En Carmelo la marcha comenzó a las 19.30; se extendió desde el puente giratorio y atravesó la calle 19 de Abril hasta el busto de Aldo Chiquito Perrini en la plaza Independencia. Antes de la marcha, Piero Perrini –uno de los tres hijos de Aldo– señaló a la diaria que las marchas del silencio en la localidad comenzaron cuando inició la causa judicial de su padre, en 2010, y que en las primeras ediciones hubo una amplia convocatoria en reclamo de justicia. Sin embargo, después de los procesamientos en 2015 del general Pedro Barneix –que se suicidó cuando iba a ser detenido– y el oficial José Puigvert, la participación disminuyó y el año pasado eran entre “30 y 40 personas”. En ese sentido, comentó que no esperaban una gran concurrencia este año, y expresó que en Carmelo la gente “no está bien concientizada de lo que fue la dictadura”.

Perrini también sostuvo que no le sorprendieron ni las declaraciones de José Nino Gavazzo registradas en las actas del Tribunal de Honor del Ejército, ni la votación de las venias en el Senado para pasar a retiro a los generales de esos tribunales. Además, sostuvo que el gobierno “no está haciendo mucho” en la búsqueda de verdad y justicia. “Yo por mi papá tuve que luchar más con el apoyo social que con el apoyo del gobierno”, expresó.

Chiquito Perrini era heladero y tenía 34 años cuando un grupo de militares ingresó a su casa, el 26 de febrero de 1974. Lo sacaron encapuchado y lo trasladaron al Batallón 4, donde murió tras varios días de plantón sin agua ni alimento, golpizas, submarinos y picanas eléctricas. En febrero de este año, el juez Tabaré Erramuspe aceptó la solicitud del fiscal especializado en Derechos Humanos, Ricardo Perciballe, y condenó a Puigvert a 22 años años de prisión como coautor del homicidio muy especialmente agravado de Perrini.