El sábado, en el Parque Alfredo Víctor Viera, no predominó el blanco y negro de Wanderers, sino la combinación de blanco, azul y amarillo: Luis Lacalle Pou (Todos) lanzó oficialmente su campaña para las elecciones internas del Partido Nacional (PN). Según los organizadores, más de 15.000 personas asistieron a la cita; desde las 15.00, los simpatizantes de las distintas listas se fueron acomodando en tres de las tribunas y en la cancha. La Lista 40, con su distintivo color amarillo, ocupó las gradas de los visitantes; la 71 se ubicó en las del local, y tras uno de los arcos estuvieron los votantes del interior.
Más de 2.000 camisetas fueron repartidas por los jóvenes de la 40, y a las 15.30 ya estaban agotadas. Franco, de 25 años y estudiante de Notariado, era uno de los jóvenes identificados como integrantes del grupo organizador; prefirió no contestar a la diaria dónde las mandaron hacer. Sí contó sobre su trayectoria personal: “En la época del liceo estuve haciendo militancia para [Luis Alberto] Lacalle Herrera en la 71, pero ahora, desde hace un tiempito, estoy en la 40”. Aseguró que quienes critican a los jóvenes blancos lo hacen sin argumentos y llamó a tener debates constructivos. Stephanie, de 20 años, dijo que fue al acto para escuchar la propuesta y que entre sus mayores preocupaciones están la seguridad y “la decadencia del país”, ya que “la gente está conforme con eso”. Acerca del programa de Lacalle Pou, afirmó que espera “cambios reales, que sean accesibles [realizables], y no lo que siempre prometen”.
El precandidato fue el único orador el sábado, pero hubo varios números musicales, entre ellos, las presentaciones de Martín Piña y de Nacho Obes, quien interpretó el nuevo jingle de la campaña, la balada “Una nueva historia nacerá”.
Apuesta a lo emotivo
Lacalle Pou subió al escenario a las 16.10, fue recibido con bombas de estruendo y humo de colores, y habló durante 40 minutos. Con voz entrecortada, dijo que el encuentro era para él una “convocatoria mística”, producto de “una peregrinación cívica que empezó hace casi 183 años” (en alusión a la Batalla de Carpintería, donde se usaron por primera vez divisas blancas y coloradas). Los presentes lo vitorearon cuando dijo que le costaba explicar “la energía” que sentía. “Tengo lágrimas viejas que me están haciendo salir las alegrías del presente”, aseguró. Además de saludar a sus competidores en las internas, llamó a sus simpatizantes a “cuidar al partido”, en vez de “mirar para un costado y pegarle un codazo al compañero”. Como en otras ocasiones, pronosticó que en la elección presidencial el PN tendrá “socios”, y pidió “buscar las siete coincidencias”, para alcanzar un gobierno de coalición.
El dirigente afirmó que, como no es hipócrita, no dice que todo está mal, pero acotó que, con las herramientas que tuvo el Frente Amplio y “con el dinero que hubo, hoy tenemos registros que son indignos”. Como ejemplos, mencionó la inseguridad, aseguró que hoy hay “más uruguayos viviendo en asentamientos que en la crisis de 2002” y que “la educación está en tela de juicio”.
A lo largo de su discurso, el nacionalista planteó cómo se desempeñaría si llegara al gobierno: “Quiero ser un presidente que cuando salga al extranjero la nación se sienta orgullosa de que no ando defendiendo dictaduras. [...] Un presidente que acompañe, que esté al lado del policía que quiere reprimir el delito y está solo [...]. Quiero que la población reconozca esos días de frío, de tormenta y de lluvia, cuando las Fuerzas Armadas están jugándose la ropa”.
Como propuesta concreta para la educación, prometió que no cerrarían más escuelas rurales: “Quiero estar al lado de la maestra rural que tiene un alumno en su clase; hoy le vamos decir que no se la vamos a cerrar”, anunció. Afirmó también que el gobierno debe ser “el mejor socio del que emprende”, porque es la mediana empresa “la que mueve el país”. Prometió ser justo en las relaciones laborales; para eso, dijo, será necesario “cambiar de mentalidad”, “dejar de lado la confrontación” y darle paso a la colaboración entre “el patrón y el trabajador”, porque “uno no vive sin el otro”.
Lacalle Pou dijo que, en caso de que el PN gane la presidencia, “se terminó el aumento de impuestos, tarifas y combustibles”, y opinó que es “fácil administrar” si se tiene “el bolsillo de Juan Pueblo ahí cerca para meterle la mano”. Además, aseguró que estará al lado del productor rural y que promoverá una política de comercio exterior “agresiva” para aumentar la exportación de los productos uruguayos. Sobre el final del discurso, comentó que con esta candidatura no elige “el mejor momento” del país, sino que le da su “mejor momento, que es ahora”.
Carlos, un pequeño productor de forraje del departamento de Canelones, coincidió en que esta es la gran oportunidad del precandidato: “Ha madurado mucho, lo veo sólido”. Contó que es seguidor de la familia Lacalle desde hace tiempo: “Nos hicimos con Julita [Julia Pou, madre de Luis], [...] siempre estuvimos con Lacalle viejo [Luis Alberto, su padre], ahora heredamos a Luis”. Afirmó que quiere “gente de trabajo” en política, de la que sabe “lo que son los callos en las manos”. Consultado sobre si creía que ese es el perfil de Lacalle Pou, opinó que es “excelente persona, un hombre preparado y un estadista”.