El Club Carrasco, donde Arocena besa a la rambla, fue el lugar elegido por Jorge Larrañaga, precandidato del Partido Nacional (PN), para hacer un acto junto a todas sus listas. Antes de su discurso, hablaron brevemente los diputados Pablo Abdala y Jorge Gandini. El primero recordó que estamos a 65 días de las elecciones internas, y que no parece “razonable” que el voto sea voluntario en lugar de obligatorio como en las nacionales. “Más allá de lo jurídico, para nosotros tiene que ser una obligación política y moral [votar en las internas], porque empezamos a definir el destino de Uruguay”, subrayó Abdala. Sostuvo también que en Uruguay hubo un “retroceso” en los “más diversos planos de la vida”, y que eso “lo acaba de reconocer” el ministro de Economía y Finanzas, Danilo Astori, de modo que “no hay más nada que demostrar”. Por último, subrayó que Larrañaga es “el candidato más apropiado para ganar las elecciones”, ya que el triunfo no vendrá “sólo con los blancos”, y “nadie mejor que él concita el voto extrapartidario”.

“Quiero que se vayan de una vez por todas”, dijo Gandini al iniciar su participación, y recordó una frase de Wilson Ferreira Aldunate: “Cada vez que el país está en dificultades, acude al PN”. Siguiendo la línea de Abdala, Gandini dijo que para que el PN se pueda hacer cargo del país, debe presentar a un candidato que pueda liderar “mucho más que a los blancos”. Luego subrayó que dirigentes del Frente Amplio (FA) han hecho una cantidad de “autocríticas y mea culpas, como si no hubieran gobernado 15 años y ya no tuvieran tiempo de hacer cosas”. “Escuchar a Carolina Cosse decir que no está de acuerdo con las propuestas de Larrañaga, y decirlo con descalificaciones y agravios… Si no le sirven las nuestras, será porque tiene ideas mejores, pero, ¿cuáles son?, porque las de ellos nos han traído hasta acá”, señaló.

Gandini afirmó que Larrañaga tiene “mucho coraje” para hacer “los cambios que hay que hacer”, y que cuando el FA deje de “poseer el poder que tiene”, y queden desempleados “cientos y cientos de cargos políticos, y vayan a la oposición, van a poner a andar la máquina de impedir, que saben hacer muy bien, con sus fuerzas y otras que les son funcionales, como las del PIT-CNT”.

Sin miedo

“Cambiar, fuertemente, cambiar, porque tenemos una bomba que explotó, literalmente: fracasaron las políticas sociales, fracasaron las políticas educativas, y hoy la educación pública ya no es más el escudo de los pobres”, dijo Larrañaga al empezar su discurso. Luego subrayó que “nunca se vio” lo que estamos viendo, como lo que “pasa en las cárceles”, que después “se replica en la sociedad”, el “clima de violencia y de inseguridad del que no se han hecho cargo”. En cuanto a la educación, dijo que hay que “sacarles el poder a las corporaciones” y devolvérselo “a la República”. Acerca de la vida laboral, opinó que hay que “terminar con la dictadura sindical”.

Sobre la seguridad, dijo que hay un “irrespeto impactante”, y no que no se manifiesta “solamente en los delitos”, sino también “en la violencia que subyace en la sociedad”. “Entonces, también ahí hay que cambiar, y en el desarrollo nacional también. No se aguanta más la carga del Estado, las tarifas públicas. Hay que cambiar la pésima administración de los dineros de los ciudadanos”, enfatizó.

Más adelante se ganó una gran ola de aplausos cuando evaluó que “hemos perdido la cultura del trabajo, del esfuerzo, de la lucha y del sacrificio”. Dijo que en las elecciones está en juego “la credibilidad misma del PN en cuanto instrumento de cambio”, y que “de eso se tienen que hacer cargo los gurises, peleando” en “la nueva gran batalla de no vulgarizar la política”. Luego subrayó que Astori dijo que la corrupción también había llegado al FA. “¿No era que los corruptos éramos solamente los blancos y colorados?”, ironizó el precandidato, a cuyo juicio el Ministerio de Desarrollo Social es “un comité clientelar” con “un asistencialismo feroz”.

Al final volvió al tema de la educación pública. Consideró que los números son “alarmantes” y dijo que le “aterra” la “hipoteca” que eso representa para el país. “Ojo, yo no les cargo las tintas a los maestros y profesores, porque sé de su esfuerzo enorme... A la madre de mis tres hijos yo le digo que se terminó, pero sigue de maestra. Tiene casi la edad para jubilarse, pero sigue firme, porfiada, y relata situaciones que son complejísimas y espantosas”, contó. Puso como ejemplo que hay “chiquilines que, siendo niños, van drogados a la escuela”, y recalcó que eso “está pasando hoy en Uruguay”. Dijo que la mitad de los alumnos de tercer año en las escuelas de contexto crítico no tienen comprensión lectora, y que eso “marca la pérdida de valores que tenemos en la sociedad”.

Por último, aseguró que los 10.500 presos que hay en el país, “promedialmente”, consumen cada día drogas por valor de cinco dólares, y que esos “50.000 dólares por día” son “una cifra de tráfico adentro de las cárceles que es enorme”. Por eso, alegó, “este país necesita orden en todo”, ya que hoy “da lo mismo trabajar que no trabajar, portarse bien que portarse mal; es un cambalache”.