“Estamos en guerra” se titula la edición de noviembre de este año de la revista El Soldado, que edita el Centro Militar.
El porqué de este título se explica en la editorial de la publicación, que asegura que actualmente las Fuerzas Armadas (FFAA) ya están en lucha contra organizaciones del narcotráfico y son “mucho más poderosas que las subversivas a las que se enfrentaron en el pasado”.
El editorial, escrito por el presidente del Centro, el coronel retirado Carlos Silva Valiente, sostuvo que se debe “afrontar el problema clave de situación bélica”, según recogió en su sitio web la radio Sarandí.
“Lo peor que ocurre cuando se configura una guerra es no verla; o verla y creer que se la puede neutralizar por otros medios que no sean la franca y entera disuasión, la defensa lisa y llana”, dice Silva Valiente, que asegura que esa situación “le concede todas las ventajas al enemigo; le deja la iniciativa y le estimula a atreverse un poco más en sus pretensiones”.
Si bien Silva Valiente recuerda que “en algunos niveles de las propias Fuerzas de Seguridad y particularmente de las Fuerzas Armadas, hasta hace poco tiempo se pensaba que no era conveniente que ellas se involucraran en este combate”, actualmente en los hechos “ya lo están”. Para dar cuenta de eso, el presidente del Centro Militar argumenta que “se han atacado unidades y personal militar para tratar de obtener armas de guerra, se ha robado armas a personal de prefectura y de la marina” y “se ha constatado ingresos de drogas por vía aérea sin que la Fuerza Aérea haya podido evitarlo”.
Para hacer frente a la situación, Silva Valiente plantea cuatro tipos de enfoque: pena de muerte para traficantes, legalizar drogas, “no hacer nada y continuar combatiendo el flagelo aisladamente” y establecer penas más duras, incluso contra los consumidores.
En el editorial se argumenta a favor de esta última opción: “se debe combatir al consumidor, por menos importante que sea, dado que el segundo paso después de consumir es vender para financiar su consumo”. Según Silva Valiente, es necesario considerar “enfermo como contagioso”.
Por eso, las personas adictas deben ser “separadas de la ciudadanía, enviadas a la cárcel para evitar que distribuyan drogas o se organicen en estructuras mafiosas”. Silva Valiente advierte que esta política debe asumir “costos importantes, en instalaciones especializadas, en personal y en servicios, pero no hay otra forma de combatir este flagelo”.