Desde las 10:00 de la mañana y por varias horas, la Cámara de Senadores comenzó el debate de la futura ley de presupuesto —que tiene más de 700 artículos y asigna los recursos para el quinquenio— con la discusión general del proyecto. El ida y vuelta entre el oficialismo y la oposición tuvo como eje principal el rol del Estado, los números que recibió el gobierno en el plano fiscal y las proyecciones económicas. Hubo frases habituales como “la herencia maldita” o “dato mata relato”, pero también los senadores recurrieron a otras referencias más llamativas como “el padre malcriador” que da todos los gustos al hijo, las puertas del “Castillo de la Suerte” o “la varita” del mago David Cooperfield.
Del round inicial formaron parte el senador blanco Jorge Gandini, miembro informante por la mayoría de los partidos de la coalición de gobierno, y Charles Carrera del Frente Amplio (FA). Como muestra de lo que luego continuaron expresando con otras palabras y argumentos los legisladores del oficialismo, Gandini sostuvo que el presupuesto a votarse es “responsable, realista, sustentable, equilibrado, contracíclico y serio”, al tiempo que cuestionó la gestión económica durante los gobiernos frenteamplistas y aseguró que sus resultados “limitan la capacidad de acción” de los actuales gobernantes.
El senador del Partido Nacional (PN) mencionó el déficit fiscal heredado así como el nivel de deuda pública, y recordó que el FA financió el mayor gasto con “ajustes fiscales sucesivos”. Añadió que “todo lo que creció Uruguay se lo quedó el Estado, porque siempre el gasto creció más que la recaudación”. Tanto la herencia recibida, como el rol del Estado y el nivel del gasto público fueron tópicos que atravesaron las varias horas de debate. Gandini también aseguró, previendo las críticas que vendrían del FA, que el presupuesto “no es de recorte” sino que pone “el énfasis en la gente, prioriza el empleo y la calidad del gasto público”.
Desde la oposición, Carrera y luego sus compañeros de bancada repasaron los motivos por los que no acompañan la votación en general del proyecto, aunque sí apoyarán artículos específicos que se analizarán los próximos días. El presupuesto “representa un profundo retroceso en las condiciones de vida de la población”, debido a que “coloca el peso del recorte en las espaldas de trabajadores, jubilados, pensionistas y los sectores más débiles de la sociedad uruguaya”, afirmó Carrera. Añadió que se establecen “recortes de al menos 10.000 millones de pesos en políticas educativas, sanitarias y de protección social”.
A su turno, el senador del FA Óscar Andrade recordó las promesas electorales del actual gobierno: “El presupuesto confirma lo que dijimos durante toda la campaña, donde se presentaron dos proyectos de país y uno sostuvo como idea principal que era posible ahorrar 900 millones de dólares sin tocar políticas sociales ni salarios. Debatimos toda la campaña de que no se podía hacer y ahora nos presentan un presupuesto con recortes. Esa varita mágica, que tipo Copperfield les permitía ahorrar 900 millones de dólares sin afectar nada, ¿la perdieron por el camino?”.
El frenteamplista Daniel Olesker, puso el foco en que el presupuesto incluye “un segundo ajuste” que no podrá discutirse en el Senado, en referencia al artículo 7, que habilita al gobierno a topear la ejecución presupuestal si hay “riesgo” de incumplir las metas fiscales. El ex ministro del FA señaló que “el resultado fiscal estructural” que surgirá de la recientemente incorporada regla fiscal, “será difícil que se cumpla en los primeros años y el artículo 7 se aplicará”. Según sus cálculos, asumiendo que se ejecuta un 10% menos de lo asignado a cada inciso y que no se ajustan por inflación esas partidas (posibilidad que surge del artículo 6), habría 524 millones extra de caída del gasto. “Podemos llegar al final de 2024 no con el ajuste que votamos, sino con uno mayor”, subrayó.
Mientras que el ex ministro de Economía del FA Mario Bergara apuntó contra las proyecciones que forman parte del presupuesto del gobierno. Indicó que “no hay analista ni organismo internacional” que proyecte una caída de 3,5% de la economía este año y una recuperación el año próximo llegando a niveles similares al 2019. Además, cuestionó los fundamentos de ese crecimiento proyectado: mayor consumo “con salarios cayendo”, y suba de las exportaciones “en un mundo incierto”.
En el plano fiscal, Bergara manifestó que “hay metas indicativas que no sabemos de dónde salen”, y que “si se ejecutan los montos planteados en el presupuesto, el déficit el año que viene sería casi el doble del previsto”. Por todo esto, el senador del FA remarcó que las proyecciones del equipo económico del gobierno tienen “una inconsistencia enorme”.
Por su parte, el frenteamplista José Carlos Mahía expresó que hay “diferencias de concepción” con la oposición: “creemos en el rol activo del Estado y el presupuesto es contrario a eso, se cree más en el mercado”. Sostuvo que habrá pérdida salarial para los docentes, un recorte “superior a los 2.000 millones de pesos” para la salud y de 1.300 millones de pesos para el Ministerio del Interior, al tiempo que no hay “un peso más” para el acceso a medicamentos de alto costo —”miren que se dijeron cosas sobre esto y se habló de falta de sensibilidad” del FA, recordó Mahía—.
La herencia, el “colador” y los ejemplos de economía familiar
“Hemos escuchado hoy cualquier cosa”, dijo el nacionalista Sebastián Da Silva, que habló cuando ya iban siete horas de debate. Anteriormente, había pedido una interrupción a la oposición y afirmó: “Hay quienes creen que el crecimiento económico es a partir del Estado y quienes creemos que es a pesar, y mucho más del Estado frenteamplista, que cada inversión la hizo mal y cara”. En esa línea, dijo que “el antecedente” del actual presupuesto es “la herencia maldita” de los gobiernos del FA y que se procuró “adaptarse a las circunstancias para hacerlo lo más justo para las personas, no para los sindicatos”.
También dedicó buena parte de su alocución a lo ocurrido en los anteriores gobiernos el senador y líder de Cabildo Abierto (CA), Guido Manini Ríos. “La realidad del país al 1º de marzo condiciona lo que se podía hacer. Hubo una destrucción del tejido social y una situación de vida inaceptable para miles de uruguayos”, sostuvo. Seguidamente, aludió a Carrera, quien había mencionado el rol del “Estado como escudo de los débiles”, y manifestó: “Nosotros también creemos eso, pero en los últimos 15 años más que un escudo fue un colador, porque hubo muchas falencias y no se protegió a los más débiles”.
Manini Ríos destacó que en el Senado se logró reasignar unos 400 millones de dólares anuales para educación y otras áreas prioritarias, y dijo que los pedidos que recibieron en la Comisión “entendemos que son justos y necesarios, nos hubiera gustado darle más pero hubo que actuar con seriedad y responsabilidad”. Seguidamente, señaló que “nos faltó el dinero que se malgastó y se despilfarró en las últimas administraciones, faltaron los millones de Ancap, de la regasificadora, de Pluna y Alas U, el dinero sin retorno del Fondes y la deuda condonada a Cuba y a [Francisco] Paco Casal”.
En referencia al gasto y a la posibilidad de topear las ejecuciones prevista en el presupuesto, el nacionalista Sergio Botana dijo que es una disposición “fundamental para dar efectividad al cumplimiento de la regla fiscal: si nos alejamos del nivel esperado y cae la actividad y la recaudación, el gobierno debe actuar recortando lo que es prescindible”.
También a esos criterios de buena administración se refirió la senadora Carmen Asiaín del PN, quien recurrió a referencias de la economía doméstica. “Debemos cuidar el dinero para seguir manteniendo las políticas públicas. Es como el ama de casa, que de acuerdo a lo disponible y a sus responsabilidades planifica, y dice ‘estamos endeudados, ahora no más viajes ni compremos maquillaje’. Si me pasé con la tarjeta no pido fiado al almacén”, expresó. A su vez, dijo que el gobierno no hará “como el padre malcriador, que saca la chequera y queda simpático gastando para pagar después, porque es una falsa ilusión”.
Estas alusiones a la economía familiar tuvieron respuesta de Sandra Lazo, senadora del FA: “Se compara la actuación de un buen padre o madre de familia con el manejo de los dineros públicos, justificando así el presupuesto. Como decía Alfredo Zitarrosa: ‘si la madre quiere al hijo, no se lo encarga a la tía'”.
Igualmente, las referencias de Asiaín no se limitaron a esto, ya que al hablar de los caminos que se le abrían al gobierno cuando asumió y llegó la pandemia, recurrió a un clásico de la televisión uruguaya: “Había tres posibilidades (no cumplir los compromisos, endeudarse más o elevar la carga impositiva) y ante estas tres puertas del Castillo de la Suerte la decisión fue ninguna, porque detrás de todas está el chancho que es lo que no queremos elegir”. Sostuvo que ese mismo criterio guió la elaboración del presupuesto, donde se optó porque “el Estado se ordene y se ajuste, porque lo bancamos entre todos, no es Papá Noel”.
Quien intervino aunque aclaró que no pensaba hacerlo en la discusión general del proyecto fue la senadora Graciela Bianchi, al pedir responder una alusión política, en referencia a los números presentados por el FA de recortes en distintas áreas. “Hay una subestimación que no aguanto. No tenemos dudas de lo que se gastó en salud o educación, la matemática es una ciencia exacta, pero la economía es una ciencia social. Que se gastó lo que muestran en esas gráficas nadie lo niega, el problema es lo que se obtuvo como resultado. Así que no nos subestimen ni nos traten como tontos, o quieran hacer del presupuesto una novela de los años 60”, manifestó.
Tras varias horas de intenso debate, el capítulo inicial de la discusión del presupuesto en el plenario del Senado culminó. Pero faltan más episodios, ya que hasta el viernes el Senado tiene plazo para votarlo y luego el proyecto volverá con modificaciones a Diputados, donde se prevé a mitad de diciembre que la discusión llegue a su fin.
Botana silenciado por Argimón y la confusión de Astori con Sartori
La sesión del Senado no estuvo exenta de situaciones llamativas y jocosas. Cuando hablaba el senador Botana, Olesker le pidió una interrupción y le aclaró algunas cifras, lo que fue refutado por el legislador oficialista. Este ida y vuelta cansó a la vicepresidenta Beatriz Argimón, que como presidenta del Senado pidió silenciar a Botana: “Apagale el micrófono. Si vamos a hacer así una sesión que es larga, se va a complicar. Le estoy pidiendo por favor (mientras Botana continuaba hablando), no tiene la palabra senador, ya tuvo su tiempo y su prórroga”. Para cerrar la situación, Argimón bromeó respecto a la discusión sobre cifras: “Si les parece, terminen de hacer las cuentas mientras escuchamos al resto y cuando las tengan nos avisan”.
Unos minutos después, Botana hablaba tras pedir una interrupción el senador Da Silva y tuvo un furcio: “Olesker y su contemporáneo el senador Sartori (en referencia al ex ministro de Economía, Danilo Astori) han sido especialistas en darnos cátedra de economía”. Cuando le avisaron del error, se corrigió a las risas: “Perdón, ese sí sabe que le den bien los números”, dijo en alusión ahora sí a Juan Sartori.