“Que una foto de hoy no nos borre la sonrisa. La película tendrá un final el 24 de noviembre, cuando el pueblo en las urnas se expida. Hasta ese día, hombres y mujeres, jóvenes y veteranos, estaremos en la calle hablando y escuchando, y comprometiéndonos a seguir transformando la realidad como lo hemos hecho hasta ahora”. Tal vez ese fragmento del discurso de Graciela Villar sea la síntesis de lo que intentó transmitir el Frente Amplio (FA) en su acto final, este miércoles en Florida, con los integrantes de la fórmula como únicos oradores, pero con la presencia de los principales dirigentes sobre el escenario. “¡A no aflojar! ¡A la calle! [...] ¡Hasta la victoria siempre!”, cerró su discurso Villar.
Fue un acto del FA no sólo por las banderas que flameaban –aunque no sólo las hubo del FA: también se vieron muchas banderas uruguayas–, sino también por los cánticos, en ocasiones iniciados por el propio maestro de ceremonia desde arriba del escenario: “¡Vamos! Mira qué bonito / mi voto es, / rojo azul y blanco, / del Frente es”.
El acto comenzó una hora más tarde de lo previsto. Hubo música antes (Ana Prada y Patricia Kramer) y después de la oratoria (Gerardo Nieto). Prada y Kramer aprovecharon, entre canciones, a deslizar mensajes: tras enviar “un abrazo a las luchadoras”, enfatizaron que “no se está contra los esposos y los hijos, como se quiere hacer creer”, en clara alusión a un discurso del líder de Cabildo Abierto, Guido Manini Ríos, en una gira por Paysandú, a principios de esta semana.
Mientras cantaban, el público se acercaba a la zona de detrás del escenario para sacarse fotos y pedir autógrafos. “¡Besos no!”, le dijo el ex presidente José Mujica a una mujer que se le acercó. “Es que estoy apestado”, apuntó. Entre autógrafos y selfies, el candidato oficialista, Daniel Martínez, contestó algunas preguntas de los medios que transmitían en vivo acerca de los cruces con el candidato nacionalista, Luis Lacalle Pou: “Yo qué sé. El hombre está muy agresivo. ¿Qué le vamos a hacer?”.
Como es habitual en los actos, los dirigentes fueron subiendo uno por uno, al tiempo que eran presentados: Javier Miranda, Fernando Amado, Amanda Della Ventura, Enrique Rubio, Liliam Kechichián, Óscar Andrade, Carolina Cosse, Lucía Topolansky, Gonzalo Civila. Luego fueron presentados “los ministros designados” en un eventual cuarto gobierno del oficialismo: Mario Bergara, Cristina Lustemberg, Lucía Etcheverry, Gustavo Leal, Danilo Astori y Mujica.
Villar habló de la agenda de derechos, la regularización de peones rurales y trabajadoras domésticas, lo significativo de que “53% de la matrícula universitaria sea de primera generación de universitarios” en sus familias, y que hijos de peones rurales y empleadas domésticas lleguen al nivel educativo terciario gracias a la descentralización educativa, afirmó. Pero, fundamentalmente, se dedicó a alentar a la militancia, a utilizar los próximos días para conquistar a votantes indecisos. “Como decía [Mario] Benedetti, vamos a portar la alegría como una bandera, convencidos de que nos vamos a hacer responsables de lo que aún nos queda por hacer, porque el futuro está en dar un salto en calidad”.
Con un atril enfrente, apoyado en varias hojas impresas, Martínez enfocó su discurso no sólo en alentar a la militancia, sino también en contrastar las dos opciones que tienen las urnas para el domingo. “Hoy está en debate qué futuro se nos viene. El futuro del paso a paso, de distribuir riqueza con justicia y con certezas, o el riesgo de una coalición que se ha unido solamente para enfrentarse al FA sin saber bien cuáles son los puntos que los unen”.
El candidato presidencial, que una hora antes del acto mantuvo una reunión con el edil colorado floridense Javier Fernández, que desde hace semanas viene anunciando que votará por la fórmula frenteamplista, echó mano a una antigua frase atribuida a Luis Alberto de Herrera sobre los bachilleres hijos de zapateros para destacar, como Villar, que hay un mayor acceso de los hijos de los trabajadores a la universidad. También calificó de “iluso” a quien cree que “achicar el Estado se va a hacer sin el costo social para las mayorías”. “¿Saben cómo termina esto? Como en Argentina, como en Brasil”, aseguró.
Reiteró la preocupación por la ley de urgente consideración anunciada por Lacalle Pou y refrescó el acuerdo de 1999, “cuando los partidos tradicionales se unieron para que Tabaré Vázquez no fuera presidente de la República. El acuerdo decía: ‘Mejores salarios para los docentes, policías y militares. Rebaja de impuestos y tarifas. Rebajas de partes al Banco de Previsión Social”, entre otros ítems. Fue enfático sobre el “miedo” que genera la posibilidad de “perder todos los avances” de los gobiernos del FA en manos de “una coalición que no es estable”, cerrando con la máxima artiguista “que los más infelices sean los más privilegiados”.