Si bien se espera que la Corte Electoral anuncie en los próximos días como ganador al candidato del Partido Nacional (PN), Luis Lacalle Pou, la reñida diferencia de votos con la fórmula oficialista, las salidas mediáticas imprevistas del ex comandante en jefe del Ejército Guido Manini Ríos y el porcentaje primario obtenido en el balotaje –48,7% frente a 47,5%– marcan una diferencia con los presidentes que habían emergido de los balotajes anteriores.

Para el politólogo Antonio Cardarello, doctor en ciencia política y docente del Instituto de Ciencia Política de la Facultad de Ciencias Sociales (FCS) de la Universidad de la República, “si bien la regla del balotaje es que el que tiene más votos gana, no es lo mismo ganar por cinco o seis puntos que por una diferencia muy apretada”. Otro dato que el especialista destacó es que el nacionalista no alcanzó el 50% del total de los votos emitidos. “Si bien no es algo que contabilice, no superó la suma del otro candidato más los votos en blanco y anulados. Esto significa que no tiene a la mayor parte de la población de su lado, lo que le da menor legitimidad. Esto era algo que le hacía falta, teniendo en cuenta que va a ser el presidente con menor apoyo parlamentario”, expresó. Cardarello sostuvo que “en términos institucionales, va a ser el presidente más débil de la historia reciente, con una bancada incluso menor que la de Jorge Batlle en el año 2000”.

En la misma línea de análisis, el politólogo Daniel Chasquetti, profesor grado 5 de la FCS, también observó que, aunque no llegar a 50% de los votos es un “problema simbólico”, determina “cuánta legitimidad tiene el presidente”. “La idea de elegir a un candidato en segunda vuelta es que la mayoría de la población lo vote. Pero en un final tan reñido, en el que el vencedor no llega a 50%, lo que tenemos es un presidente más débil”, consideró. Además, observó que el PN está lejos de llegar a tener mayorías parlamentarias en la Cámara de Senadores y en la de Representantes; esto implica que es “absolutamente dependiente de la coalición”, que “es como un tanque de oxígeno: si se desfleca, se rompe o funciona mal, el gobierno va a estar en problemas”. Sostuvo que el principal desafío de la coalición es la capacidad de los referentes para ponerse de acuerdo y negociar metas y procedimientos en común. “Se necesita mucho talento político y mucha paciencia”, explicó. En concreto, la llamada “coalición multicolor” deberá contar con un liderazgo que sea capaz de zurcir las diferencias entre los líderes de los partidos y controlar los posibles desbordes de sus integrantes.

En tanto, Cardarello advirtió que la coalición ya muestra “señales de debilidad”, principalmente a raíz de la actitud del líder de Cabildo Abierto, Guido Manini Ríos, de dirigir un mensaje a los efectivos de las Fuerzas Armadas poco antes de que comenzara la veda. Chasquetti opinó que al difundir el video Manini Ríos “pasó por arriba” de las reglas de juego de la coalición. “Ameritaba poner a consideración de los otros socios [de la coalición] sobre si era necesario el mensaje, [preguntarles] qué opinaban ellos y si estaban de acuerdo. La decisión unilateral lo vuelve un actor impredecible, que reclama autonomía para sí, y uno puede preguntarse legítimamente si, en definitiva, una coalición puede funcionar con un actor así”. Chasquetti entiende que un posible camino que podría transitar Lacalle Pou para resolver esta situación es cerrar filas con el Partido Colorado (PC) y generar acuerdos con CA sólo en temas puntuales. “En vez de pensar a los socios como todos iguales, pensarlos como círculos concéntricos y ubicar en un primer círculo al PC, y en el segundo a los otros”, detalló.

Por otra parte, Carderello dijo que, en base al escaso margen por el que Lacalle Pou superó al Frente Amplio (FA), la relación del futuro presidente con la oposición deberá cambiar. “Si Lacalle Pou ya pensaba tener en cuenta al FA para algunos cargos en entes autónomos y empresas públicas, tener ahora enfrente al partido más grande del sistema, que [en el balotaje] tuvo un respaldo similar al del candidato de gobierno, no puede ser dejado como un partido de oposición cualquiera”, interpretó. Para el politólogo, el futuro presidente “se va a tener que recostar más en la coalición, pero además tendrá que tener un diálogo mucho más fluido con esta”.

El crecimiento del FA y sus causas

Ambos politólogos coinciden en que el crecimiento del FA entre octubre y el balotaje se debe a tres factores:

  • El video de Guido Manini Ríos llamando a los militares a no votar al FA. Mientras que las organizaciones sociales y el FA repudiaron rápidamente el video difundido, los nacionalistas se llamaron a silencio durante la veda electoral, una actitud que Chasquetti considera un error. Según Cardarello, el video “hacía recordar la dictadura”.
  • La campaña “Voto a voto” del FA dio sus frutos. No sólo hubo un fuerte trabajo de dirigentes políticos. Los militantes comprendieron rápidamente que tenían que ir al encuentro de la gente y hacer un trabajo de hormiga, según Chasquetti.
  • La votación de las personas que vinieron desde el exterior. Según dijo Chasquetti, ingresaron 55.000 personas que llegaron para votar, mientras que en octubre fueron 30.000. “Ese componente de casi dos puntos del electorado tiene sesgo a favor del FA”, aseguró Chasquetti.