Tabaré Vázquez protagonizó la última entrega de El legado, un ciclo de entrevistas que se transmite por Canal 10. La charla, conducida por Ignacio González, fue grabada el 14 de noviembre, dos semanas antes de que el ex presidente tuviera una recaída en su estado de salud.

Durante el programa, Vázquez hizo varias afirmaciones sobre su trayectoria política en el Frente Amplio, que incluye su período en la Intendencia de Montevideo y sus dos períodos como presidente de la República. Además, recordó su trayectoria como médico, repasó su actividad social relacionada a lo deportivo y se refirió a algunos acontecimientos personales, como el fallecimiento el año pasado de su esposa, María Auxiliadora Delgado, y al tratamiento contra el cáncer que está atravesando. Aquí un resumen de los principales temas a los que se refirió el ex mandatario:

Sus orígenes

“Nací en una casa humilde, de chapa, pero con una enorme dignidad, que mis padres supieron dar. Tuve una vida muy sencilla, una vida de trabajo y de honestidad”.

“El Arbolito fue una expresión de la necesidad de retribuir de alguna manera a la sociedad uruguaya, sobre todo a los trabajadores. Entonces se nos ocurrió crear una entidad, que llamamos Club Social y Deportivo Arbolito, priorizando lo social pero estando muy presente lo deportivo”.

“Nunca aspiré a hacer ninguna carrera política, lo digo con sinceridad, lo mío era la medicina y la proyección social, que lo hicimos desde El Arbolito y Progreso”.

“Me atrevo a decir, sin dudar, que yo no hubiera logrado lo que hice sin ella: [María Auxiliadora] fue el factor total. Sin María Auxiliadora no hubiera sido nada”.

“Mi relación con [Liber] Seregni fue muy buena. Al principio no tanto, no me conocía. Seregni tenía a otro candidato para la Intendencia, pero encontré un enorme respaldo del profesor Juan José Crottogini, que había sido mi profesor y había trabajado con él, y cuando supo que Mariano Arana me proponía como candidato a la Intendencia, me apoyaron él y Mariano. Después con Seregni tuve una muy buena relación. Aprendí enormemente desde el punto de vista de lo político y después tuve un respaldo total hasta el final de su vida”.

Los errores

“Hay que escuchar siempre, no se puede conocer el tema en su amplitud, pero una vez que se meditó y se llegó a una conclusión, hay que ejecutar. Me equivoqué muchas veces, pero el ser humano está codificado para el error, y se avanza en el conocimiento científico en base al error y el acierto”.

Intendencia: “Antes de llegar, en plena campaña de 1989, uno de los puntos que tenía el programa era que los trabajadores municipales trabajaran seis horas por día. Un día tengo una reunión con ADEOM Montevideo, con Eduardo Platero, que era un excelente dirigente sindical, y le comento sobre la reducción en la jornada, y me dice: '¿el sindicato te las pidió?'. Ahí aprendí la importancia de dialogar”.

“Atrás del Cerro, en Santa Catalina, hay un camino en Carlos María Ramírez en el que había dificultades para entrar. Entonces bituminizamos la calle. Cuando se terminó la obra, la íbamos a inaugurar, y en Santa Catalina había una sensación de alegría moderada. Les pregunto a los vecinos: '¿Pero ustedes no están contentos?' Y contestan: 'Claro que sí, pero si nos hubieran consultado, hubiéramos preferido que pusieran las luces de la calle'”.

“Uno aprende mucho hablando con la gente […] Somos funcionarios de la población, que es la que nos paga el sueldo. La gente que vive el problema tiene una buena solución para enfrentar las dificultades que le presenta ese problema. Es como cuando hay que escuchar al enfermo”.

Las presidencias y lo que dejaron

“No soñé con ser presidente. A mí me hubiera gustado repetir la intendencia, pero Seregni me dijo: “Tú tenés que ser el candidato, tenés el apoyo del FA a la presidencia”. Seis meses antes renuncié para dedicarme a la campaña electoral. Y renuncié al subsidio, porque la gente me votó para este período, no para darme un subsidio después”.

“[Asumir la presidencia fue] una gran responsabilidad, una felicidad enorme y un profundo agradecimiento al país, que había confiado en mí para conducirlo. El momento más feliz fue cuando le pude dar un abrazo a María Auxiliadora”.

“Asumí como quisiera que me recordaran, como un presidente serio, responsable, que hizo el máximo de sus esfuerzos por cumplir los compromisos que habíamos adquirido en la campaña electoral que llevó a que la gente nos votara”.

“Lo que más me enorgullece es el equipo que me acompañó, trabajaron como militantes. También yo pedí a la gente que no nos dejen solos y la respuesta de la población fue estupenda”.

Plan Ceibal: “Fue un proceso revolucionario, democratizó el uso de la tecnología en la educación, llegamos con las computadoras a todo el territorio nacional y Uruguay ha sido ejemplo en el mundo. Era luchar contra la grieta”.

Relación con América Latina y Argentina

Sobre la planta de UPM (ex Botnia): “Ante esta situación no se podía ir hacia atrás con el inicio de los trabajos. Eso subió mucho más la apuesta. Fue una escalada de la tensión. Hicieron un acto, vinieron de Gualeguaychú, hubo maniobras militares, pero no un conflicto bélico. Me encontré en Chile a Condoleeza Rice, secretaria de estado de Estados Unidos, me preguntó del tema y le dije que lo único que pretendía es que Uruguay y Estados Unidos son países y pueblos amigos que se respetan. Ella transmitió eso al presidente [George W] Bush y lo expresó públicamente y ahí quedó”.

Alberto Fernández: “Nunca dejé de querer a mi querido Tabaré. Fue un gran presidente, el hombre que puso una bisagra, permitiendo que haya un tercer partido. Tabaré deja una impronta enorme en la política de América Latina y el Río de la Plata”.

“La izquierda latinoamericana está en una etapa de transición, para ver qué entendemos por izquierda latinoamericana. La tendencia sería marchar hacia una socialdemocracia, como en su momento lo planteó Marx. En las circunstancias actuales, los movimientos radicalizados a la izquierda están más cerca del totalitarismo, y los radicalizados a la derecha, que son los más peligrosos, están muy cerca del nazismo y el fascismo. No pudimos elaborar un proyecto latinoamericano propio para que la gente viva mejor”.

Presente y futuro

Lacalle Pou: “Contribuyó enormemente a esa imagen del Uruguay democrático que se presenta ante el mundo. Actuó muy bien en encarar los aspectos sanitarios de esta pandemia. Tenemos diferencias claras y lógicas que las marcaremos con respeto y tolerancia en búsqueda de un diálogo nacional, pero en la transición me sentí muy cómodo y creo que él también”.

“A los futuros líderes de izquierda les diría que tengan en cuenta que el centro de todos nuestros desvelos es nuestra gente, y hay que gobernar junto con ellos para ir hacia adelante”.

“Me di cuenta de que ejercer la política es como hacer medicina, porque la sociedad está constituida por seres humanos, que tiene sueños, deseo de oportunidades para avanzar, patologías pero también enormes grandezas; ejercer la política considerada con responsabilidad es también hacer medicina en la sociedad”.

“Me llevo innumerables muestras de afecto y respaldo -a veces pienso si me las merezco-, y la tranquilidad de que hice lo que pude hacer. Me hubiera gustado actuar más para disminuir la pobreza extrema y terminar con esos ranchitos tan humildes de nailon, chapa y bloques, porque los conocí de adentro. Me hubiera gustado dejar mucho más gente en mejores condiciones en la vivienda”.

“Voy a hablar de mitos que había sobre la izquierda si llegaba al gobierno nacional. El primero de ellos era que los uruguayos íbamos a pasar muy mal porque se iban a retirar inversiones, se iban a cerrar empresas, y ese mito lo derrumbamos, porque llegamos la gobierno y disminuyó la pobreza, hubo políticas de inclusión, se puso como centro a las personas, lo fundamental fue gobernar con y para la gente, no sucedió lo que el mito decía.

El segundo mito era que iba a venir una gran conflictividad social, se iba a generar una ruptura en la sociedad, y fue todo lo contrario, vivimos 15 años de tranquilidad social, no hubo muertos en las calles o heridos, hubo caminos de diálogo.

El tercer mito era que se iba a atentar contra la democracia uruguaya, y somos el país más democrático de América Latina. La base de una democracia está en la fortaleza de sus partidos políticos. Creo que el legado político que hemos dejado fue destruir esos mitos claramente y dejarlos hacia un futuro mejor para todos los uruguayos”.

“Me gustaría ser recordado muy simplemente, como un presidente que trató de ser serio en su actuación, responsable y que intentó con todas sus posibilidades cumplir con sus compromisos”.