Desde hace un par de años el movimiento Un Solo Uruguay (USU) se ha encargado de poner el grito en el cielo con los reclamos de varios productores, entre ellos la falta de competitividad del sector. En entrevista con la diaria, Fernanda Maldonado y José Ignacio Buffa, asesores del candidato del Partido Nacional (PN), Luis Lacalle Pou, sostuvieron que coinciden 100% con el diagnóstico de USU y advirtieron que la realidad en el sector agropecuario ha empeorado, debido a un “deterioro de los factores competitivos”. Además, enfatizaron la necesidad de que el sector ovino tenga un rol preponderante y aseguraron que no tienen intenciones de modificar la ley de ocho horas de trabajo en el sector rural.
El programa del PN dice que la propiedad del ganado tiene que volver a ser controlada por el Ministerio del Interior. ¿Cómo van a hacerlo?
Fernanda Maldonado (FM): Una de las políticas que el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) había dejado de lado y ahora está tratando de corregir es la marca a fuego en el ganado vacuno. Son cuestiones muy específicas para prevenir el abigeato. En el programa también hablamos de fortalecer la trazabilidad, porque es inamovible y la defendemos, con todo lo que eso implica a nivel interno como país y en la búsqueda de mercados. Hablamos de ciertos controles en los caminos y en las rutas nacionales para controlar el ganado que se está trasladando.
A principios de este año hubo un caso de abigeato en el que estuvieron involucradas varias personas, entre ellas el presidente de la Gremial Única del Taxi, Óscar Dourado. En ese momento las autoridades señalaron que hubo una falta de control por parte de quienes compraron el ganado. ¿Esos controles tienen que hacerlos las autoridades o los empresarios?
FM: Ambos. El empresario tiene que ejercer determinados controles que la ley determina para asegurarse de que el ganado que tiene en el campo es suyo, y después hay otros contralores que tiene que hacer la autoridad competente. Nosotros planteamos fortalecer los controles, lo que no quiere decir que vamos a agregar más trámites, sino todo lo contrario. Es necesario que haya una respuesta muy eficiente desde el Estado cuando se constata la violación de la norma.
Hablaban de fortalecer la trazabilidad. ¿Tienen pensado cambiar el tipo de dispositivos?
José Ignacio Buffa (JIB): Estamos abiertos a avanzar conforme avanza la tecnología. En los chips hay un avance abismal y estamos dispuestos a analizar si podemos superarlos con otra tecnología que agregue más información. Hoy están bastante disponibles a nivel de mercado caravanas que hacen saltar alertas cuando el animal está muy quieto, y eso quiere decir que murió. También tienen alertas cuando se vulneran las caravanas. La trazabilidad es algo vivo, es una formidable herramienta sanitaria y para la expansión de los mercados.
El PN dice que, si gana, elevará al Parlamento varias leyes de urgente consideración. ¿Cuáles están pensadas para el agro?
FM: Son unas cuantas.
JIB: La competitividad es un tema que está complicando a todo el sector productor, entre ellos al agropecuario. Para el caso del combustible, lo que proponemos es derogar el monopolio de la importación, pero, más allá de eso, es importante resaltar lo que Azucena [Arbeleche] y Luis [Lacalle Pou] han puesto sobre la mesa: vamos hacia una lógica de hacer mucho más eficiente el gasto. La propuesta es ahorrar 900 millones de dólares; es un medio para achicar el déficit fiscal y reducir algunos costos significativos para toda la población, como la energía eléctrica y los combustibles. Hoy en la agricultura nosotros no estamos desarrollando algunas zonas, como el noreste del país, que tiene suelos de altísimo potencial que no desarrollamos por el costo de los fletes.
Ustedes hablan de una rebaja de la electricidad y los combustibles para la población en general. ¿Qué piensan específicamente respecto del sector agroindustrial?
JIB: Muchos de los problemas de competitividad que tiene el sector primario también afectan a la industria. Esa industria tiene una lógica que traslada ciertos costos hacia atrás, y el productor termina siendo el que recibe todas las ineficiencias. Todo lo que mejore la competitividad de la industria es bueno y se va a traducir en una mejora para los productores.
¿Tienen medidas para mejorar las condiciones del trabajo rural?
FM: Hay que tener en cuenta cómo se hace el trabajo en el sector agropecuario. Hoy hay varias comisiones específicas [en los Consejos de Salarios] que están funcionando; hay que mantener todo eso y fortalecerlo. No va a haber cambios trascendentes, porque hay muchos convenios internacionales que se han ratificado. Lo que sí vamos a fomentar es el trabajo con equilibrio, en el sentido de profundizar las medidas tendientes a dar seguridad y salud a los trabajadores en las empresas agropecuarias, teniendo en cuenta las características de cada sector.
JIB: Los derechos no están en discusión, pero nos tiene muy preocupados el tema del trabajo rural. La cifra está bajando mucho y no es [que influya] el avance de la tecnología y la innovación, tal como ocurre en algunos sectores, pero [el empleo] está bajando de una forma importante. En 2018, cada cuatro horas se destruyó un puesto de trabajo agropecuario.
FM: También apostamos a fortalecer la capacitación para aportar a la conversión de los trabajadores. Una propuesta muy concreta es agregar un director que represente al sector rural en el Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional (Inefop). Es fundamental la capacitación, que implica cómo hacer el trabajo, pero también tiene que ver con los derechos y las obligaciones, porque hay sectores que hoy están en crisis y los trabajadores que salen de ahí tienen que insertarse en otros rubros. En el sector agropecuario es importante la inmediatez en la capacitación. También está planteado el fomento del emprendedurismo, una política transversal que se está estudiando en el PN.
¿Qué va a pasar con los trabajadores rurales si gana el PN, teniendo en cuenta su intención de modificar los Consejos de Salarios?
JIB: Esperamos que puedan ganar más.
FM: La ley de las ocho horas no va a cambiar. Además, van a seguir funcionando los Consejos de Salarios por grupos y subgrupos en el sector agropecuario.
Este año el Poder Ejecutivo decretó el aumento en “Ganadería, agricultura y actividades conexas”, porque la Asociación Rural del Uruguay, la Federación Rural y la Asociación de Cultivadores de Arroz se negaron a negociar. ¿Manejan también la posibilidad de fijar por decreto esos aumentos si son gobierno?
FM: Se van a utilizar las herramientas legales con las que cuente el gobierno, y ojo, que no en todos los sectores se retiraron, fue en algunos grupos específicos. Hay otros en los que se llegó a acuerdo.
Los trabajadores plantean que hay reivindicaciones en las que no se puede avanzar debido a esta falta de presencia de los empresarios. ¿Cómo van a manejar eso?
FM: Es parte del fomento de la negociación colectiva que las partes negocien y que el Estado esté como intermediario para dar garantías ambas partes.
¿Qué plantean para el Instituto Nacional de Colonización?
JIB: Es una formidable herramienta. Colonización es fundamental hoy en la lechería. Hay muchos tamberos que tienen partes propias arrendadas, entonces Colonización tiene un rol para jugar: no perder el capital social. En sector ovino está llamado a jugar en Uruguay un rol fundamental. Es un rubro que exige poco capital de arranque, tiene una alta velocidad de negocio y es muy intensivo en el uso de la mano de obra. Además, se puede ajustar la integración de la mujer a la cadena de valor. La carne ovina además es la reina de las carnes. En las áreas de Colonización también tiene que jugar un rol la sensibilidad ambiental y hay que tener en cuenta los corredores biológicos.
FM: Nosotros siempre tenemos en cuenta a las mujeres en todas las políticas agropecuarias. Uno de los mejores ejemplos es la producción ovina, por la facilidad con la que se maneja la majada y cómo se hace el trabajo con las ovejas. La mujer puede estar integrada a toda la cadena y no sólo en el final, en los hilados.
Hablan de fomentar, mejorar y profundizar varias políticas, pero ¿cuál es la gran directriz que tiene el PN en el agro?
JIB: El gran cambio es actitudinal. Nosotros visualizamos que este gobierno tiene una crisis de convicción con respecto al sector agropecuario. Uruguay culturalmente no se puede narrar sin el agro. Es el sector en el que un dólar que se genera derrama en el resto de la economía, entonces capaz que el mayor cambio es de la postura que tenemos. Después está recuperar la competitividad, porque al que más jode es al chico; el grande le encuentra la forma para ajustar su producción. Cuando hablamos de falta de competitividad, hay una suma de varios factores. Casi no hay ninguna medida que se pueda tomar solamente desde el MGAP.
¿Cuáles son los reclamos de USU que consideran atendibles?
JIB: Lo que hizo USU fue eclosionar una disconformidad que había en el interior desde hacía tiempo. En los diagnósticos coincidimos 100%, pero esa situación fue una respuesta ciudadana.
Con respecto al tipo de cambio, ellos reclaman un dólar más alto para beneficiar las exportaciones. ¿Qué piensan?
JIB: Un componente de la competitividad es el tipo de cambio, pero no es el único; un manejo fiscal adecuado va a pegar en el tipo de cambio. La competitividad también es inserción internacional, seguridad, innovación e investigación. Tenemos una criatura de la que nadie se hace cargo, que es la investigación rural. Tenemos que tratar de acercar esa tecnología. Contamos con el INIA [Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria], que es divino, que desde afuera lo miran y se les cae la baba por la gobernanza que tiene y por cómo está armado; lo gobierna tanto el Estado como los productores, y lo financian también los dos.
¿En los últimos cinco años cambió mucho la realidad del sector?
JIG: Ha empeorado. Transita un proceso lento de deterioro de todos los factores competitivos. La ganadería está recibiendo precios interesantes, pero responden a una coyuntura de falta de ganado que hace que los precios no sean reales. Si vuelven los precios de equilibrio, la ganadería empieza a flotar. Hoy, por ejemplo, los precios de la soja no están mal; [el problema] es un tema de costos. [Los precios de] Todos los productos no están mal, salvo el arroz, porque es el grano de los pobres y la soja nunca lo tiró para arriba, pero nosotros estamos muy caros [en los costos].
¿Qué piensan para la lechería?
JIG: Nosotros tratamos de no definir políticas tipo parche, lo que intentaremos es mejorar algunos factores competitivos. Para la lechería está claro que el INC es preponderante, porque la tenencia de la tierra es problemática. En lo comercial y en tener buenas relaciones exteriores nos jugamos todo, y la lechería es uno de los rubros en los que más lo requiere.
¿Qué mercado piensan que puede abrirse para la lechería?
JIB: China es un mercado interesante, pero creo que Uruguay es un productor boutique. Podemos producir con altísima calidad, y lo que el mundo quiere comprar no es ni leche ni carne; lo que quieren es una historia. Uruguay puede vender el churrasco y transmitir que al hacerlo pudo mantener la biodiversidad, y además decir que tuvo un impacto positivo y que se hizo sin trabajo infantil. Es eso es lo que tenemos que vender.