“A mí no me hubiera pasado, no hubiera tenido esta situación”, dijo ayer el precandidato del Partido Nacional (PN) Jorge Larrañaga (Juntos) sobre la decisión de Tabaré Vázquez de homologar el fallo del Tribunal de Honor en el que ex militar José Nino Gavazzo admitió haber tirado al río Negro el cuerpo de Roberto Gomensoro, en 1973. El precandidato participó ayer, junto al diputado Jorge Gandini (Por la Patria), en la inauguración de un local de la lista departamental 11, en la Ciudad Vieja. Larrañaga reiteró que hubo un “muy mal manejo” por parte del presidente Vázquez, algo que a su entender es evidente. “A todas luces el presidente sabía lo que se había declarado en el expediente”, afirmó. Larrañaga reiteró que también se equivocó el ex comandante en jefe del Ejército, Guido Manini Ríos, porque “debió haber parado el expediente y sustanciado, como corresponde, la denuncia ante la Justicia”. Consultado sobre las declaraciones del nuevo comandante en jefe, Claudio Feola, dijo que prefiere no “agregar leña al fuego”, ya que el general tiene sólo “un nombramiento de horas”. El lunes, tras su designación, Feola se negó a repudiar hechos del pasado reciente, pero horas más tarde se rectificó.

Respecto de la interna blanca, Larrañaga prefirió no hacer declaraciones sobre la decisión de la senadora Verónica Alonso (Esperanza Nacional) de abandonar su precandidatura para adherir a la de Juan Sartori (Todo por el Pueblo). Consultado sobre la posibilidad de que conforme una fórmula con una mujer, dijo que más allá de un tema de género, será la Convención del partido la que decida quién será la persona postulada a la vicepresidencia.

Por su parte, Gandini aseguró que no lo había sorprendido la decisión de Alonso. “Un partido no puede llegar a la interna con seis candidatos, y ya sabíamos que el límite de esos movimientos era Semana Santa. Después de Turismo no hay más margen: el que no se bajó, no se baja. Era evidente que no había lugar para tantos”, comentó.

Para el diputado, Alonso y Sartori tienen en común “la forma de hacer política” y “los objetivos”. Consultado sobre si cree que la dirigente sólo pretende conservar su banca en la Cámara de Senadores, respondió que ella “empezó con grandes pretensiones y hoy arregló por mucho menos”, e interpretó que el acuerdo no fue entre dos partes sino entre tres, ya que participó también la “estructura de pastores evangélicos que apoyan a la senadora, y “que tienen su vida propia en todo el país”.

Al acto asistieron ayer varias personas nacidas en Venezuela, y una de ellas fue Alba, quien estará entre los encargados del local que se inauguraba. Ella dijo a la diaria que una de las razones por las que decidió emigrar a Uruguay fueron las facilidades que hay para sacar los papeles, y que decidió militar en la lista 250, aunque todavía no puede votar, para “enriquecer la democracia en Uruguay”, ya que piensa que “estos gobiernos zurdos comienzan a ser asesorados por el gobierno cubano”. De Larrañaga dijo que le gusta que pida respeto para el pueblo venezolano. “Cuando existe una crisis, esperamos la participación activa de todos los países”, comentó.

La nota de color la dio ayer una persona que pasaba por la puerta del local y gritó: “¡Dale, ladrón!” mientras Larrañaga hablaba. La oportunidad le sirvió al candidato para ejemplificar que estamos viviendo “tiempos de relativismo moral”, como el de “ese atrevido que pasó”.