A través de un documento fechado el 31 de agosto, la Unidad Temática de Defensa Nacional del Frente Amplio (FA) presentó un “aporte” para la “evaluación y autocrítica” sobre lo hecho durante los tres gobiernos de esta fuerza política en el área. Entre sus errores consideró que uno de los “retrocesos más notorios” fue la elección del actual senador y líder de Cabildo Abierto, Guido Manini Ríos, como comandante en jefe del Ejército, durante febrero de 2015, a fines del gobierno de José Mujica, y su posterior “mantenimiento”, “a pesar de sus reiterados cuestionamientos a las políticas del Poder Ejecutivo”.
La unidad temática enumera sus cuestionamientos a la Ley de Presupuesto de 2015 y su “violación a la laicidad”, al convocar a una misa en la catedral “a través del SMS del Ejército”.
Además, se critica la participación que tuvo el Ejército en el Diálogo Social, y su propuesta de “asimilar a los uruguayos que no estudian ni trabajan desde la disciplina militar a la educación, a través de la creación de cursos de capacitación en oficios impartidos en cuarteles”.
El documento admite que en los 15 años de gobiernos del FA hubo “algunos avances y logros”, pero no se logró “avanzar en lo medular”: “en los caminos que se hacía necesario recorrer para lograr la democratización e inclusión de las Fuerzas Armadas [FFAA], avanzar en democracia, y lograr el diseño y la construcción de una política de Defensa Nacional acorde a nuestra realidad”.
Los tres períodos
El texto distingue tres períodos en políticas de defensa. Un primer momento coincide con el primer gobierno del FA, en donde se hace un balance positivo: se aplicó el artículo 4° de la ley de caducidad; se procesó a violadores de derechos humanos y se hicieron cumplir las citaciones judiciales a militares; se pudo ingresar a establecimientos militares para hacer excavaciones; se aprobó la Ley Marco de Defensa por unanimidad (a pesar de un “veto poco entendible” de Tabaré Vázquez); se “desmilitarizó el equipo de asesores y directores del Ministerio de Defensa Nacional y se celebraron “importantes acuerdos internacionales” en defensa, “disminuyendo de forma considerable la dependencia con Estados Unidos”.
Sobre el segundo período, que abarca el segundo gobierno del FA y un tercio del tercero, el balance no es tan positivo. La unidad temática considera que ese era el momento ideal para “profundizar fuertemente la transformación de las FFAA”, incluyendo su Ley Orgánica y la de cada una de las fuerzas, modificar el Sistema de Retiros y Pensiones, transformar la Justicia Militar e integrar la Sanidad Militar al Sistema Nacional Integrado de Salud.
Pero en cambio “se entró en un largo impasse, un período de estancamiento e incluso de retroceso en algunas cuestiones relacionadas con los DDHH, marcado por la autonomía militar y la continuidad normativa casi absoluta”.
Incluso se cuestiona el decreto sobre Política de Defensa Nacional, aprobado en 2014, que “sorprendentemente rompe con la concepción histórica del Frente Amplio al incorporar el concepto de Seguridad a la definición de la Defensa Nacional”. Además, se critica que la Ley de Educación Policial y Militar de 2014 “fomenta más la independencia que la integración”, por lo que “desperdiciamos una oportunidad histórica (quizás irrepetible en el corto plazo) para hacer una transformación profunda de las FFAA”. En ese período es que se cuestiona la elección de Manini Ríos como comandante en jefe del Ejército.
El tercer período que la unidad distingue se da luego de la asunción del difunto Jorge Menéndez como ministro, que “marca un claro ‘antes y después’”, ya que “vuelven a tomar impulso algunas de las reformas planteadas desde hacía tiempo por la fuerza política”. Entre ellas, el “tibio proyecto de modificación del Retiro Militar; atenuado aún más en su pasaje por el Parlamento por presiones de legisladores frenteamplistas y sin el acuerdo de todos los partidos políticos”; el “simbólico Proyecto contributivo de los altos retiros y pensiones militares al déficit de la Caja Militar, fracasado por la lamentable rotura de la unidad de acción del Frente Amplio en el Parlamento”; y la Ley Orgánica de las FFAA, “aprobada sin grandes cambios en la cercanía de un proceso electoral que no facilitaba acuerdos y ante la necesidad vergonzante de no haber modificado todavía la Ley Orgánica vigente desde la dictadura inspirada en la Doctrina de la Seguridad Nacional”.
Además, se cuestiona la ley que habilita a militares a hacer patrullaje fronterizo, ya que entre otras cosas dejó una “puerta abierta para la militarización de la frontera que ha impulsado el actual gobierno a través de su decreto regulatorio”.
El balance
Si bien el documento sostiene que hubo una “mejora” en el salario real de la tropa y los oficiales, de entre 34% y 85%, la inequidad económica en las FFAA persiste y todavía existe el “sistema de retiros privilegiado respecto al resto de los uruguayos”, que “hace que seamos el único país en el mundo que gasta un importe mayor a todo el Presupuesto de Defensa Nacional en sostener el déficit de su sistema de Retiros”.
“No supimos asumir la importancia que tiene el factor poder de las FFAA, ni que los procesos de integración deben ser de ‘doble-vía’, por lo que la sociedad civil debe formarse en los temas de Defensa Nacional y control civil de los militares. La falta de interés del sistema político y del Frente Amplio en particular por la Defensa Nacional y la cuestión militar, es parte de esa carencia”, culmina el texto.