No son hijas, nietas ni sobrinas de presos, desaparecidos o asesinados durante la última dictadura cívico-militar. Tampoco la vivieron en carne propia, porque cuando terminó, ninguna de ellas había nacido. Podría decirse, en un sentido estrictamente literal, que el terrorismo de Estado no las afectó personalmente. Pero Fiona, Elisa, Camila y Julia se reconocen atravesadas por la historia que las precedió, por la lucha que ellas no empezaron pero mantienen viva, y por la consigna de la Marcha del Silencio, que el 20 de mayo de cada año pide verdad, memoria y nunca más terrorismo de Estado.
En su 25ª edición, la manifestación organizada por la Asociación de Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos-Desaparecidos se conmemorará de forma virtual debido a la emergencia sanitaria por el nuevo coronavirus. En este contexto, la diaria conversó con integrantes de cuatro colectivos de jóvenes que militan por la memoria: Fiona Colli, del Gremio Estudiantil del Instituto Alfredo Vásquez Acevedo (IAVA); Camila Menchaca, del Departamento de Jóvenes del PIT-CNT; Elisa Giovanoni, de Jóvenes por la Memoria, y Julia Irisity, de Colectivo Catalejo.
¿Cómo empezaron a militar por la memoria? ¿Tenían un vínculo personal con la lucha, como familiares de desaparecidos o víctimas de la dictadura?
Fiona Colli (FC): No, pero creo que si sos uruguayo, más allá de que no tengas familiares directos, siempre hay algún contacto, porque todos fuimos atravesados por esa historia. Yo empecé a militar acompañando a mi familia a la marcha, y es una de las pocas marchas a las que recuerdo haber ido de chica. En secundaria empecé a militar desde otro lugar, más implicada, siendo consciente de la historia luego de haberla estudiado. Ahora lo vivo todos los años con compañeras y compañeros de militancia.
Camila Menchaca (CM): Tampoco tengo un vínculo personal, pero esta es una de las causas más sentidas del pueblo uruguayo. Todas las organizaciones sociales y sindicales tenemos esto marcado en la agenda desde que arranca el año, y no es posible que se pase por el costado. Participar en la Marcha del Silencio es algo que todos hacemos, casi que por inercia, a partir de entender la trascendencia histórica de la lucha por verdad y justicia.
Julia Irisity (JI): Si bien mi familia se vio sumamente atravesada por la dictadura, tampoco tengo familiares desaparecidos, pero creo que no importa desde el punto de vista militante o político. Es una causa a nivel nacional, porque estamos hablando de la historia del país, y una historia que no está saldada, que no se puede cerrar, y es una responsabilidad ciudadana conocerla.
¿Recuerdan la primera Marcha del Silencio a la que asistieron? ¿Qué impresión les dejó?
CM: Yo empecé a ir al empezar a militar a nivel estudiantil con mi centro de estudiantes. Fue muy conmovedor. Es una marcha multitudinaria, y en mi caso era de las primeras marchas en las que participaba. El silencio conmueve, genera la emoción de sentirnos todos juntos y en la misma, pero también la angustia de saber que hay gente que no está y a la que estamos buscando.
JI: Recuerdo mucha impresión, mucha emoción. Yo había escuchado hablar de la dictadura por historias familiares, y verlo puesto en tantos cuerpos fue bastante impresionante. Además, había ido a otras marchas, en las que la gente cantas se ríe y pasan cosas, y de repente acá era súper solemne y súper serio. Me acuerdo de que ese año llevaron velas, lo que le daba un aire de intensidad, y me surgieron muchísimas preguntas, que creo que también es parte de lo poderoso de una movilización.
FC: Cuando empecé a militar en secundaria, no conocía otra marcha que la Marcha del Silencio. Cada año se repite la sensación de que las vidas son historias colectivas, que nos afectan a todos. Esa fue la primera sensación que tuve en esa marcha. La Marcha del Silencio me aportó una sensación de colectividad, de una historia en conjunto con otros.
Elisa Giovanoni (EG): Yo soy del interior, y mi experiencia está atravesada por cómo se construye el relato sobre la dictadura en los espacios que habité. Es bien diferente cómo se construyó la historia de la dictadura en Montevideo que en el interior. Mi primer contacto fue cuando me vine a vivir acá, que fui a la primera Marcha del Silencio, con mi padre, y desde entonces es una tradición familiar.
¿Por qué es importante que los jóvenes militemos por memoria, verdad y justicia?
JI: Porque estamos hablando de la historia de Uruguay, una historia que se toca mucho con el presente, y porque todavía hay personas que buscan a sus familiares, responsables que no fueron juzgados, y un montón de dudas sobre lo que pasó. El rol que tenemos los jóvenes es que se conozca lo que pasó, y cuando nosotros dejemos de ser jóvenes otros lo tendrán que hacer, hasta que consideremos que está saldado, lo cual no va a pasar mientras haya tantas heridas abiertas. Sobre todo, si no queremos que eso se repita. Hay un montón de señales preocupantes en la actualidad, que tenemos que poder conectar con otros tiempos para que no se repita.
EG: La convicción que a nosotros nos mueve es la de que no damos por sentada la fortaleza y la solidez de nuestra democracia, para nada, más bien todo lo contrario. Hay una cuestión medio uruguaya de que nuestra democracia es más fuerte que otras, y nosotros creemos que no es así, que tenemos que estar permanentemente cuidándola y protegiéndola. Por ejemplo, hace algunos años no nos imaginábamos que íbamos a tener en nuestro Parlamento a militares que se iban a sentir con el empoderamiento y la legitimación con las que se sienten como para defender o encubrir delitos graves cometidos durante la dictadura. La experiencia internacional lo demuestra: la única garantía real es salir del círculo de impunidad que genera las condiciones para que eso se vuelva a repetir.
CM: Es un compromiso ético. Nosotros no podemos permitir que algo tan terrible como el terrorismo de Estado pase sin que nada suceda. El presente se construye del pasado, y si nosotros vivimos en un presente que tiene a ese pasado debajo de la alfombra, que no quiere juzgar y tomar resoluciones, el pueblo tiene que exigir que el Estado las tome. En Uruguay hay un intento fehaciente de que no hablemos de este tema, y a los jóvenes se nos cuestiona y se nos dice que no deberíamos trabajar por estos temas, cuando es al revés. Nosotros no podemos seguir creciendo y viviendo en un país donde se lesionan los derechos humanos de los ciudadanos por parte del Estado sin que haya consecuencias.
¿Cómo surge Jóvenes por la Memoria, un colectivo que tiene como principal causa la búsqueda de verdad y justicia?
EG: El colectivo surgió en 2015, cuando se cumplieron 30 años de la restitución de la democracia, entre amigos que ocupaban distintos espacios de militancia pero compartían inquietudes y tenían la necesidad de explorar la importancia de nuestro pasado reciente y encaminar esta lucha. Lo que queremos es que todos los jóvenes, sean de la orientación política que sean, sepan que en Uruguay hubo una dictadura cívico-militar. A veces damos cosas por sentado que por ahí no son tan así. Nuestro objetivo es que todos los jóvenes sepan que en Uruguay hubo una dictadura que violó sistemáticamente los derechos humanos, que cometió abusos de todo tipo, y que la deuda sigue vigente. No estamos dispuestos a asumir ese símbolo terrible de dar vuelta la página, y no lo vamos a aceptar.
En 2018, el Gremio Estudiantil del IAVA hizo una intervención en la que se simulaba un secuestro; despertó reacciones a favor y en contra, pero mostró el compromiso que el gremio tenía con esta causa. ¿Ese compromiso se mantiene al día de hoy? ¿Por qué es importante que los estudiantes organizados mantengan este tema en la agenda?
FC: El compromiso está y es uno de los más fuertes. La intervención que hicimos en 2018 la hicimos en coordinación con todos los gremios de secundaria de Montevideo, y se replicó en varios liceos. Ser estudiante de un liceo con tanta historia como el IAVA pesa, pero ser sujetos con tanta historia como ser estudiante de secundaria, en el lugar de Uruguay que sea, también pesa. Es uno de los ejes principales de la militancia, porque ¿a través de qué experiencias construimos nuestra militancia actual si no es a través de la historia?
Colectivo Catalejo se define como un colectivo de mediactivismo centrado en los derechos humanos. ¿Qué puede aportar el mediactivismo a la búsqueda de verdad y justicia?
JI: Este año estamos poniendo todas las pilas en las redes, como la mayoría, para fortalecer la convocatoria de Familiares, y estamos preparando un video para el 20 de mayo. Lo que hacemos normalmente, y ahora estamos potenciando, es tratar de comunicar conectando lo político con lo cultural, lo artístico y lo académico. A veces las redes son súper poderosas, pero súper limitantes en cuanto a quiénes llegás, entonces siempre estamos tratando de pensar lenguajes nuevos o maneras nuevas de romper barreras. Y este año con más fuerza, porque no podemos salir a filmar la marcha.
¿Cómo se conjuga en la actualidad la lucha sindical con la búsqueda de verdad y justicia por los crímenes de la dictadura? ¿El movimiento sindical uruguayo está haciendo suficiente en este sentido?
CM: El movimiento sindical está directamente vinculado a esta lucha, en el sentido de que somos parte de la historia uruguaya. La CNT fue proscripta en la dictadura y fuimos la resistencia, estuvimos en la transición democrática y seguimos luchando hoy por todas las causas del pueblo. En ese sentido, la mayoría de nuestros sindicatos tienen como una de sus consignas principales en sus plataformas, sus planes de lucha e incluso en sus estatutos la lucha por verdad y justicia. La mayoría de nosotros tenemos en nuestros locales sindicales las fotos de los desaparecidos de cada uno de nuestros sindicatos, y para nosotros es una lucha que sigue estando presente y que remarcamos en cada uno de los actos y movilizaciones que tenemos y que desarrollamos.
¿Qué expectativas tienen con respecto al nuevo período de gobierno? ¿Cómo interpretan la decisión de no otorgar la cadena de televisión a Familiares?
EG: Lo de la cadena no nos sorprendió, entendíamos que era una señal política que iban a dar y que va en la línea de otras cosas que han expresado en otros momentos. El desafío para estos años es el de unificar fuerzas para dar las peleas que haya que dar.
JI: Creo que van a ser cinco años difíciles en lo que respecta a la búsqueda de verdad y justicia, porque el gobierno ha planteado más de una vez que no es una política que le interese mucho profundizar. Se vienen años de suma complejidad, que nos tienen que agarrar juntos, organizados y fuertes. No sólo hay un partido militar en el gobierno, que ha dicho impunemente que se tiene que perdonar a los torturadores, sino que hay señales continuas que viene dando el gobierno, de que no le interesa. Van a ser años en los que tendremos que exigir muy fuerte y muy seguido que esto no es historia pasada.
CM: Van a ser años de mucha lucha; lucha contra la LUC [ley de urgente consideración], lucha para que se puedan dar efectivamente los Consejos de Salarios, lucha en el marco de la ley de presupuesto y lucha por verdad y justicia.
JI: Una de las luchas que vamos a tener es contra el desprestigio del movimiento social por parte de los medios de comunicación y del Ministerio del Interior. Por eso la criminalización de la protesta va a ser algo que nos vamos a encontrar bastante seguido y ante lo que tenemos que estar bien atentos.
CM: Capaz que cuando decimos que va a haber un aumento en la represión la respuesta puede ser ‘¿y de dónde sacan eso, están viendo el futuro?’, por eso vale precisar que hay indicios claros en la LUC; las salidas a la prensa y algunos planteos que ha hecho el ministro van directamente en la línea de la mano dura, el gatillo fácil, la tenencia de armas para militares retirados, todo lo que va directamente de la mano de la criminalización y la represión de la sociedad. No es que uno se imagina que porque son de determinado partido van a hacer determinadas cosas, sino que esas cosas están sobre la mesa y por eso sabemos que van a ser años de mucha lucha y resistencia de parte del campo popular, porque lo que ya dijeron que van a hacer es antipopular.