El titular del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), Danilo Astori, protagonizó este miércoles el tradicional almuerzo organizado por la Asociación de Dirigentes de Marketing del Uruguay (ADM), con un análisis sobre la situación económica actual del país y las perspectivas a futuro. Planteó que los principales problemas que afronta Uruguay en la actualidad son “la debilidad de la inversión y los problemas de empleo”, y afirmó que el gobierno “trabaja intensamente” para solucionar las dificultades.

Antes de enfocarse en los desafíos para la economía uruguaya, Astori resaltó el crecimiento económico del país durante “16 años consecutivos”, en un entorno “extremadamente turbulento”. Planteó que Uruguay logró “desacoplarse” de la recesión en Brasil y Argentina, y alcanzar un crecimiento de “20% entre 2011 y la actualidad”, pasando a ocupar el primer puesto en ingreso per cápita en la región, con cerca de 17.000 dólares por persona.

El ministro apuntó que los principales problemas en materia económica que afronta el país son “la debilidad de la inversión y los problemas de empleo”. Sobre el primer punto, destacó que Uruguay “logró romper con una historia de baja inversión muy larga”, ya que de 1986 a 2006 la tasa se había mantenido en el entorno de 15% del Producto Interno Bruto (PIB), y de 2007 a 2017 la proporción aumentó a 20%. Sin embargo, en “los últimos años” se produjo una caída, que repercute en “el trabajo, la vida de la gente y los niveles de desarrollo que queremos alcanzar para nuestro pueblo”, admitió.

Para revertir esta realidad, el ministro sostuvo que es preciso desarrollar los componentes “fundamentales” para un clima favorable a la inversión: “fortaleza institucional”, “estímulos económicos” y “orden macroeconómico”. En relación con la fortaleza institucional, valoró las ventajas comparativas de Uruguay, en el marco regional, en materia de “democracia, equidad, estado de derecho, transparencia, percepción y control de la corrupción, libertad de prensa, calidad de vida y prosperidad”, que incentivan a la inversión extranjera y nacional. Además, destacó los beneficios que trajeron la Ley de Inversiones votada por todos los partidos, el trabajo del instituto de promoción de inversiones Uruguay XXI, y el de la Unidad de Gestión de Deuda Pública.

Luego Astori se refirió a los “estímulos pendientes para asegurar una rentabilidad atractiva”. “No se le puede pedir a un inversor que arriesgue sin tener resultados positivos”, resaltó, y en ese sentido manifestó que uno de los objetivos principales es atender los problemas del mercado de trabajo, donde se produjo una “caída muy importante que ha venido asociada a la caída de la inversión”.

Astori planteó que entre las áreas priorizadas para impulsar la creación de puestos de trabajo y su calidad están el “respaldo al emprendedurismo”; los estímulos a sectores productivos con dificultades como el agropecuario -en particular, a la producción arrocera y lechera- el de la construcción y el turístico; el apoyo a las pequeñas y medianas empresas; las actividades de investigación y desarrollo; el subsidio a la mano de obra; y la creación de empleo juvenil. Añadió que también se fomenta el desarrollo de la industrias audiovisual y farmacéutica, que “tienen mucho potencial en el país”.

También entre las condiciones necesarias para favorecer las inversiones, el ministro remarcó la importancia del orden macroeconómico. “El mundo no conoce transformaciones positivas para la sociedad en el marco del desorden macroeconómico”, afirmó. Sobre esa base, consideró que “el problema más importante que tiene el país es el desequilibrio fiscal”, que hoy se ubica en el 4,3% del PIB. Sostuvo que dos componentes centrales de ese déficit presupuestario son el déficit parafiscal del Banco Central del Uruguay (BCU), que se ubica en 0,9%, y la magnitud de los egresos del Banco de Previsión Social, ya que entre ambos generan un “desequilibrio de 2,1% respecto al PIB”. No obstante, resaltó que Uruguay y Brasil son, según el Fondo Monetario Internacional, los únicos países en un total de 115 que contabilizan el déficit de sus bancos centrales en la suma del total, y remarcó la necesidad de tener en cuenta ese dato a la hora de discutir nuestra situación fiscal.

Astori agregó, entre los factores que aumentan el déficit fiscal, “el menor ritmo de crecimiento” y la “desaceleración de la producción” en los últimos años, que determinan una “involución” de los ingresos públicos. “Por eso es fundamental, desde el punto de vista fiscal, lograr mayores niveles de inversión y crecimiento”, manifestó y añadió que, “dada la carga tributaria que ya tiene el país, y que no es conveniente aumentar”, las soluciones deben llegar “produciendo más, invirtiendo más y generando más ingresos genuinos para el país”.

Por otra parte, aseguró que para reducir el déficit el país tendrá que disminuir “la tensión fiscal” que genera el sistema de seguridad social, sin perder la “asistencia social inclusiva”. Según el ministro, el régimen actual implica un desembolso estatal de 3.500 millones de dólares anuales.

En relación con el gasto público, Astori sostuvo que es imprescindible mejorar su “calidad”, y que eso implica “revisar todo lo que se está haciendo”, entre otras cosas para mejorar “la gestión en los ejecutores de políticas públicas” y “los sistemas de información de los organismos para la toma de decisiones”.