El colorado Ernesto Talvi asumió este lunes como cabeza del Ministerio de Relaciones Exteriores, recordando que su sede, el Palacio Santos, desde 1955 “ha sido la casa de miles de uruguayos que han optado por dedicar su vida al servicio público”, personas que “una y otra vez pusieron al país primero y que de ese modo escribieron parte de nuestra historia”. Visiblemente emocionado, Talvi destacó que la democracia uruguaya es “seria, tranquila y serena”, un “orgullo para los uruguayos y un ejemplo para el mundo, que nos reconoce y admira”.
En cuanto a la cancillería, dijo que defenderá un orden internacional “basado en reglas, en instituciones, en procedimientos y formalidades”, y no “en el poder del más fuerte”. “En un mundo que también se basa en las relaciones humanas, en las que importa el contenido pero también las formas, diría que la forma es el contenido; así que, al margen de las tendencias actuales, no verán a esta cancillería caer nunca en la diplomacia de epítetos”, sostuvo. Agregó que se vienen “otros tiempos”, de “activas negociaciones bilaterales y regionales que nos permitan modernizar el Mercosur hacia adentro para potenciar el comercio y las cadenas productivas”.
Talvi subrayó que tendrán claro que las relaciones son “con Estados y no con gobiernos”, y para eso la política exterior “no estará basada en afinidades ideológicas circunstanciales”. Agregó que aspiran a tener “relaciones diplomáticas y comerciales cordiales y abiertas con todos los países”. Por último, dijo que van por una cancillería “profesional, que se enriquezca de los funcionarios de carrera diplomática, profesionales, administrativos y de servicios”. Para eso fortalecerá el Instituto Artigas del Servicio Exterior, que depende de la cancillería. “Vamos por una cancillería inclusiva, con una política de género que nos enriquezca como grupo humano y nos empodere a todos”, finalizó.