El precandidato colorado Ernesto Talvi empezó desde el lunes a presentar sus propuestas programáticas ordenadas por bloques temáticos. Ayer fue el turno de arte y cultura, sociedad civil y voluntariado, discapacidad, y género. En este último punto, en el documento presentado se destaca que desde “el principio del siglo XX y con el influjo del batllismo”, Uruguay “ha sido parte de los países a la vanguardia en materia de igualdad de género”. Se ejemplifica con la creación del Instituto Nacional de la Mujer en 1987 –hoy Instituto Nacional de las Mujeres–, y varias leyes que fueron aprobadas durante los gobiernos del Frente Amplio, como la Ley de Salud Sexual y Reproductiva (2008), Ley de Cuotas (2009), Ley de Acoso Sexual (2009), Ley de Identidad de Género (2009), Ley de Licencias Parentales (2013) y Ley de Violencia Basada en Género (2017), entre otras. Si embargo, se señala que “en la actualidad persisten una serie de brechas importantes entre hombres y mujeres en la sociedad”.

Por eso, “el primer acercamiento a los temas de género e identidad debe ser desde la educación, tanto formal como informal”, dice el documento. “Es ahí en donde una parte importante de las percepciones sobre la identidad y el género son formadas y desde donde se debe impedir la generación de visiones estereotipadas. Esto abarca temas como la distribución de la carga de tareas no remuneradas en el hogar, la idea –a veces implícita– de que ciertas carreras u orientaciones laborales son más o menos adecuadas para hombres que para mujeres y viceversa, y algunos tratamientos diferenciales de niños y niñas (por ejemplo, ideas como que ‘los varones no lloran’ o que tienen que ‘hacerse hombres’)”, se señala en el documento programático.

En relación a “los roles económicos de hombres y mujeres”, se expresa que el Sistema Nacional Integrado de Cuidados (SNIC) “surgió como una buena iniciativa”, con “el doble objetivo de liberar a las mujeres de tareas no remuneradas en el hogar y de remunerar a las personas que efectivamente se dedican a los cuidados que en su mayoría son mujeres”. Sin embargo, esta política “fue víctima de desfinanciación y por lo tanto aún no se ha podido instrumentar efectivamente, a tal punto que una encuesta reveló que sólo el 24% de los consultados conocía el sistema y sabía cómo funcionaba”. “Este programa debe ser fortalecido para acelerar su implementación, lo que implica un mayor despliegue y una mayor llegada a la población para que conozcan los servicios a los que pueden acceder”, se indica.