El crecimiento nulo de la economía uruguaya durante el primer trimestre de este año (-0,2% del Producto Interno Bruto, PIB, en comparación con el primer trimestre de 2018, y 0% en comparación con el último de 2019) es un dato “en línea con lo esperado”, dice el informe del Centro de Investigaciones Económicas.

La mayoría de los economistas asegura que el país no vive una recesión, pero sí un estancamiento. Quien sí consideró que el país está en un “panorama recesivo” fue Javier de Haedo, asesor en economía del precandidato del Partido de la Gente Edgardo Novick. “Los tres motores, que han venido siendo exportaciones, inversión y consumo privado, hoy tienen signo negativo. Sin duda es un panorama recesivo y eso impacta en el mercado de trabajo y la situación fiscal”, añadió.

Gabriela Mordecki, del Instituto de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de la República, dijo a la diaria que el resultado refleja la “mala temporada turística”. Esto, agregó, se suma al desempeño de otros sectores en declive como la construcción o las exportaciones. “La economía está estancada y hace cuatro trimestres que se mueve en un margen de cero. Preocupa porque no es que estemos en crisis o recesión, pero no son buenas noticias”, dijo.

En tanto, Pablo Moya, socio de la consultora Oikos, coincidió con el diagnóstico y dijo que si el PIB no cayó aun más es porque las importaciones bajaron más que las exportaciones.

Según Mordecki, en una economía pequeña y abierta como la uruguaya, lo que va a permitir una recuperación son posibles “buenas noticias de afuera”. La economista estimó que una evolución favorable del precio de la soja o la carne podría incidir, aunque también dijo que las obras del Ferrocarril Central y la segunda planta de UPM pueden repercutir positivamente en la construcción y en el PIB.

En tanto, Moya consideró que si bien tras el año electoral (en Uruguay y también en Argentina) se acabarán algunas incertidumbres, el país tiene un problema permanente de competitividad que deberá resolver. “Este año terminará con un muy bajo crecimiento, que estimo de 0,5%, y el año que viene el gobierno que asuma tendrá que hacer un ajuste fiscal, con nombre y apellido”, afirmó. Respecto de las previsiones de crecimiento de este año del Ministerio de Economía y Finanzas (3%) y del Fondo Monetario Internacional (1,9%), Moya aseguró que es “imposible” que se cumplan.