Ayer de tarde, cerca de las 18.00, la avenida 18 de Julio a la altura del Palacio Municipal estaba teñida de blanco y amarillo, ya que hasta allí fueron varios taxis, luego de un paro parcial que había empezado a las 16.00. El Sindicato Único de Automóviles con Taxímetro y Telefonistas (SUATT) llamó a una marcha con concentración frente a la explanada de la Intendencia, para conmemorar los 25 años de “la conquista de la mampara”. Arriba de la caja de una camioneta, micrófono en mano, Federico Pereyra, dirigente de SUATT, recordó cómo se llegó a establecer la obligatoriedad de esa separación física.

Según su relato, el asesinato de un taxista de apellido García Novas llevó al SUATT a definir como una prioridad la colocación de la mampara, y presionara trabajando “a reglamento”, lo que obligó al entonces intendente de Montevideo, Tabaré Vázquez, a firmar el decreto de obligatoriedad de la mampara, el 25 de enero de 1994. “Ante esta conquista, la patronal del taxi presentó un recurso jurídico que enlenteció la implementación del decreto. Nuestras cooperativas fueron pioneras en la colocación de la mampara, demostrando su compromiso con la conquista sindical y dejando en claro que se podía”, subrayó Pereyra. Luego dijo que la patronal del taxi, en la cual “ya asomaba la nariz un tal Óscar Dourado”, llevó adelante movilizaciones “con el fin de evitar la obligatoriedad de la mampara”, acompañada por “carneros organizados en un sindicato amarillo”, que luego el SUATT logró “disolver”. En junio de 1994, con el decreto firmado, seguían trabajando sin mampara y fue asesinado otro taxista, apodado El Gato, “el último muerto sin mampara”, lo cual desató “el último trabajo a reglamento”. “Una asamblea multitudinaria definió profundizar el conflicto y la necesidad de su defensa activa en la calle. La mampara se conquistó, se le torció el brazo a la Intendencia y se logró la obligatoriedad, a pesar de la medida de fuerza de la patronal, que fue derrotada. Y hasta el día de hoy, 25 años después, sigue peleando por su retiro o por su opcionalidad”, subrayó el sindicalista.

Luego Pereyra lanzó duras críticas al ex presidente de la patronal del taxi. Dijo que cuando sucedieron los hechos que llevaron a la obligatoriedad de la mampara, Dourado era joven y “los jefes de la cosa nostra eran otros”, pero que luego sería él quien “lideraría todos esos años la campaña por el aumento de los asesinatos en el sector”. Subrayó que “por las circunstancias” actuales cabía reiterar algunos de los temas volcados en un comunicado a la opinión pública hace pocos días. Señaló que Dourado “cayó en desgracia”, pero “no preso”, por “robarles vacas a los ricos” y no por “robarles las propinas a los trabajadores de Tres Cruces”. “Tuvo que renunciar a su cargo político por meterse con estancieros de Durazno, pero no por violar de manera contumaz y sistemática los laudos de los choferes: jornales, viáticos, horas extras, aguinaldos, licencias y salarios vacacionales. Todo esto, teniendo un área jurídica para asistir a las empresas del sector en esta tarea indigna, por no decir robo”, sostuvo el dirigente del SUATT. Agregó que, gracias al nuevo Código de Proceso Penal, Dourado “se salvó de la cárcel” devolviendo el ganado robado, y aseguró que “la Justicia nunca le va a exigir que les devuelva a los trabajadores las propinas robadas durante más de 25 años”, antes de aseverar que “haga lo que haga, y descúbrase lo que se le descubra, jamás veremos a Dourado pisar el Comcar”.

Por último, Pereyra sostuvo que es “irrebatible” que la mampara da resultado, ya que “redujo claramente” los asesinatos en el taxi. “No nos agrada hablar de números, pero es necesario. En el año anterior a la colocación de la mampara [1993], murieron nueve trabajadores asesinados por la espalda, y desde la colocación tuvieron que pasar varios años para que muriera asesinado un taximetrista. En este siglo, el promedio de asesinatos es cercano a dos por año, más que nada en esta década; los números son contundentes”, finalizó.