Ezequiel Otegui tenía 16 años. Hace tres meses estaba internado en la clínica Api Los Robles. Fue derivado por la Justicia para tratar un uso problemático de drogas.

Tenía el alta psiquiátrica y solo faltaba la firma de la jueza para que saliera. Su hermana contó que Ezequiel relató un caso de abuso a otro adolescente que recién había ingresado.

Por un conflicto, a Ezequiel lo aislaron y quedó en confinamiento solitario. Se le suministró medicación para calmarlo.

Esa medianoche llamaron a la familia para avisarles que Ezequiel “se había suicidado”.

Hubo una demora de más de 48 horas en el reconocimiento del cuerpo por parte de la familia. La Policía lo califica como una “muerte dudosa”.

Fiscalía solicitó informe forense, análisis toxicológico y relajamiento de cámaras del lugar.

Según informó un comunicado de la Intersocial Feminista y la Red uruguaya contra la violencia doméstica y sexual, la familia plantea que “el adolescente fue entregado a esa clínica para ser cuidado y protegido y termina muerto luego de haber informado de una situación de abuso sexual dentro de la clínica”.

Varias organizaciones se manifiestan pidiendo el pronto esclarecimiento del hecho con la determinación de responsabilidades.

Los Robles es un centro asistencial privado dedicado al tratamiento de niñas, niños y adolescentes que padecen patologías de salud mental. Tiene convenios con la Administración de Servicios de Salud del Estado y con el Instituto de la Niñez y la Adolescencia. También son internados allí los adolescentes de menos de 18 años que requieren internación psiquiátrica y cumplen pena en el Instituto Nacional de Inclusión Social Adolescente.