Errores en definiciones políticas y conformación de tecnoburocracias, fallas en la conducta interna de los dirigentes frenteamplistas y, principalmente, en el discurso y el posicionamiento de la izquierda son algunos aspectos que aparecen en el documento de autocrítica que el Partido Socialista (PS) presentará a la comisión del Frente Amplio (FA) que conduce ese proceso.

El documento, de 47 páginas y fechado este mes, evalúa aspectos de los gobiernos del FA en los últimos 15 años. “Tuvimos fallas en la generación y difusión de un discurso que diera cuenta de dónde venimos, lo que hicimos y a dónde vamos, que fuera claro, convocante, generara identificaciones y construyera identidades”, dice el texto, que interpreta que para eso no basta con un programa.

“Faltaron ideas fuerza que marcaran el rumbo y entusiasmaran o permitieran aprehender o globalizar lo que queríamos”, agregan los socialistas. Esto, según afirman, “se vincula con las carencias para proyectar un rumbo que recuperara la carga ideológica del proyecto, que se vio debilitada en los últimos años”. Si bien el PS advierte que no busca “generar consciencia con la pureza de las formulaciones ideológicas”, asegura que “de ellas salen las mediaciones, las ideas, las imágenes y los relatos que pueden entusiasmar”. “Cuando las grandes mayorías internalizan en su propio ideal esos ideales, se construye la hegemonía. Eso lo pudo hacer la derecha. Un Solo Uruguay fue el crisol donde cuajó ese discurso”, evalúa el documento.

En otra pasaje, el PS se pregunta si no hubiera sido necesario “avanzar más” en las transformaciones sociales, económicas e institucionales “aún a costa de agudizar el conflicto con el bloque dominante” –haciendo uso en su momento de las mayorías parlamentarias y del “amplio respaldo social del movimiento popular”– para “consolidar” el proyecto político del FA. También plantea si, al no haberlo hecho, se permitió que se “crearan las condiciones para nuestra derrota política y electoral”.

Además, el PS plantea que es una “formulación equivocada” argumentar que la izquierda debe “correrse al centro” para ganar o mantener las mayorías sociales o electorales. “En todo caso hay que tratar de que sea el ‘centro’ social o electoral quien se corra a la izquierda”, dice el partido.

A juicio de este sector político, durante sus años de gestión el FA paulatinamente comenzó a “priorizar” los temas referidos a la gestión de gobierno, a la coyuntura inmediata y al “siguiente ciclo electivo”, “en detrimento de un debate político amplio y profundo respecto a los procesos sociales que vivía el país”.

Un caso de “cálculo electoral inmediato” se ejemplifica cuando se habla de las “vacilaciones” de la fuerza política para llevar adelante el proyecto de reforma constitucional en 2016. “Las dudas sobre cómo incidiría en el cálculo electoral para 2019 detuvieron el proceso”, asegura el PS.

Burocratización, perfilismos y “tecnoburocracia”

Ese “descaecimiento” ideológico tuvo “consecuencias negativas para el proceso de acumulación” y, mientras hubo “ausencia” de rumbos claros y “pérdida de entusiasmo e identificaciones colectivas”, surgieron “divisiones basadas en perfilismos o intereses individuales”, por lo que surgió el “imaginario” de que el FA no era “fuerza de transformación sino un partido más que aspiraba a gobernar”. A la vez, asegura el PS, a nivel de gobierno “se consolidaba una tecnoburocracia y se alejaban recíprocamente el gobierno, el FA y la base social”, por lo que “la perspectiva a mediano plazo que se mantenía era la del siguiente ciclo electoral”.

A su vez, el partido sostiene que “las concepciones diferentes y a veces contradictorias que deberían expresarse y sintetizarse en la interna, se discutían en la prensa, generando desconcierto, malestar y desorientación entre las y los frenteamplistas y la población en general”.

El PS observa una “retracción de la militancia” que se expresó, por ejemplo, en las elecciones internas de 2016 (con una caída de la votación de 46%), a la vez que en todo el país hubo “procesos de segregación y fragmentación social producto de la implantación del modelo neoliberal en nuestro país”, que “persistieron” a los gobiernos de izquierda. Estos procesos evidencian, según el partido, que en algunos aspectos “los gobiernos del FA no lograron dar una solución en términos de transformación radical”. Según la evaluación del PS, la presencia de la militancia frenteamplista en esos lugares “decayó fuertemente”.

Críticas al modelo

El documento no ahorra críticas a los “límites” del modelo económico desarrollado por el FA. Mientras que resalta los avances en materia salarial, menciona que “sectores informales” continuaron con “carencias persistentes” en áreas como la vivienda.

Además, se marca que con miras de facilitar la llegada y el mantenimiento de inversiones, “no se gravaba al capital como su capacidad contributiva y sus ganancias hubieran permitido y al mismo tiempo la percepción de sectores de las capas medias, sobre todo las que creen no tener una relación directa con el Estado, era que estaban sometidas a una mayor presión impositiva”.

Esto, sostiene el documento, se acentuó en el último gobierno del FA, en el que hubo un “enlentecimiento de la distribución y procesos de deterioro en el empleo, con consecuencias más graves para algunos territorios y sectores de trabajadores”. El PS considera que esto reflejó los “límites” del modelo de desarrollo que el FA había implementado, así como las dificultades para “avanzar en torno las definiciones programáticas que implicaban el cambio de la matriz productiva, el desarrollo local, la búsqueda del ahorro nacional y un mayor gravamen al capital, para un desarrollo sustentable y con mejor distribución de la riqueza”.

Falta de apoyo y mala conducta

Para el PS, es “paradójico y triste a la vez” que mientras la derecha “se congregaba en torno a un discurso que condenaba a miles de personas incluidas en diversos programas sociales”, muchos de esos ciudadanos y ciudadanas “no salieron a luchar por defender sus derechos”. El partido considera que el FA no logró “percibir” los cambios que la propia fuerza política generó, ante una sociedad “más compleja y fragmentada, con más consumo, y con expectativas individuales crecientes”.

También hubo problemas que en 15 años no se pudieron solucionar. El documento habla de que la pobreza sigue concentrada en la infancia y la adolescencia, en mujeres, en afrodescendientes, y con una mayor incidencia en la periferia de Montevideo y al norte y el noreste del país. A su vez, jóvenes y mujeres sufren más el desempleo y tienen menores salarios.

Por último, el PS observa que durante los tres gobiernos del FA existieron “desvíos en la conducta individual” de dirigentes del FA, “tanto en el uso de recursos públicos como en el cumplimiento de sus obligaciones con la fuerza política, pasando por la frivolidad o falta de coherencia entre el decir y el hacer”. Sin dar nombres, este sector político considera que se necesitan medidas “más estrictas” sobre la participación en listas electorales de las personas que incumplieron sus “compromisos” con la fuerza política.