Las vallas amarillas rodeaban el escenario en el que se realizaría la primera reunión del Grupo de Contacto Internacional sobre Venezuela (ICG, por su sigla en inglés). Desde temprano en la mañana, en el edificio de la Torre Ejecutiva se recibió a las diversas delegaciones que participarían en el primer encuentro de ese grupo. Antes de que comenzara la reunión, el presidente Tabaré Vázquez habló ante los presentes. Dijo que la postura de su gobierno “no nace del vacío histórico”, sino que es “consecuente con las líneas de larga duración de la política exterior de Uruguay en referencia a la no intervención, a la igualdad soberana de los estados, a la autodeterminación de los pueblos, a la solución pacífica de las controversias”.

No se trata de una “oferta de ocasión”, acotó Vázquez, ya que esta posición “ha sido reiterada y expresada por diferentes canales” más de una vez. “Tampoco es una actitud apresurada ni tardía, ni mucho menos cómoda”, remarcó, sino “razonable y pertinente”. Finalmente, manifestó que no aspira a ser “la solución ideal”, pero sí una “solución posible” y, sobre todo, “la mejor para Venezuela”. “Tengámoslo muy en claro: la mayor disyuntiva que tiene planteada Venezuela es entre la paz y la guerra”, afirmó.

Sobre el futuro venezolano, Vázquez fue categórico: “En todo presente hay varios futuros posibles, ninguno será perfecto porque eso no existe, pero entre esos futuros posibles algunos son terribles y algunos son mejores que los demás”. Y concluyó: “Es el pueblo venezolano quien tiene que construir ese futuro”.

Luego fue el turno de la alta representante de la Unión Europea (UE) para Asuntos Exteriores, Federica Mogherini, quien destacó que si bien los participantes en el grupo pueden tener puntos de vista “diferentes” sobre las causas de la crisis venezolana, comparten el objetivo de contribuir a una solución “política, pacífica y democrática”. Puntualizó que no se trata de imponer soluciones a los venezolanos, porque “está claro que la solución a esta crisis debe provenir del pueblo de Venezuela”.

Para Mogherini, la solución tampoco pasa por “establecer una mediación”, pero una “iniciativa internacional” es importante para acompañar una “salida pacífica y democrática” mediante elecciones “libres, transparentes y creíbles”. Marcó que millones de venezolanos han abandonado su país y “están huyendo en estas horas”, y que por eso es fundamental “evitar la violencia interna” y la “intervención externa”, abriendo paso a “un proceso político creíble” que conduzca a “elecciones anticipadas”.

La salida

“El objetivo del ICG es forjar un enfoque internacional común para apoyar una resolución pacífica, política, democrática y de propiedad venezolana de la crisis, excluyendo el uso de la fuerza, a través de elecciones presidenciales libres, transparentes y creíbles, de conformidad con la Constitución venezolana”. Así lo establece la declaración del ICG que dio a conocer el canciller uruguayo Rodolfo Nin Novoa en una conferencia de prensa, luego de las cuatro horas que duró la reunión.

En esa resolución, el grupo evalúa que para que Venezuela puede superar la crisis en la que está inmersa es necesario “restaurar la democracia plena” en todas sus dimensiones, incluyendo el “estado de derecho, la separación de poderes y el respeto del mandato constitucional de las instituciones del país, en particular la Asamblea Nacional elegida democráticamente”.

Federica Mogherini, alta representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, y Rodolfo Nin Novoa, ministro de Relaciones Exteriores de Uruguay, ayer, en la Torre Ejecutiva.

Federica Mogherini, alta representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, y Rodolfo Nin Novoa, ministro de Relaciones Exteriores de Uruguay, ayer, en la Torre Ejecutiva.

Foto: Ricardo Antúnez

Luego de hacer un balance de la situación venezolana, el grupo discutió cómo podría ayudar a “encontrar un camino pacífico” hacia la realización de “nuevas elecciones presidenciales con todas las condiciones y garantías”, según se indica en la declaración. Con esa finalidad, sus integrantes iniciarán conversaciones a fin de “establecer las garantías necesarias para un proceso electoral creíble, dentro del plazo más temprano posible” y permitir la “prestación urgente” de ayuda humanitaria (ver recuadro).

Mogherini explicó que Bolivia decidió no firmar la declaración porque no podía “identificarse” con algunos de sus puntos, pero no quería obstruir el pronunciamiento del grupo, del que seguirá formando parte. También precisó que si bien México participó en la reunión de hoy, no integra este grupo de contacto, sino el Mecanismo de Montevideo, junto con Uruguay y la Comunidad del Caribe. “Son dos grupos diferentes, con objetivos diferentes”, pero no “incompatibles”, manifestó la alta funcionaria de la UE.

Nin Novoa consideró que, con el “correr del tiempo”, el grupo de contacto naturalmente ampliará su integración formal, pero los aspectos más relevantes serán conducidos por un pequeño “núcleo” representativo. La próxima reunión está prevista para comienzos de marzo, y el canciller apuntó que la idea es que el diálogo entre las partes “no puede ser eterno” y que “tiene que haber resultados y compromisos”.

Sobre la negativa del presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, a negociar con el oficialismo, Nin Novoa fue enfático: “No hay negociación posible sin diálogo”. Planteó que negarse al diálogo es bloquear las “necesidades de entendimiento”, y acotó que “la intransigencia nunca ha llevado a decisiones acordadas”.

En línea con el discurso inaugural de Vázquez, el canciller afirmó: “Nosotros ayudaremos a que la solución sea venezolana, porque la otra alternativa es el caos, la confrontación y el conflicto armado [...]. No ponemos plazos ni condiciones, creo que ese es un tema de los venezolanos. Si los venezolanos resuelven que las elecciones tienen que hacerse, se harán. Si resuelven que no se tienen que hacer, no se harán”.

El papel de Uruguay

Fuentes de cancillería explicaron a la diaria que en los “hechos y en la práctica” quedan instalados dos mecanismos, y opinaron que eso “potencia la interlocución” de nuestro país, porque Uruguay pasa a ser un país “bisagra” y eso le da “un rol bien interesante”.

Mientras que México plantea que hay que “hacer énfasis” en el establecimiento de la negociación, sin condicionamientos previos, la UE considera necesario establecer de antemano “alguna pauta o indicación acerca de la necesidad de las elecciones y la ayuda humanitaria”. Sin embargo, es de esperar que la dinámica de la negociación haga confluir mucho más estas dos posiciones, porque cuando “se tome contacto con las partes no se va a tomar contacto cuatro veces sino una”, comentaron las fuentes.

En la cancillería entienden que ha existido un “silencio respetuoso” por parte del oficialismo venezolano, y consideran que en estos momentos “es más difícil convencer de ir al diálogo a la oposición que al gobierno de Venezuela”.

Las fuentes reivindicaron la posición de Uruguay en nombre del pragmatismo, e indicaron que nuestro país “entiende que lo importante es llegar al ámbito de negociación, y arranca de la base de la filosofía del Mecanismo de Montevideo, pero sabe que por el camino van a aparecer las condicionantes de elecciones y transparencia”.

Un camino alternativo

Al terminar la conferencia, el canciller de México, Marcelo Ebrard, habló con la prensa sobre la postura adoptada por su país. La diferencia sustancial con el ICG es que el Mecanismo de Montevideo no ha puesto ningún “condicionamiento entre las partes”, explicó. También sostuvo que el motivo principal de que México haya decidido no integrar el grupo con la UE, sino promover, junto con Uruguay y la Comunidad del Caribe, cuatro fases de diálogo entre las partes venezolanas, es que por mandato constitucional “no puede apoyar la injerencia política en otros países”. En otras palabras, México puede acompañar el diálogo, pero no puede “participar en algo que implique que nosotros determinemos el proceso electoral”.

La cancillería de Bolivia también dio explicaciones, mediante un comunicado, sobre el camino que resolvió tomar. Expresó que no suscribió la declaración del ICG porque no “se siente representada por la totalidad de su contenido”, aunque añadió que continuará participando en ese grupo para “coadyuvar a la estabilidad de Venezuela”. También planteó que se sumará al Mecanismo de Montevideo con el fin de “contribuir” a un “diálogo abierto y sin imposiciones”, en el que los diferentes actores de la sociedad venezolana “acuerden cómo superar la crisis que enfrentan”.

Bolivia reiteró su defensa de la autodeterminación de los pueblos y su rechazo al intervencionismo, condenando en particular “cualquier amenaza de intervención militar en Venezuela”. También se refirió a los países que han ofrecido ayuda humanitaria al país caribeño pero al mismo tiempo le “han impuesto sanciones económico financieras”, y exigió que las levanten.

La ayuda humanitaria

Ante la crisis que vive Venezuela, el canciller Nin Novoa remarcó que la “ayuda humanitaria es imperiosa”. Se mostró partidario de generar los canales necesarios a los efectos de que Venezuela la “permita” y para que sea “llevada a quienes realmente la necesitan”.

En la misma línea se pronunció Mogherini, quien agregó que la UE está pronta para abrir una oficina de ayuda humanitaria en Caracas en las próximas semanas. La diplomática aseguró que el bloque europeo les da “mucha importancia a las reglas humanitarias” y que esta asistencia “nunca será politizada”.

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