Encapuchamientos, plantones, golpizas, picanas eléctricas y submarinos. Estas prácticas, llevadas adelante durante 1972 en el Batallón de Infantería Nº 1 (Batallón Florida), fueron algunas de las razones por las que, a principios de febrero, el fiscal Ricardo Perciballe inició el pedido de procesamiento para cuatro militares retirados: Armando Méndez, Carlos Legnani, Sergio Caubarrère y Alberto Grignoli. Entre las víctimas se encuentra Alejandro Artucio, abogado que defendió a presos políticos.
En el dictamen dispuesto por Perciballe se afirma que “no cabe ninguna duda” de que los hechos en los que están involucrados los indagados se enmarcan en el delito de “torturas”: “el sometimiento a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes”. Pero en 1972 ese delito no existía. En base al principio de legalidad, el pedido de procesamiento se ajustó a los motivos que la ley de la época permitía: “delito continuado de abuso de autoridad contra los detenidos, en concurso formal con un delito continuado de lesiones graves y estos en concurrencia fuera de la reiteración con un delito continuado de privación de libertad”.
Según dijo Perciballe a la diaria, habrá una audiencia ratificatoria, en la que Méndez, Legnani, Caubarrère y Grignoli podrán “hacer los descargos que entiendan del caso contra la posición de la Fiscalía”. La audiencia es parte de la rutina cuando se hace un pedido de procesamiento, y es potestad del juzgado fijar la fecha y el horario. “Ya tendrían que haberlos citado, porque, una vez que llega la solicitud de procesamiento, se debe citar a audiencia”, sostuvo el fiscal.
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En 1986 las cuatro víctimas principales presentaron una denuncia por las torturas sufridas en el Batallón Florida, pero debido a los “pormenores de la ley de caducidad”, la denuncia recién pudo retomarse en 2011. “Lleva su tiempo. Hay muchos pedidos de procesamiento pendientes, porque vienen todas las chicanas que hacen. Es muy lenta la cosa”, afirmó Perciballe.
Méndez y Artucio
Según el dictamen, los cuatro indagados admiten haber “cumplido funciones” en el Batallón Florida. Sin embargo, Méndez –que luego se desempeñó como director de Aduanas en el gobierno de Luis Alberto Lacalle– especificó que, aunque haya estado cumpliendo funciones, no era integrante de ese batallón, sino que cumplía con sus tareas en carácter de “enlace” entre la División de Ejército I y el Órgano Coordinador de Operaciones Antisubversivas (OCOA), en su “calidad de analista de inteligencia”.
Distintas víctimas hicieron referencia a la presencia de Méndez en las sesiones de interrogatorios y torturas. Artucio, en particular, especificó en el juzgado que “siempre” tuvo la “impresión” de que el ex militar era “un sádico y uno de los responsables del S2, el Departamento de Inteligencia y Operaciones del cuartel, y estuvo involucrado en la tortura de mucha gente”. Cuando Artucio fue detenido en 1972 tenía 37 años. Era abogado de varios presos políticos, en su mayoría pertenecientes al Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T). Según el dictamen, ya en la Jefatura de Policía de Montevideo recibió “malos tratos”, que se acentuaron al ser trasladado al Batallón Florida. Con las dos costillas fracturadas como consecuencia de los golpes que recibía, las sesiones de submarino se intercalaban con interrogatorios para que “admitiera su pertenencia al MLN-T, les proporcionara información de sus clientes (amparada por el secreto profesional), así como para que vinculara con la 'sedición' a magistrados del Poder Judicial y a parlamentarios”. En 1973 Artucio se exilió a Europa.
Perciballe aseguró a la diaria que Méndez también está involucrado con las muertes de los ex tupamaros Gerardo Alter y Walter Arteche. En 2016, precisamente, la fiscal Ana María Tellechea solicitó su procesamiento por el homicidio especialmente agravado de Arteche, en el Batallón Florida. Un año antes, el militar retirado había declarado en el juzgado por las torturas a 28 ex reclusas de la cárcel de Punta de Rieles, según informó Teledoce. No obstante, los pedidos de procesamiento contra el militar retirado siguen en espera.