Varias delegaciones internacionales llegaron en febrero del año pasado a Montevideo, con el objetivo de encontrar una salida a la crisis de Venezuela. La reunión tuvo como resultado la creación del Grupo de Contacto Internacional –integrado por miembros de la Unión Europea (UE) y países de América Latina– y el consenso entre los países de transitar un camino pacífico para promover las elecciones presidenciales libres en ese país.
Para lograrlo, el grupo se comprometió a iniciar conversaciones a fin de “establecer las garantías necesarias para un proceso electoral creíble, dentro del plazo más temprano posible”. El Grupo de Contacto Internacional se volvió a reunir en cuatro oportunidades, y el ex canciller uruguayo Enrique Iglesias fue enviado especial de la UE para Venezuela, donde mantuvo contactos con el presidente Nicolás Maduro y el autoproclamado presidente Juan Guaidó. A pesar de estas acciones, el diálogo entre las partes no prosperó, y la UE ahora advierte que las negociaciones están estancadas: desde hace unos meses se encuentran en el “impasse más serio” de diálogo y negociación que han tenido, dijeron fuentes de asuntos exteriores de la UE. En el bloque también reconocen que el objetivo principal del grupo –promover las elecciones presidenciales– no parece posible, por lo que apostarán a generar consenso para que se convoquen las elecciones parlamentarias.
En este escenario, la UE decidió apelar al diálogo con otros actores para intentar destrabar la situación. Durante esta semana Iglesias visitará Estados Unidos, Cuba, México, Argentina y Venezuela. Posteriormente, en marzo, reportará las conclusiones del diálogo con estos países al alto representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, informó la portavoz para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad de la UE, Virginie Battu-Henriksson, en una rueda de prensa con periodistas del Mercosur.
Objetivo no concretado
El subsecretario del Ministerio de Relaciones Exteriores de Uruguay, Ariel Bergamino, dijo a la diaria que el Grupo de Contacto Internacional sigue trabajando en la generación de un “contexto que posibilite el diálogo y la negociación entre gobierno, oposición y otros sectores de la sociedad venezolana, para una salida soberana, pacífica y democrática” a la crisis de ese país. Según explicó, las gestiones de Iglesias se enmarcan en ese lineamiento.
De todos modos, el vicecanciller reconoció que en la medida en que la crisis en Venezuela “sigue planteada, el Grupo de Contacto Internacional no ha logrado su objetivo final”. “También es cierto que ha ayudado a evitar escenarios y alternativas que empeorarían las cosas y que en su momento estuvieron planteados. Para nuestro gobierno, el Grupo de Contacto Internacional –y Uruguay en calidad de cofundador– desempeña un importante papel y debe seguir haciéndolo”, opinó. Sin embargo, puntualizó que le corresponde al gobierno entrante definir si mantendrá su permanencia en el grupo.
A fines de diciembre, el canciller designado, Ernesto Talvi, anunció que después del 1° de marzo Uruguay abandonará el Mecanismo de Montevideo, una iniciativa promovida por Uruguay, México y la Comunidad del Caribe para buscar el diálogo y la concreción de un acuerdo entre las partes en Venezuela, pero que se continuará en el Grupo de Contacto Internacional.