunión de ayer entre los cancilleres, el Ministerio de Relaciones Exteriores expresó en un comunicado que el encuentro se produjo en el marco del 30º aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre ambos países, y que se hizo “un repaso de la relación bilateral”. “Se destacó especialmente el aumento de las exportaciones de Uruguay a China, el incremento de la cooperación técnica brindada por China a nuestro país, convirtiéndose en el principal donante de cooperación de Uruguay, así como la sustantiva intensificación del relacionamiento cultural, educativo, turístico y deportivo entre ambos países”, menciona el comunicado. También conversaron sobre la situación regional, y en ese marco “Uruguay hizo hincapié en los avances obtenidos durante la presente presidencia pro témpore del Mercosur para propiciar la reanudación del diálogo entre el Mercosur y la República Popular China”, destaca el comunicado.

Los negociadores del gobierno entienden que la posibilidad de lograr un acuerdo comercial con China “ya se terminó” y consideran que ahora se trata de buscarle “una muerte elegante”. O, en el mejor de los escenarios, pensar en avanzar “muy a largo plazo” a nivel del Mercosur, ya que Brasil y Argentina “dejaron claro que de ninguna manera” permitirán que Uruguay avance en un acuerdo bilateral, indicaron las fuentes. De todas maneras, Uruguay no está conforme con esta situación y planteará, de cara a la próxima cumbre del Mercosur y en los ámbitos de intercambio del bloque, “tener una discusión franca sobre qué quiere el Mercosur y a dónde va”, a nivel de su agenda tanto externa como interna.