Profesores de nueve departamentos académicos del Instituto Normal de Magisterio de Montevideo (los de Lengua, Geografía, Historia, Biología, Pedagógico-Histórico-Filosófico, Psicología, Sociología, Educación Artística y de Didáctica y Práctica Docente) elaboraron un documento que cuestiona el nuevo plan de estudios que se proyecta implementar para la carrera de maestro. “Es necesario que no se aprueben ni se pongan en práctica los nuevos planes proyectados. Quienes sostenemos con nuestro trabajo en las aulas la formación de los maestros día a día, tenemos la firme convicción de que la misma está en peligro, quizá como nunca antes en la historia del país”, advierten.

Después de destacar la “matriz cultural construida por el magisterio nacional” y a algunas de sus figuras, como Clemente Estable, Enriqueta Compte y Riqué, Otto Niemann y Jesualdo Sosa, los docentes comentan que cuando se comenzó a hablar de “cambiar la matriz fundacional de la formación docente” no tenían claro a qué se hacía referencia. “¿Por qué hacer borrón y cuenta nueva en lugar de mejorar a partir de lo que está vigente y reconocemos como perfectible? ¿Por qué no recuperar, actualizar y proyectar hacia el futuro esa valiosa matriz fundacional a la que pertenecemos?”, preguntan.

En su opinión, desde 2015 y con base en “recomendaciones internacionales,‘expertos’ nacionales y extranjeros”, las autoridades del Consejo de Formación en Educación (CFE) y las comisiones creadas se dispusieron a cambiar los planes de estudio “desechando todo lo anterior”. Tras analizar esas propuestas, ellos han “elaborado informes” y “recorrido sin éxito los caminos institucionales para dar a conocer las razones pedagógicas de nuestro rechazo a las propuestas”, señalan.

Los firmantes cuestionan, en primer lugar, la semestralización, que “pretende reducir la extensión de los cursos anuales a no más de tres meses, sin considerar en la mayor parte de los casos la necesaria duplicación de la carga horaria”, y alegan que ese cambio afecta los conocimientos de los futuros maestros y también “procesos intelectuales, emocionales y vinculares que, por su naturaleza, no pueden acelerarse”. Además de apuntar que esto toca a “casi todas las áreas de conocimiento”, señalan que traería “perjuicios laborales” y problemas administrativos, en particular para disponer de profesores en el segundo semestre.

También mencionan que algunas materias “desaparecen en su denominación clásica”, por ejemplo Sociología, que pasa a llamarse “La educación como construcción social, histórica, cultural y política”, y opinan que es “inadmisible” que no se mantengan asignaturas como Historia de la Educación, “imprescindible para comprender el devenir de los cambios educativos a nivel nacional e internacional”.

Otro cuestionamiento al cambio de plan se refiere a la reducción de las horas presenciales, que califican de esenciales “para preservar la riqueza del vínculo entre docentes y alumnos y de los alumnos entre sí”, ya que “es en la interacción con otros que aprendemos a ser maestros”. “La reducción de asignaturas y los cambios introducidos en el campo de las ciencias de la educación amenazan la identidad de la formación magisterial”, aseveran, y critican también la creditización, que “permite validar el tiempo de estudio sin atender la razonable equivalencia con los objetivos pedagógicos y los contenidos programáticos de la formación en docencia”. “Se asignan los créditos reduciendo la formación profesional del magisterio a un valor numérico de horas certificadas por otras carreras no docentes”, y esto “pone en riesgo los fundamentos de la formación magisterial en lo que le es específico”, aseguran.

Otro punto mencionado en el documento, al que accedió la diaria, refiere a la unidad Didáctica-Práctica Docente, que, a juicio de los autores, “se vería doblemente afectada”, ya que “no sólo se reduce el tiempo destinado al desarrollo de los cursos, sino que la propuesta desconoce al director de la escuela de práctica como articulador de la relación entre la teoría didáctica y la práctica docente”. Eso, argumentan, “desconoce el área de Práctica del Consejo de Educación Inicial y Primaria” y “desvirtúa los objetivos de la práctica docente de cuarto año, que actualmente se desarrolla en escuelas cuya población tiene problemas socioeconómicos”.

“Nos preguntamos si el carácter universitario que se le pretende dar a la Formación Docente se resuelve con la creditización y la semestralización”, y también “de dónde surge la urgencia de estos cambios”, apuntan los profesores, y acotan que “sin duda no surgen de las necesidades de los estudiantes ni de los profesores. Menos aun de las necesidades de la escuela, que exige maestros con una formación sólida y profunda, no solamente en los conocimientos a enseñar sino también en los saberes pedagógicos, psicológicos, sociológicos, jurídicos, filosóficos sobre la educación. Esto ha formado parte de la identidad de la formación magisterial nacional a lo largo de su extensa historia de más de 130 años”, concluyen.