¿Sirve la matemática para predecir dónde va a ser la próxima rapiña? Eso es lo que contesta la tesis de maestría realizada por Federico Veneri que presentó al Programa de Posgrado en Ingeniería Matemática de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de la República.

En el trabajo se señala que los delitos son eventos “que no se distribuyen de manera homogénea en las ciudades”, ya que tienden a concentrarse en algunas unidades geográficas denominados “puntos calientes”. Es por este motivo que la Policía suele adoptar “estrategias focalizadas de patrullaje intentando priorizar ciertas zonas”, por lo tanto, la “piedra angular” de ese tipo de estrategia es la “correcta identificación” de esas zonas. La tesis se concentra en los robos violentos (rapiñas) y tiene como objetivo “caracterizar la evolución del delito y su comportamiento espacio-temporal”, y comparar “distintos métodos para la predicción y selección de zonas a patrullar”.

Los resultados muestran que los delitos de rapiña presentan “un alto nivel de concentración y un comportamiento de aglomeración espacio-temporal”. “Una vez que un delito de rapiña es cometido, es probable que se observe otro a una distancia pequeña y en un breve período de tiempo. Esto puede responder a que algunas zonas son más atractivas para los ofensores (mecanismo endémico) y a la existencia de un patrón de contagio a zonas cercanas (mecanismo epidémico)”, se agrega. En la tesis se subraya que se trata del primer trabajo que realiza la comparación de distintos métodos para seleccionar zonas de patrullaje en Uruguay, “abriendo una línea de investigación a futuro para desarrollar otros métodos que puedan contribuir a mejorar la seguridad ciudadana uruguaya”.

Foto del artículo 'Un estudio académico concluye que se pueden predecir rapiñas con base en distintos modelos matemáticos'

Para el trabajo se utilizó como fuente principal de información el Sistema de Gestión de Seguridad Pública (SGSP) del Ministerio del Interior, a través del que se registran todos los eventos (delitos, accidentes y hechos policiales) del país. En la tesis se consideraron las denuncias de rapiñas, es decir, la sustracción de un bien “mediante violencia o amenaza”, según lo establece el artículo 344 del Código Penal.

El estudio partió de todas las denuncias asociadas a ese tipo de delito, cometidos entre 2013 y 2018 en nuestro país, pero sólo se consideraron las que se ubicaron en Montevideo, y dado que la hora reportada suele ser aproximada, para el trabajo se limitó la marca temporal al día reportado por la víctima. Se señala que en el período de tiempo seleccionado se observó un incremento del total de rapiñas denunciadas, “pasando de 14.561 a 23.490”, con una caída “intermedia” entre 2016 y 2017 (bajaron de 17.141 a 16.166 y luego a 15.662), y se subraya el “importante aumento” en 2018. El estudio consigna que si bien hubo disminución de la concentración de este tipo de delito, “se observa que se trata de un crimen altamente concentrado”.

Además, se señala que en la primera aproximación a los factores que pueden contribuir a una mayor concentración del delito –ver gráfico debajo– se destaca que 30,72% de las rapiñas cometidas en 2018 se dieron en las zonas de influencia de una escuela o liceo, 29,76% en las inmediaciones de un restaurante y 25,42% cerca de asentamientos. Asimismo, 20,87% ocurrieron cerca de estaciones de servicio, 15,38% en las inmediaciones de cajeros automáticos y 10,72% alrededor de bancos.

Foto del artículo 'Un estudio académico concluye que se pueden predecir rapiñas con base en distintos modelos matemáticos'

Métodos

En el trabajo Veneri subraya que el análisis preliminar de los datos permitió verificar “algunas reglas empíricas establecidas por la literatura internacional”: “Los delitos de rapiña tienden a estar concentrados en pocas zonas de Montevideo, las cuales pueden definirse como puntos calientes. Estas zonas parecen evolucionar con el tiempo, lo que indicaría que estos puntos son dinámicos. Los delitos no son un proceso homogéneo en el espacio-tiempo sino que tienden a presentar aglomeración, lo que podría estar asociado a un proceso de contagio. En particular, parece existir una correlación elevada con el propio pasado de la zona y sus vecinos cercanos, aunque esta última decae rápidamente con el tiempo”.

El estudio verificó la capacidad predictiva de varias técnicas, lo que incluyó dos métodos clásicos. El primero es el conteo por cuadrante, que es el “método más sencillo para establecer la intensidad criminal”, según señala el autor, y consiste en dividir la región de interés “en una grilla homogénea o cuadrante y contabilizar el número de eventos comprendidos en cada zona”. “La selección de zonas a patrullar estará dada por el ordenamiento de las zonas de acuerdo a la intensidad estimada. Corresponde notar que este método requiere una decisión del analista al determinar los eventos de qué período desea considerar para la estimación”, indica Veneri. El otro método es la “estimación de densidad” o “mapa de calor”, que consiste en la “interpolación que genera mapas suavizados que representan la distribución de densidad del delito en el área de estudio”.

El autor acota que los métodos anteriores presentan “el inconveniente de no incorporar la dimensión temporal en su análisis”, o sea que “eventos que sucedieron el día o la semana anterior tienen el mismo peso si estos se encuentran a la misma distancia del punto donde se está evaluando”. Por lo tanto, consigna un método “prospectivo”, que propone “incorporar el tiempo desde que ocurrió el evento como un factor adicional de peso”.

Conclusiones

En las consideraciones finales, Veneri explica que el patrullaje en puntos calientes “es una de las estrategias que se ha mostrado efectiva para reducir el delito” y que Uruguay “ha avanzado en este sentido” al incorporar el Programa de Alta Dedicación Operativa, que está focalizado “en prevención de rapiñas”. “La piedra angular de este tipo de estrategia es la correcta identificación de zonas a patrullar. Este trabajo pretendió colaborar en este sentido mediante la comparación y evaluación de distintos métodos”, agrega el autor.

Veneri señala que la comparación de los métodos evidencia que cada uno tiene “ventajas y desventajas a considerar”. El método basado en conteo presentó “mejores resultados en cuanto a su tasa de éxito, sin embargo, la dispersión de celdas seleccionadas para patrullar puede dificultar una estrategia de patrullaje, necesitando una mayor cantidad de personal”. En tanto, el método que se basa en la estimación de densidad seleccionó “aéreas más compactas, pero estas tienden a repetirse en el tiempo y presentó un menor nivel de tasa de éxito”. A su vez, los métodos prospectivos presentaron “los mejores niveles de cobertura en cuanto a celdas patrulladas, aunque también presentaron bajos niveles de tasa de éxito”.

Por último, el autor indica que hay otros modelos, a los que cataloga de “endémicos-epidémicos”, que se aplicaron en el trabajo y que se encuentran en una “situación intermedia”, ya que proporcionan “áreas de patrullaje compactas y celdas alejadas, con un nivel de tasa de éxito intermedio, por lo que pueden considerarse como una alternativa de compromiso entre eficacia predictiva y eficiencia de patrullaje”.

En diálogo con la diaria, el autor explicó cómo funcionan estos modelos. La parte del componente endémico es la que está asociada a ciertos lugares en una zona que podrían contribuir al delito, como se señaló más arriba –escuelas, bancos, etcétera–. Y la parte epidémica funciona con la misma lógica del contagio de la gripe, es decir, si hubo un evento con la enfermedad –en este caso, un delito– en determinada zona, hay más probabilidades de que se repita en los lugares aledaños. Por último, Veneri sugiere utilizar este tipo de método aunque “tiene sus limitaciones y sería necesario llevar adelante más pruebas”.