Entre abrazos, aplausos y puños en alto fue descubierta este jueves la piedra fundamental para la construcción del Memorial de Ex Presas Políticas, que llevará el nombre “Las mujeres construimos historia defendiendo la vida”. Por resolución de la Asamblea General, la edificación será erigida en el Espacio Julia Arévalo, ubicado a unos metros del Edificio Artigas y frente al Palacio Legislativo. El memorial empieza a hacerse realidad semanas después de que la Junta Departamental y la Intendencia de Montevideo autorizaron la construcción, que también cuenta con el apoyo del Ministerio de Educación y Cultura y la Universidad de la República.

La iniciativa fue promovida por una treintena de ex presas políticas en conjunto con la Asociación de Ex Presos Políticos (Crysol), organizaciones sociales y militantes de los derechos humanos. Lo que reivindican es la necesidad de que exista un memorial que “identifique y reconozca por parte del Estado uruguayo los aportes de las mujeres en las luchas” durante el período comprendido entre junio de 1968 y marzo de 1985, según aseguran en un texto que fue difundido durante el acto. Pero, además, aspiran a que el memorial quede instalado en un lugar emblemático del país y representativo de la democracia -como es el entorno del Parlamento- “a fin de transmitir a las generaciones venideras un mensaje de paz y de esperanza en la no repetición del terrorismo de Estado”.

La elección del lugar fue celebrada por Nélida “Chela” Fontora, quien en nombre del grupo de ex presas políticas dijo durante la ceremonia que no querían que el memorial se edificara frente a lugares de detención, “donde quedaron las paredes manchadas de sangre de compañeras y compañeros”. La militante aseguró que la decisión de construir este lugar de memoria es fundamental porque las mujeres “siempre estuvieron presentes a lo largo y ancho de la historia” y muchas “entregaron sus vidas por un mundo mejor, justo y solidario”, pero fueron “invisibilizadas durante años”. “Fuimos muchas las mujeres que resistimos la dictadura cívico-militar. Pretendieron quebrarnos con las torturas, con las violaciones, con el manoseo de nuestros cuerpos, pero no pudieron. Hoy, con los rostros diferentes, llenos de arrugas, mitigados por el dolor, seguimos andando”, afirmó Fontora, entre los aplausos de sus compañeras. “Fuimos una generación comprometida, con sensibilidades diferentes, con inserciones políticas y sociales diferentes, pero en todas nosotras había algo en común: la lucha por nuestros derechos y los derechos de todas y todos”, recordó.

Por su parte, el secretario general de Crysol, Enrique Chalar, destacó la construcción del memorial como un logro de la sociedad civil y dijo que constituye “un nuevo avance del Estado”, que a su entender “continúa asumiendo sus obligaciones, las que marcan las disposiciones constitucionales, las normas de derechos humanos en general y muy especialmente la resolución 60/147 de la Organización de las Naciones Unidas”, que en su principio 22 refiere al derecho de las víctimas de violaciones del Estado a conmemoraciones y homenajes. Al mismo tiempo, Chalar pidió que la Justicia “cumpla su cometido de investigar, esclarecer y castigar” los delitos ocurridos durante la dictadura para asegurar que no vuelvan a repetirse, “especialmente cuando no hay obstáculos legales para que se actúe, aunque el poder económico y mediático de los criminales siga operando y presionando desde las sombras y desde los centros militares”.

En representación del Estado hablaron la ministra de Educación y Cultura, María Julia Muñoz, la senadora frenteamplista, Patricia Ayala, y la presidenta de la Junta Departamental, Adriana Barros. La ministra Muñoz hizo énfasis en los memoriales como “recordatorios” y “gestos de reparación que la sociedad delega al futuro” y que “le señala a las nuevas generaciones de mujeres que la lucha por la democracia y por la Justicia es válida”. La senadora Ayala, en tanto, recordó a su madre, quien fue presa política, y pidió no olvidar a las niñas, niños y adolescentes que, como ella, vivieron el dolor “desde otro punto de vista y desde otro sentir” al tener a su madre y a su padre presos. Barros, por su parte, resaltó la represión y violencia que sufrieron las mujeres “en su doble condición de luchadoras y mujeres”. “La construcción de este memorial es reconocer su lucha y honrar su compromiso con la defensa de la democracia”, aseguró, antes de cerrar, con la voz entrecortada: “Sus voces ya no son silenciadas, ellas hablan. Nuestras voces hablan por ellas también”.