Varias organizaciones ambientalistas denunciaron este miércoles que la firma finlandesa UPM está llevando adelante “una campaña fraudulenta”. La empresa “se presenta como una corporación mundial líder en la lucha contra el cambio climático, la defensa de la biodiversidad y la gestión sostenible del agua”, aseguraron los grupos ambientalistas, que denuncian que al promover “monocultivos de eucaliptos” afecta la calidad del suelo, contribuye al cambio climático y modifica el ecosistema local.

Organizaciones como la Coordinación Nacional contra UPM, la Comisión Nacional de Defensa del Agua y la Vida y el Movimiento por un Uruguay Sustentable (Movus), entre otras, firmaron un documento en el que enumeran varios estudios científicos en los que se señalan estas consecuencias. “Los monocultivos de eucaliptos para la producción de celulosa son peores sumideros de carbono que los pastizales originarios de América del Sur. Además, la mayor parte del carbono capturado por estos árboles se libera al cosecharlos y transformarlos en celulosa. Y como parte de su proceso se quema biomasa y se liberan otros gases a la atmósfera, con los consecuentes efectos sobre el clima”, dice el resumen ejecutivo del documento.

Este miércoles, integrantes de estas organizaciones dieron una conferencia de prensa para presentar el documento, que dijeron que será elevado al nuevo gobierno, al gobierno de Finlandia y a la Organización de las Naciones Unidas.

Ana Filippini, integrante de la Coordinación Nacional contra UPM, aseguró este miércoles que existe una “relación directa” entre la forestación y el aumento de las cianobacterias. Según dijo, “los monocultivos forestales a gran escala afectan el agua, la diversidad y el cambio climático”. Durante la conferencia, el docente de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República (Udelar) Daniel Panario afirmó que los estudios presentados fueron “invisibilizados por los medios de prensa y por el poder político”.

Panario dijo a la diaria que en Uruguay hay 1.300.000 hectáreas forestadas y la cifra se sigue expandiendo. “Nos están colocando en un círculo de hierro [...] que en promedio resta 20% de agua a las cuencas, y si llueve poco pueden restar 100%”. Además, sostuvo que el país está obligado a darle 80 metros cúbicos de agua por segundo a UPM para “disminuir sus efluentes”.

Panario afirmó que la actividad forestal está afectando el río Negro y “trae como consecuencia lo que pasó el verano pasado [con las cianobacterias]”. “Este verano no ocurrió porque no llovió”, aseguró.

Además, advirtió que la instalación de la nueva planta de UPM va a llevar a un aumento de las cianobacterias en las costas uruguayas: “No vuelven más los turistas argentinos”, ilustró.

En tanto, Ariana Palombo, del Movimiento Fridays for Future, declaró que la planta de UPM “sólo es rentable para la empresa”. Luego, entre llantos, agregó: “Estamos vendiendo nuestro país al norte una vez más”, y condenados a “una ardua muerte ya atada por la crisis climática [...] la extinción en la que ya vivimos está a muy pocos años de llegarnos”. Segundamente pidió a las autoridades que “no se queden mirando un negocio a la cortita” y que paren de “hacer estragos en lo último que tenemos, porque cuando ya no tengamos dónde vivir no va a importar cuánto dinero hayamos ahorrado”.

Respuestas

Luis Aubriot, investigador y docente de la Facultad de Ciencias de la Udelar, dijo a la diaria que no conoce ningún estudio que confirme que la forestación aumente la incidencia de cianobacterias. “Lo que sí sucede es que los árboles absorben más agua y puede existir un efecto indirecto sobre los embalses”, explicó. Aubriot descartó que la floración de cianobacterias en 2019 haya sido producto de la forestación.

A su vez, el año pasado, el Grupo Biodiversidad y Ecología de la Conservación, del Instituto de Ecología y Ciencias Ambientales de la Facultad de Ciencias, publicó un artículo en la revista Ecosistemas en el que asegura que algunos animales fueron favorecidos por la forestación. Por ejemplo, allí se sostiene que el zorro de monte usa los terrenos forestados para “conectar” con los montes nativos.