Con la promesa de una gestión eficiente, austera y transparente, Luis Alberto Heber asumió ayer como ministro de Transporte y Obras Públicas. Junto con él comenzaron sus tareas el subsecretario Juan José Olaizola y el director general de Secretaría, Carlos Scigalea.

Una de las primeras cosas que aseguró el ahora ministro es que no ampliará la plantilla de la cartera, de 2.800 funcionarios. “Sé que hay direcciones que me han pedido más personal. No va a ser factible. Vamos a trabajar con lo que tenemos”, sostuvo. No obstante, resaltó que es necesaria la colaboración de sus funcionarios y dijo que la nueva administración “no está en contra del Estado”: “Estamos a favor del Estado eficiente que cumple con su labor”, expresó.

Además, prometió una gestión “transparente” y “honesta”, y mencionó lateralmente los efectos del escándalo Odebrecht en Latinoamérica. “Lamentablemente en el Cono Sur de América los casos de corrupción se han dado a la orden de las gestiones de infraestructura”, recordó. La pareja de Pablo da Silveira, otro de los ministros que asumieron este lunes, es requerida por la fiscalía panameña por sobornos relacionados con la misma empresa.

El ministro sostuvo que no admitirá “ninguna actitud que manche al gobierno del Partido Nacional”, y dijo que “es corrupto tanto el que acepta plata como el que se la da”. “No tenemos derecho a que haya una mancha después de tantos años de militancia”, agregó.

Además, anunció que las obras públicas tendrán “fecha de comienzo y de fin” y que las demoras hacen que estas cuesten “tres, cuatro o cinco veces más”.

Heber también llamó al sector privado a “arriesgar más” e invertir en infraestructura. “Acá no importa quién haga las rutas, sino que se hagan”, concluyó.